Los epidemiólogos recalcan que la evolución de la pandemia en el Principado sigue parámetros europeos y ponen el foco en la transmisión en  reuniones privadas

Luis Ordóñez

Hubo un período, y no menor, de 25 días en los que Asturias consiguió erradicar el coronavirus. Fue casi un mes sin contagios, habiendo cumplido más de un ciclo de transmisión (de dos semanas) sin que se registrara ni un solo nuevo positivo. La comunidad llegó así al verano con la imagen de territorio saludable y fue destino predilecto del turismo nacional. Pero esos días han quedado muy atrás a medida que las noches se hacían más largas y volvían la lluvias del otoño. Pasado el día de Todos los santos y no es una efeméride cualquiera, el gobierno asturiano ha pedido aplicar las restricciones más estrictas posibles, una reducción de la actividad económica con cierres en todos los sectores salvo los esenciales y la solicitud al Ejecutivo central de que les permita aplicar un nuevo confinamiento domiciliario durante 15 días, algo a lo que por el momento, el ministro de Sanidad no ha accedido. ¿Por qué si la situación de Asturias fue tomada como ejemplo en la primera fase de la pandemia es ahora la que ha llevado a reclamar las medidas más contundentes del conjunto de comunidades?

A juicio de tres epidemiólogos consultados, la situación de la enfermedad en el Principado no tiene nada de peculiar ni de está peor que en otros territorios del Estado o del conjunto de Europa. Asturias sí tiene unas singularidades importantes, una tasa de población mayor de 65 años mucho más alta que otras comunidades españoles y también una prevalencia de enfermedades respiratorias (debido al clima y a la actividad industrial) que puede poner en jaque a los recursos sanitarios de forma mucho más rápida que en otras autonomías. 

«Esto no es una situación única de Asturias, es lo que está ocurriendo en toda Europa y en países que no estuvieron tan afectados, como Italia o España en la primera fase, se ha producido un repunte considerable. Asturias en gran medida ha seguido el patrón europeo. Hoy por hoy incluso tienen incidencias mayores que España, países como Bélgica, Reino Unido, Francia, o Alemania que está creciendo», destacó el epidemiólogo Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien añadió que «tenemos un fenómeno generalizado de incremento vertiginoso pronunciado en buena parte de Europa occidental».

De forma similar el epidemiólogo Pedro Arcos, también director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo, indicó que «ahora mismo Asturias no se está comportando de manera distinta del resto de España y ni siquiera del resto de Europa. Lo que teníamos era una situación diferente antes». ¿Cuándo? En la primavera, ya que, según recalcó Arcos, el Principado logró identificar y controlar de forma muy rápida los primeros brotes que se produjeron en la región. Pasado el verano, la capacidad de detección se ha mantenido de forma notable en lugares públicos, los que se identifican en bares, en gimnasios o incluso en residencias, pero no en el ámbito privado, en las reuniones familiares y de amigos. Las más peligrosas porque al ser con las personas más cercanas y queridas la percepción del riesgo se relaja y no se mantiene la distancia de seguridad ni se usa mascarilla.

«Los datos de incidencia o positividad reflejan la transmisión que ocurrió dos semanas atrás. Con estos datos, Asturias tiene ahora mismo una incidencia del montón, pero la segunda positividad mas baja del país. Es decir, son datos que a nivel absoluto no son buenos, pero en comparación con otras comunidades sí lo son», señaló el epidemiólogo Usama Bilal quien recalcó que «los datos de fallecidos y hospitalización reflejan una combinación entre mayor transmisión y mayor vulnerabilidad. Si la población es mas mayor, esperaremos más fallecidos y más hospitalizados, aún a similares niveles de transmisión. En el caso de Asturias, estos son los datos preocupantes, dada la alta tasa de hospitalizados. Dado que los niveles de infección no son muy altos, lo mas lógico es pensar que hay una mayor vulnerabilidad subyacente de la población, probablemente por ese mayor envejecimiento».

Es un factor en el que insisten todas las autoridades sanitarias y el diagnóstico también es común, para los epidemiólogos ahora mismo el confinamiento domiciliario (aunque no sea tan estricto como el de la primavera ya que el Principado quiere mantener la presencialidad en las escuelas) sería la herramienta más eficaz para no llevar al sistema asistencial al colapso.

