Mientras unos expertos dan un breve margen para comprobar si las restricciones actuales cambian la tendencia, otros consideran que ya se tenía que haber impuesto ante indicadores que muestran una situación «fuera de control»
30 oct 2020 . Actualizado a las 12:12 h.Asturias bate su propio record de número de contagiados de covid-19 por jornadas. Aunque las restricciones como el toque de queda, el horario para la hostelería, las burbujas sociales de seis personas y el cierre perimetral de la región se impusieron hace unos días, el impacto o respuesta de esas medidas no se verá, al menos, hasta finales de la próxima semana. Esto hace que la línea que separa la situación actual del confinamiento sea muy fina y que los expertos se debatan entre si hay que dar un margen a las medidas tomadas por el Principado o ya se tendría que haber impuesto el aislamiento domiciliario de la población para tratar de frenar la incidencia y transmisión del virus. Incluso hay quien considera que la declaración del estado de alarma tendría que haber contemplado ya la opción del confinamiento para que éste se pudiera aplicar en aquellas zonas (sean comunidades, regiones o ciudades) en las que el semáforo aprobado por el Consejo Interterritorial de Salud ya está en rojo y la presión asistencial es muy alta.
En el caso de la región asturiana, la situación que se da es una elevada tasa de incidencia diaria que va menguando jornada a jornada la capacidad de hospitales y UCIs. Teniendo en cuenta esto ¿está Asturias abocada a un nuevo confinamiento para tratar de frenar esta segunda ola de la covid-19?
Considerando que las medidas tomadas hasta el momento llegan tarde y son insuficientes, Pedro Arcos, epidemiólogo y director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo, entiende que «en Asturias ahora mismo sería necesario ya un confinamiento», algo que también plantea para el conjunto de España porque, en su opinión «vamos ya tarde». Es más, señala que los indicadores de número de positivos, hospitalizados o ingresados en la UCI «muestran una situación fuera de control» que está derivando en un alto riesgo de colapso de la sanidad.
Daniel López Acuña, exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también es partidario de aplicar el confinamiento domiciliario si las medidas tomadas hasta el momento no consiguen bajar la tasa de incidencia de los contagios. Acuña traslada que las restricciones que se han empezado a aplicar no van a modificar la situación de manera inmediata, sino que se tardarán entre 10 y 15 días en ver el efecto que generan. «No se verán resultados hasta finales de la próxima» porque, según dice, «es el plazo prudencial que da la propia biología del virus». Insiste en que la distancia física, evitar las actividades gregarias durante el día y la responsabilidad individual durante los fines de semana son parte de la receta para entre todos hacer que la situación mejore.
Un paraguas jurídico para aplicar el confinamiento
La cuestión, añade, es que «la red sanitaria está a tope» y no descarta que las medidas que se han tomado, como es el toque de queda o el cierre perimetral, se queden cortas. Así, no entiende que el estado de alarma que se decretaba en España hace unos días no contemple la posibilidad del confinamiento cuando en muchos lugares del país ya está en rojo o en naranja el semáforo aprobado por el Consejo Interterritorial de Salud y la presión asistencial es muy alta.
Por ello, manifiesta que la opción del confinamiento ya tendría que haber pasado por el Congreso de los Diputados para su aplicación en los territorios en un momento dado si los datos de incidencia, positividad y transmisión siguen empeorando. «Esta pandemia requiere dar respuestas que no pueden esperar a los plazos de tramitación jurídica porque son momentos críticos. Es necesario tener instrumentos jurídicos», señala López Acuña, que aboga ante situaciones extremas por un confinamiento domiciliario durante dos semanas. «No queda más remedio cuando sube la incidencia y la transmisión», comenta.
«La línea es muy fina en Asturias y de seguir así habrá que contemplar la opción del confinamiento domiciliario en una semana o, incluso, antes», indica el exdirigente de la OMS, que percibe en la región «la misma tendencia del resto de Europa». Entre tanto, pide a la población que además de cumplir las restricciones, lleve a cabo un autoconfinamiento que suponga hacer sólo lo esencial»
Por su parte, Patricio Suárez Gil, coordinador de la Plataforma de Bioestadística y Epidemiología del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), espera que las medidas aplicadas en Asturias que conllevan una reducción de la movilidad y, por tanto, menos probabilidad de contagios sirvan para hacer bajar la curva de incidencia de la COVID-19 en esta segunda ola en la región. «Habrá que esperar un par de semanas. No más. Si en esas dos semanas no hay respuesta o una tendencia descendente, habrá que tomar otras medidas, como el confinamiento domiciliario», explica Suárez Gil.
En esta línea se había pronunciado ya el presidente del Principado, Adrián Barbón, quien ya advirtió cuando estableció el toque de queda, la modificación de horarios nocturnos para la hostelería y el cierre perimetral de la región que si la curva no se aplanaba en dos semanas, la única salida que quedaría sería un nuevo confinamiento en las casas como el vivido durante la primera ola de la pandemia, aunque por un periodo aún pordeteminar.