En el primer juicio penal de un primer ministro israelí en ejercicio, ofreció su testimonio en los tres casos por los que fue acusado en el 2019
11 dic 2024 . Actualizado a las 09:20 h.Tras un año de atrasos justificados por la guerra en Gaza y luego en el Líbano, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, accedió este martes por la puerta de atrás al tribunal de Tel Aviv para testificar en su juicio por corrupción, mientras a la entrada cientos de personas se manifestaran a favor y en contra del mandatario. En el primer juicio penal de un primer ministro israelí en ejercicio, Netanyahu subió al estrado para ofrecer su testimonio en los tres casos por los que fue acusado en el 2019 y, tras jurar decir la verdad, calificó las acusaciones en su contra como «absurdas».
«Esta es la oportunidad para disipar las acusaciones en mi contra. Hay un gran absurdo en las acusaciones y una gran injusticia», expresó Netanyahu, manteniéndose de pie y mirando fijamente a la jueza Rivka Friedman Feldman.
En relación con el caso 1000, que lo acusa de presunto fraude y abuso de confianza por recibir costosos regalos del empresario Arnon Milchan entre el 2007 y el 2016, a cambio de favores relacionados con intereses comerciales y la obtención de visas, calificó la acusación como «doblemente absurda». «Eso es una mentira total. Trabajo 17 o 18 horas al día. Todo el que me conoce lo sabe», afirmó. Respecto a los regalos, como puros y champán, que supuestamente habría recibido, Netanyahu explicó: «Odio el champán, no puedo beberlo». Sobre los puros, añadió: «A veces me siento con un puro, pero no puedo fumarlo todo de golpe porque lo hago entre reuniones».
El inicio de su testimonio estuvo dedicado a describir sus condiciones de trabajo y su vida familiar, y aseguró que su esposa, Sara, ha sido objeto de una «terrible difamación». Además, mencionó que mientras afrontaba asuntos nacionales críticos, tuvo que enfrentar una «terrible cobertura de prensa» y las acusaciones por corrupción. De hecho en un momento, pidió una pausa de dos minutos para atender asuntos de seguridad nacional.
A su regreso al estrado, concluyó su primer día de testimonio con una larga perorata contra los medios de comunicación israelíes, a los que acusó de «parciales, monodireccionales y poco profesionales».