«Asturias no ha dejado de hacer sus deberes en materia de vigilancia epidemiológica, o de asistencia sanitaria, o de realización de pruebas en PCR, que está haciendo prácticamente cinco veces más que en la primavera», insistió López Acuña quien añadió que el envejecimiento de la población es un factor crucial en las hospitalizaciones y en los ingresos en cuidados intensivos. ¿Cómo se llegó de 25 días sin contagios a la misma cifra de pacientes en planta que en la primavera? «Hay una transmisión inicial entre personas más jóvenes que fue gradualmente difundiéndola en sus hogares a personas de edad media y edad avanzada. Esto va armando una bola de nieve, es como la tenemos que ver, una bola que a medida que va descendiendo va creciendo en volumen y por eso tenemos que interrumpirlo de manera muy drástica», insistió el exdirectivo de la OMS. Pedro Arcos recalcó que otro factor pudiera ser la nueva variante del virus, menos letal pero con mayor capacidad de contagio, todo unido siempre a las reuniones sociales de carácter privado. Pero insiste, «esto responde más, no tanto a lo que tú has venido haciendo, sino a la propia dinámica del virus y de la pandemia». «Lo cierto es que lo ideal es que los datos de transmisión fueran buenísimos, para poder ayudar a que las personas más vulnerables no sufran las consecuencias de la enfermedad. No estamos en esa situación, pero ojalá las nuevas medidas, especialmente el cierre de negocios no esenciales) ayuden a llegar a ese punto» indicó Bilal.

La evolución en números

Todavía a comienzos de septiembre, con la apertura del curso escolar retrasada un mes en Asturias, los números de la comunidad era relativamente buenos aunque empiezan a manifestar un auge preocupante de contagios. El director de Salud Pública de Asturias marcó una serie de fechas en el calendario. La primera el 28 de septiembre, entonces la tasa de incidencia acumulada de Asturias a 14 días era de 119 casos por 100.000 habitantes, números de riesgo medio. Pero pronto, el 9 de octubre, se identifican una serie de brotes en residencias de ancianos y la tasa sube a 135, el día 14 de ese mismo mes se anuncia la denominada «fase dos modificada» con restricciones en la hostelería a servir en barra pero esencialmente solo recomendaciones a la población, la llamada a reducir la «burbuja social» a seis personas. El día 23 de octubre se anuncian los cierres perimetrales de los tres principales núcleos urbanos de la comunidad y Salud ya considera que el nivel de riesgo es muy alto.

El presidente asturiano, Adrián Barbón, a la hora de anunciar estas últimas medidas, ofreció los últimos datos de la incidencia disponibles: para el conjunto de la comunidad una tasa de 421 casos por cada 100.000 habitantes pero con algunas diferencias en las ciudades, así mientras que Oviedo tiene 243 y Avilés 387, y ambas presentan una evolución estable, en Gijón la tasa está en aumento y llega a los 756 casos.

Las autoridades sanitarias alertaron de que la capacidad del sistema sanitario está al límite no tanto por los recursos materiales sino por el agotamiento de los profesionales. Y aseguraron que cuentan con medios para hacer frente a un recrudecimiento de la pandemia que no es que no fuera esperado, es que se había calculado que se produjera a mediados de este mes de noviembre.

Respecto a la incidencia en los pacientes, se considera de nivel 1 a los asintomáticos que pueden pasar una cuarentena en sus domicilios. El nivel 2 es para quienes sí tienen síntomas pero una afección leve, la mayoría puede pasarlo también en su casa. Para quienes no es así, el Principado ha dispuesto el alojamiento residencial de estudiantes Ramón Menéndez Pidal, con capacidad para 58 personas y que actualmente acoge a cinco. Está previsto que funcione además como un hotel para profesionales sanitarios que no puedan acudir a sus domicilios.

Hay unos nivel 3 y 4, para los pacientes mayores de 65 años que no pueden estar en aislamiento porque necesitan cuidados pero que no están en una residencia, para ellos sigue abierto el Credine, el centro neurológico de Barros con una capacidad actual para 60 personas que puede doblarse a 120. Además para estos dos niveles se tienen en cuenta las camas del hospital de la Cruz Roja en Gijón (68); el de Jove (45) y el Monte Naranco (con 60). El gobierno asturiano anunció que iniciará conversaciones con la sanidad privada de la región este martes para analizar su disponibilidad para acoger a pacientes covid.

El hospital de campaña del recinto ferial de Gijón, que no se usó en la primera fase de la pandemia, se levantará de nuevo el próximo 9 de noviembre y cuenta con una capacidad de 144 camas. El gobierno asturiano aseguró que cuenta con capacidad para multiplicar sus recursos de uci si fuera necesario gracias a los respiradores con los que cuenta desde la primavera. Ahora mismo Asturias tiene 240 camas uci en los cuatro grandes hospitales (Arriondas, Cangas del Narcea y Jarrio se incorporarán a lo largo de esta semana a la atención covid) y dio cuenta de tener 377 respiradores invasivos puros, 131 mixtos, 170 no invasivos y 24 pediátricos.