Por qué nadie quiere ser médico de familia en Asturias

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

F. Sotomonte

Desde años de espera para saber si se tiene plaza o no tras presentarse a una oferta pública de empleo hasta agendas diarias de más de 60 pacientes cuando deberían ser de 43 son solo dos ejemplos

02 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La medicina de familia no es atractiva para los jóvenes licenciados. Ni siquiera parece serlo ya para los que ya llevan años trabajando como médicos de atención primaria. Es algo que ocurre en toda España, con un déficit de médicos generalizado, y que se ha agravado durante estos dos años de pandemia. «No quieren atención primaria por las condiciones», resume el presidente del Sindicato Médico del Principado de Asturias (Simpa), Javier Alberdi. «El propio servicio de salud establece un máximo de agenda diaria de 43 pacientes, de los que cinco son urgencias, y se están superando los 60 pacientes de forma habitual, todos los días», explica.

Habitualmente con agendas que superan en un 50% lo que permite el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa). «Con esas condiciones no quieren seguir, son pocos los que se reenganchan y, lo que es peor, los estudiantes y los residentes que ven cuál es nuestro volumen de trabajo en atención primaria no se quedan. Se van a otros sitios, como urgencias, porque no quieren trabajar en atención primaria. Con las condiciones actuales ?reitera Alberdi?, mal trabajas y mal atiendes a los pacientes y eso es lo que se está dando».

Alberdi recuerda aquel «10 minutos por paciente, ¡qué menos!» que se reivindicaba hace ya un par de décadas para hacer cálculos con lo que ocurre en los centros de salud. «Si nuestro horario es de 8 a 3 horas, trabajando sin parar podrías ver a un máximo de 42 pacientes a 10 minutos por cada uno, pero hay que incluir también las urgencias, los avisos a domicilio que te llevan más de de 10 minutos y cuestiones como la formación, la docencia, la organización del equipo y demás. Se estima un máximo de 30 pacientes, que son 300 minutos. Cinco horas de trabajo y las otras dos horas para los domicilios y las demás cuestiones. Pero no se respeta nunca». Pone como ejemplo lo vivido durante la pandemia, «con agendas de más de 90 pacientes», entre presenciales y atenciones por teléfono.

«La pandemia dejó todos los problemas al descubierto. La actividad aumentó y entró en juego una cantidad de burocracia tremenda. Siempre la hubo, pero toda la cantidad de bajas, partes de confirmación y altas recayeron en los médicos de primaria y los centros se resintieron de una manera tremenda. También aparecieron las consultas telefónicas y encima quedó al descubierto que las centralistas también eran pequeñas. No daban abasto y quienes administran esas llamadas tampoco daban abasto», recuerda el secretario general del Simpa, Antonio Matador.

Alberdi señala otra cuestión a tener en cuenta en una especialidad en la que en Asturias trabajan unos 840 médicos, de los que en el Simpa calculan que al menos un tercio se jubilarán en los próximos cuatro años y que necesitaría por lo menos un 25% de profesionales para cubrir sus carencias actuales. «Nadie tiene en cuenta por ejemplo que te presentas a una OPE (oferta pública de empleo) hoy y, en el mejor de los casos, tarda dos años en resolverse. Hay casos en los que han pasado hasta cinco años esperando para saber si vas a tener una plaza o no después de hacer un examen». Dice que tampoco nadie tiene en cuenta «las condiciones de penosidad» de los médicos de apoyo por ejemplo del área sanitaria IV, que «un día sí y otro también» recorren varias localidades como Somiedo, Nava, Riosa, Llanera o Salas . 

También menciona que, debido a la falta de sustitutos, un tercio de las consultas de atención primaria estuvieron cerradas durante el verano porque un tercio de la plantilla estaba de vacaciones. Y así sucesivamente. «En un centro de 12 personas, si tienes cuatro o cinco cerradas, las listas son interminables. Donde solo hay dos médicos y falta uno, el otro lo tiene que hacer todo. Son pinceladas de lo que pasa que quitan la ilusión y las ganas a cualquiera», asume.

