Maridar un plato con un combinado no es una idea estrafalaria. Marcos Morán y Borja Cortina lo han demostrado
31 may 2019 . Actualizado a las 13:10 h.El maridaje es un arte. Saber qué bebidas mezclan bien con la comida que uno degusta llega casi al nivel de una ciencia. El gusto de cada uno es peculiar, y las tradiciones y costumbres gastronómicas son difíciles de amoldar a las nuevas tendencias, más si cabe si estas abogan por acompañar al picoteo o, incluso, a los platos principales con el maridaje de un cóctel. La cultura culinaria española contempla el vino como el compañero más versátil de cualquier plato. La gama de este producto imprescindible en cualquier mesa conjuga perfectamente con pescados, mariscos o carne. La pujanza de la cerveza al lado derecho de la mesa o, en el caso de Asturias, con la sidra, se presentan como duros contrincantes a los cócteles a la hora de acompañar a un plato. Esta tendencia se comienza a introducir en la región y, si cada vez es más común comer con el brebaje de lúpulos, en unos años no debería extrañar acompañar un pescado con un combinado. O, incluso, acompañar un bombón de trufa con un cóctel de queso Gamoneu.
El asturiano Borja Cortina, bartender y representante español en 2015 en el campeonato mundial World Class de cocteleros, explica la irrupción de esta tendencia en la comunidad. «En países donde los destilados han cimentado la cultura gastronómica el maridar los platos con cócteles se lleva haciendo un tiempo», comenta. El hecho de que en España esta inclinación culinaria se esté introduciendo con dificultados lo atribuye a la propia tradición gastronómica del país. «En España estamos acostumbrados a acompañar la comida con vino, en algunos casos con cerveza o aquí con sidra», afirma.
Este bartender asturiano llevó a cabo junto a Marcos Morán una muestra de cómo se puede degustar un menú de picoteo con cócteles. Esta exhibición gastronómica, organizada por Schweppes, se celebró en la cocina de Casa Gerardo, y contó con cinco pasos o paradas en las que los asistentes pudieron disfrutar de un plato a modo de snack maridado con un combinado. Las creaciones a base de destilados fueron desde un trampantojo de cerveza hasta el cóctel de Gamoneu. Por su parte, los aperitivos escogidos para esta experiencia culinaria comenzaron con una banderilla de angula y pepino pasando por las conocidas croquetas de compango de este establecimiento o su ya famosa fabada, en forma de tapa. El acto contó con la presencia de numerosos representantes de Schweppes, además de otras caras conocidas de la cocina asturiana como Juan Luis Rodríguez y Ramona Fernández, de Casa Belarmino, o periodistas gastronómicos como David Fernández Prada.
En Estados Unidos, donde uno de sus producto más conocidos son el bourbon, o en Inglaterra, donde la ginebra forma parte de la cultura culinaria british, esta tendencia no resulta extraña. Sin embargo, todavía queda un largo camino para que no se vea extraño encontrar un cóctel en la mesa sin que sea en la sobremesa posterior después de los postres. Los hábitos comienzan en casa, y Cortina defiende que este maridaje se puede llevar al terreno casero sin ningún problema. Es decir, no se trata de alta cocina, sino que con un whiskey, una lima, limón y un pescado se pueden hacer verdaderas viguerías, y quedar como un anfitrión de cine con las visitas.
«Se puede hacer en casa si ningún problema, solo se necesita, por ejemplo, un whiskey con limón y lima, lo que se llama un whiskey sour acompañando, en este caso, a un pescado como la chopa con una salsa», comenta Borja Cortina. El abanico de platos con los que se puede combinar estos cócteles es muy amplio, como afirma este bartender, y en función del tipo de comida que se deguste el combinado que se utilizará como maridaje variará. Esta tendencia permite explorar mezclas sorprendentes como un cóctel de gamoneu acompañando a un bombón de trufa o un palo seco (un vino de Jerez) maridando un pescado. El universo gastronómico se expande como la galaxia, y cada día nuevas tendencias pasan a ocupar las mesas sin previo aviso, rompiendo los estereotipos y los corsés. Disfrutar de un pescado con un cóctel no es una idea estrafalaria, tampoco el beber queso Gamoneu junto a un postre.