Historia (en femenino) de la Universidad de Oviedo

La Voz REDACCIÓN

ASTURIAS

Universidad de Oviedo

La institución lanza la campaña «Yo soy científica» para destacar el papel de las investigadoras. Rescata a las pioneras de la institución a principios del siglo XX

06 feb 2018 . Actualizado a las 18:32 h.

El 8 de marzo de 1910, se publicaba una Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública, dirigido por el Conde de Romanones, por la que se autorizaba la matriculación de mujeres en todos los centros docentes. Hasta ese momento, solo podían entrar en las universidades como estudiantes privadas, y para inscribirse como alumnas oficiales necesitaban el visto bueno expreso del Consejo de Ministros, en virtud de lo establecido por una Real Orden de 1888. Desde entonces, la presencia de las mujeres en las universidades españolas y de mujeres dedicadas a la investigación ha sido cada vez mayor, aunque no así su visibilidad. Un siglo después ahora la lucha está en lograr el reconocimiento a su labor.

Este curso 2017/2018, de los 18.201 estudiantes matriculados en un grado en la Universidad de Oviedo, 9.870 son mujeres. De los 1.844 que cursan un máster, 947 son mujeres. De los 1.486 que están realizando el doctorado, 796 son mujeres. Es decir, ya representan más del 50%. La cifra de investigadoras también es cada día mayor. Sin embargo, en este terreno aún queda trabajo por hacer para que puedan desarrollar sus carreras en igualdad con los hombres. De 165 grupos de investigación que hay en la Universidad de Oviedo, solo 49 cuentan con mujeres como investigadoras principales: 10 en la rama de Ciencias, 9 en Ciencias de la Salud, 13 en grupos de Ciencias Sociales y Jurídicas, 13 en grupos de Artes y Humanidades, y 4 en grupos de Ingeniería y Arquitectura.

Día internacional por la sensibilización

La Universidad de Oviedo no es una isla. Este problema no es exclusivo de Asturias. Las mujeres reivindican su papel en la ciencia mundial. El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobaba una resolución en la que proclamaba el 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Invitaba a celebrar esta fecha, insistiendo en la importancia de desarrollar actividades de educación y sensibilización pública para «promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación, la capacitación, el empleo y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia, eliminar toda forma de discriminación contra la mujer, incluso en las esferas de la educación y el empleo, y sortear las barreras jurídicas, económicas, sociales y culturales». También resalta la necesidad de «promover las perspectivas de carrera de las mujeres en la ciencia y reconocer sus logros».

Coincidiendo con esta fecha, y bajo el lema de Yo soy científica, la Universidad de Oviedo ha elaborado un programa de actividades en colaboración con la Consejería de Educación  y Cultura del Principado y la Sociedad Española de Neurociencia, que persigue divulgar el trabajo de las investigadoras y fomentar nuevas vocaciones. Por segundo año, se han realizado fotografías de grupo por los diferentes campus y una serie de grabaciones que ofrecen una mirada crítica a la actualidad y, al mismo tiempo, reivindican el papel de las investigadoras.

Historia en femenino

Es sabido que Concepción Arenal estudió Derecho en la Universidad de Madrid entre 1841 y 1846 como oyente y que asistía a las clases vestida de hombre. También existe constancia de quién fue la primera mujer matriculada en una universidad española: María Elena Maseras en 1872, quien obtuvo un permiso especial de Amadeo de Saboya para estudiar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Sin embargo, la historia de la Universidad de Oviedo es poco conocida aún.

De la mano de la experta Ana Quijada, la campaña repasa la fundación del Colegio de Niñas Huérfanas Recoletas, que quedó estipulada en el testamento de Valdés, fechado en 1566. Las niñas eran guiadas por una maestra a quien se denominaba rectora y, en un régimen prácticamente claustral, se les enseñaba a «leer, escribir, contar, labrar, coser, e hilar y amasar». Además se habla del nombramiento de mujeres en esa primera época de la institución para el desempeño de oficios. Se limitaba a hacerlas depositarias del puesto ya que, precisamente por ser mujeres, no podían desempeñar dichos trabajos pasando a hacerlo en su lugar algún familiar de sexo masculino.

De la matriculación de una mujer en la Facultad de Filosofía y Letras y otra en la de Ciencias en 1914, se pasará a poner algunos nombres propios a la historia como el de María de Maeztu como primera mujer conferenciante de la Extensión Universitaria durante el curso 1908-1909; María de Castellanos como estudiante de Derecho; Clara Campoamor, matriculada de algunas asignaturas en la institución asturiana; María del Consuelo Mendizábal, licenciada en Asturias y primera notaria en España en 1942; Carmen Virgili, primera catedrática de la Universidad de Oviedo y tercera de España, o Marita Aragón, la primera vicerrectora.

Ella es, precisamente, una de las protagonistas de la campaña de divulgación de este año, donde también las investigadoras Carmen Recondo, Adonina Tardón, Isabel Carrera, María Valvidares, Inmaculada Álvarez, Rosa Cid, María Encina Cortizo, Sandra Dema, Rosa Sainz y Ángeles Alcedo repasan diversos aspectos referentes a la investigación en la actualidad, los estudios de género y la presencia de las mujeres en la ciencia, en un documental que se presentará próximamente y que quiere servir también como reconocimiento y homenaje a todas las mujeres de la Universidad fallecidas.