Margarita Salas, finalista del premio inventor europeo 2019

la voz REDACCIÓN

ASTURIAS

Margarita Salas
Margarita Salas benito ordoñez

La bioquímica asturiana está nominada en la categoría «Lifetime Achievement»

07 may 2019 . Actualizado a las 10:54 h.

La bioquímica asturiana Margarita Salas -por su trabajo en genética y biología molecular- y los ingenieros Antonio Corredor Molguero y Carlos Fermín Menéndez Díaz, por crear un molde de bloques de hormigón exclusivo para proteger puertos y costas, han sido nominados y al Premio Inventor Europeo 2019 de la Oficina Europea de Patentes (OEP).

Esta edición es la primera que cuenta con dos finalistas españoles nominados a la misma categoría -«industria»-, que en 2017 logró otro español, José Ángel Ávila, miembro del equipo desarrollador de Galileo, el sistema de navegación por satélite europeo. Los nombres de los ganadores de estos premios anuales se darán a conocer en una ceremonia en Viena (Austria) el próximo 20 de junio.

Margarita Salas, nominada en la categoría «Lifetime Achievement», es profesora honoraria del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid y una de las investigadoras más premiadas de España. La OEP ha nominado a Salas por desarrollar la técnica que amplifica las muestras más pequeñas de ADN en cantidades lo suficientemente grandes como para realizar un análisis genómico completo, una invención que se ha convertido «en un pilar de la genética moderna» con aplicaciones en una amplia gama de campos. Su descubrimiento, desarrollado en forma de kits de secuenciación de ADN fáciles de usar, consiguió la patente en Estados Unidos en 1991 y la europea en 1997, y solo entre 2003 y 2009 (cuando expiró) generó más de seis millones de euros de beneficios para el CSIC.

Hoy en día, esta técnica se utiliza en múltiples aplicaciones, como estudiar microbios, analizar el desarrollo embrionario, profundizar en el conocimiento de los tumores, e incluso para catalogar fósiles (arqueología) o encontrar sospechosos de un crimen (forenses). «Salas ha convertido la prueba de ADN de un experimento de nicho a una herramienta de trabajo diaria única» en muchos sectores, ha reconocido el presidente de la OEP, António Campinos, al anunciar los finalistas.

Para Salas, sin embargo, su trabajo es la prueba de que «la investigación básica puede dar lugar a aplicaciones que nunca podrían haberse previsto y que pueden beneficiar realmente a la sociedad». Por su parte, Antonio Corredor Molguero y Carlos Fermín Menéndez han sido nominados al premio en la categoría de «Industria», por encontrar una aplicación industrial a los «cubipods», unos bloques de hormigón de forma irregular que fueron originalmente ideados y patentados por los investigadores españoles Josep Ramón Medina y Esther Gómez Martín, de la Universidad Politécnica de Valencia.

Tras presentar una solicitud de patente para su invención, estos investigadores universitarios acudieron a la industria para llevar su producto al mercado y encontraron ayuda en SATO, la empresa de construcción naval ubicada en Madrid en la que trabajan Antonio Corredor Molguero y Carlos Fermín Menéndez. Estos inventores han conseguido crear un molde reutilizable que genera cubipods para proteger puertos y costas, ahorrando costes de construcción y ayudando a utilizar los recursos de forma más eficiente.

El molde se ha utilizado para producir los bloques para puertos de Argelia, Dinamarca y España, y se está explorando mercados en Chile, México y Marruecos. «Su invención ha sido un factor crucial para que el cubipod sea económicamente viable para la industria», y su trabajo muestra cómo «las universidades y las empresas pueden trabajar juntas otorgando licencias de propiedad intelectual», ha concluido el presidente de la OEP. Ubicada en Múnich, la OEP es una de las mayores instituciones europeas de servicio público y también la principal autoridad mundial de información y búsqueda de patentes.