En las zonas rurales, en todo caso, explica que no hay tanta sobrecarga. Habla de zonas de montaña, como Caso, Somiedo, Grandas de Salime, Taramundi… «En las zonas semirrurales o semiurbanas, como pueden ser concejos más o menos grandes como Cangas del Narcea, la presión asistencial empieza a ser más llamativa, pero el 80% de los problemas están donde el 80% de la población de Asturias, en el eje de Peñas a Pajares, con Oviedo, Gijón, Avilés, Siero, Llanera, Mieres, Sama… La presión asistencial en los centros urbanos es máxima y la escasez de profesionales, mayor».

No obstante, sí hay un problema con las zonas rurales y es que «ahora mismo nadie quiere ir», dice Alberdi, que recuerda que hace siete años el Simpa pedía con urgencia un plan para puestos de difícil cobertura para incentivar esas zonas, sin éxito. «Hemos puesto cientos de soluciones encima de la mesa desde hace más de 30 años. Cuando yo empecé en atención primaria, a principios de los 90, ya se hablaba de la sobrecarga asistencial y han tenido tiempo para pensárselo», dice.

Soluciones

Las soluciones para el momento actual, con ese déficit de médicos y la sobrecarga asistencial, las tiene muy claras. «Es imperativo reorganizar la actividad continuada. No se pueden mantener todos los centros de atención continuada en las condiciones en las que están ahora y, además, se se siguen cerrando centros. En Oviedo, hace dos fines de semana, se cerraron tres puntos porque no había médicos para abrirlos. Alguno quedó abierto solo con una enfermera». Considera que no tiene sentido abrir centros por las tardes si tienen que cerrarse por falta de médico y enfermera o si solo están atendidos por una enfermera como ha ocurrido. «Que no digan que son funcionales», dice, explicando que este cambio de modelo de atención continuada debería estar ya resuelto desde el año pasado…

En Gijón, según explica Matador, había centros de salud que hacían guardias pero también solo con un médico y una enfermera. «Entiendo que los vecinos quieran tener la asistencia sanitaria lo más cerca posible, pero es una manera de trabajar con dificultades importantes porque los médicos de familia, además de atender al propio centro, tienen que hacer visitas domiciliarias y en ese momento el centro se queda vacío. Por eso planteamos que siempre hubiera dos equipos mínimo», recuerda. En Oviedo, explica, el problema es que prácticamente todas las urgencias a partir de las ocho de la tarde se concentran en el centro de La Lila «y solo hay tres médicos para todo Oviedo».

Más inversión en la atención primaria de Asturias

Una segunda reorganización debería abordarse, según añade Alberdi, en el modelo asistencial. «No puede ser tampoco que el 80% de la asistencia sanitaria sea del médico de atención primaria y, el 20%, del resto. Si todo sigue yendo al médico de primaria y cada vez hay menos va a ser imposible». Matador apunta que en su momento incluso se había hablado de hacer un MIR especial con un buen número de plazas de médico de familia que quedó en nada. «Se requieren cambios estructurales importantes de reorganización pero no se atreven, no saben o no pueden», asegura, matizando que se refiere a la Consejería de Salud. Con su titular, Pablo Fernández, tienen pedido un encuentro aunque recuerdan que «la única vez que se dignó a recibirnos fue cuando nos manifestamos delante de la presidencia del Gobierno». 

Tampoco creen que haya visos de que vayan a solucionarse los actuales problemas en los centros de salud, «que pasan por cambiar totalmente el modelo astenia e invertir en atención primaria de una manera decente porque llevamos más de 20 años desde la Sociedad de Médicos de Familia y los sindicatos pidiendo que se le destine el 25% del gasto sanitario en vez del 12%. Alardean de que somos la comunidad con más gasto por paciente y estamos entre las últimas en inversión en atención primaria».