Gijón incrementará la vigilancia durante la Semana Grande tras poner la Policía Local 60 denuncias a personas que consumían alcohol en la calle el pasado fin de semana
12 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Erradicar la celebración de botellones de los espacios públicos parece una misión imposible cuando este verano las quedadas para beber están proliferando y teniendo más visibilidad que nunca. Las limitaciones y restricciones de horario impuestas a los bares y establecimientos de ocio nocturno, que deben estar cerrados a las dos de la madrugada como medida para frenar el COVID-19, están teniendo como respuesta que grupos de personas, sobre todo jóvenes, se concentren en calles, plazas, parques o playas para prolongar la noche de diversión, casi siempre con bebidas alcohólicas. Desde Otea, Hostelería y Turismo de Asturias, se reconoce la dificultad de acabar con los botellones, pero entienden que hay medidas que podrían contribuir a reducir este hábito que con la pandemia generan un problema de salud pública. La propuesta que plantea José Luis Álvarez Almeida, presidente de Otea, es que se permita una «desescalada» en el cierre de los establecimientos. Es decir, «que si los bares cierran a las dos de la madrugada, el ocio nocturno pueda hacerlo a las cuatro. Eso permite una desescalada y que se pueda controlar la situación».
El punto de vista de Almeida es que el cierre de todos los bares a la misma hora genera un efecto «desbandada» y que la gente que no se resigna a dar por terminada la noche e irse a casa se concentre en lugares públicos para prolongar una diversión que hoy por hoy puede derivar en un brote por el coronavirus. Además, el mismo apunta que no es una cuestión sólo de la gente joven, sino también de gente de mediana edad: «¿quien mete en casa a las dos de la madrugada a chavales y no tan chavales?», pregunta el presidente de Otea, que añade que lo de los jóvenes es más visible porque se quedan en la calle, mientras que los grupos de gente con una edad más avanzada que salen a cenar «después acaban reuniéndose en casa de alguno, lo que pasa es que los chavales no tienen esa posibilidad».
Una región con más restricciones para la hostelería
«La situación es complicada», reconoce el representante de los hosteleros de la región, que pone sobre la mesa el hecho de que en Asturias haya unas restricciones que no se dan en otras regiones pese a que en la asturiana la situación sanitaria está mejor que en otros lugares
«Aquí nos mandan cerrar y cerramos», pero el mismo insta a la administración autonómica a decir si las personas que se ven perjudicadas por las restricciones «si se van a quedar tiradas o no» o se van a plantear soluciones, como ERTEs para ellas. De hecho, la previsión que se hace desde Otea es que las limitaciones y restricciones de horario puedan abocar a muchos negocios al cierre definitivo.
Por esa razón, José Luis Álvarez Almeida trasladaba a comienzos de esta semana que en Otea están estudiando acudir a los tribunales para recurrir la resolución del Gobierno asturiano que obliga a los establecimientos a cerrar a las dos de la mañana como máximo, y ponía como referente los recursos que se han presentado en Aragón o Cataluña.
Refuerzo de los cuerpos y fuerzas de seguridad en Gijón
Entretanto, los ayuntamientos de muchos municipios, sobre todo los más turísticos, están teniendo que hacer frente a la disolución de multitud de botellones, que se incrementan, como sucedió el pasado fin de semana en Ribadesella, en las fechas en las que en una localidad se tendría que haber celebrado un festejo popular, como era el caso de Les Piragües.
Justamente porque esta sería la Semana Grande de Gijón, que culminaría el próximo fin de semana con los fuegos artificiales, este Ayuntamiento ha reforzado la Policía Local y ha pedido más efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil para controlar las calles, sobre todo por la noche, dada la gran afluencia de gente que tiene en la actualidad la ciudad.
Desde la administración local trasladan que «la Policía Local está totalmente volcada» en la vigilancia y ejerciendo un «control absoluto» sobre los botellones como evidencia el número de denuncias que se ponen cada fin de semana. Concretamente, el pasado la Policía denunció a 60 personas que estaban celebrando botellones. Además, tienen localizadas las zonas en las que se producen las quedadas de jóvenes para beber, que se hacen, principalmente, en el casco antiguo de la ciudad.