Mensajeros de la Paz lleva a la zona estufas, mantas, alimentos y programas educativos y de ocio mientras oenegés como ACCEM advierten del peligro de que la tragedia «vuelva a la invisibilidad»
21 jun 2017 . Actualizado a las 08:55 h.Hace dos años, ante el primer desembarco masivo de refugiados de Siria o Irak, Europa se conmocionaba y los líderes comunitarios respondían con promesas de acogida. Dentro de apenas tres meses, en los plazos marcados por los propios mandatarios europeos, esas promesas habrán quedado estrepitosamente incumplidas. Y lo que es quizá incluso más alarmante: los seres humanos que las motivaron estarán «en un grave peligro de volver de nuevo a la invisibilidad». La coordinadora de empleo de la ONG ACCEM en Asturias, Lorena Iglesias, aprovechaba la jornada de ayer, Día Mundial de las Personas Refugiadas, para lanzar esa advertencia, ante la evidencia de que «la atención social, mediática y política decrece» sin que las causas ni los problemas que las generan hayan hecho lo propio en absoluto.
Lo hizo ayer durante un acto conjunto en el que ACCEM, la ONG Mensajeros de la Paz, el Consejo de Solidaridad y Cooperación de Gijón y la concejala de Cultura, en nombre del Ayuntamiento gijonés, protagonizaran un acto en el que a la vez rindieron cuentas de algunas de sus actuaciones ante la tragedia de los desplazados y refugiados, y advirtieron de un modo u otro de que sus esfuerzos no están siendo suficientes. Ni mucho menos, en particular por lo que respecta a grupos especialmente vulnerables como las mujeres, que están siendo objeto de otro tipo de violencias y agresiones: desde la pura violencia física y sexual hasta la trata de blancas, los matrimonios forzados, las mutilaciones genitales o las formas más extremas de explotación laboral, según enumeró la representante asturiana de ACCEM. La organización atiende en este momento a 168 personas y dispondrá de otras 72 plazas.
Para impedir que todo ese drama deje de ser percibido, Toni Hevia, del Consejo de Solidaridad y Cooperación, sería necesario que «nos siguiera doliendo y lo sintiéramos». Motivos no faltan a diario. Hevia recordó las 3.000 personas que se han rescatado esta misma semana en el Mediterráneo y las 120 personas que no pudieron lograr cruzarlo.
El acto se aprovechó también para dejar al menos un testimonio audiovisual que aportó algo de luz. O, más bien, de calor: el que transmitirán las 450 estufas y las 900 mantas llegadas a la parroquia jordana de Marka, para atender a aquellos refugiados más vulnerables: los que ni siquiera están integrados en el gran campo de Al-Zaatari, el segundo mayor del mundo con sus 85.000 pobladores. Todo ese material, junto a 450 lotes de alimentos, han llegado a la parroquia que regenta el presidente de Mensajeros de la Paz, el padre Carlos Jaar, gracias a las aportaciones del ayuntamiento de Gijón, de la Agencia Asturiana de Colaboración y de los propios benefactores de la ONG del Padre Ángel, que han financiado el proyecto con 60.000, 52.000 y algo más de 2.100 euros, respectivamente. Casi 3.000 personas en situación de extrema vulnerabilidad se han beneficiado de esta iniciativa, de cuya llegada y reparto registró testimonio audiovisual y fotográfico el fotorreportero asturiano Álex Zapico.