Marta Serra: «Los bebés que se comunican con signos empiezan a hablar con más palabras»

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Hay estudios que aseguran, indica la fundadora de la Baby Sign Academy, que a los 2 años un bebé que ha usado signos puede decir unas 50 palabras más que uno que no los ha usado. «Lo de que retrasa el lenguaje es el gran mito, es justo lo contrario», dice

09 dic 2024 . Actualizado a las 08:45 h.

Es graduada en Bioquímica, pero a raíz del nacimiento de sus hijos conoció el Baby Sign Language, y decidió dar un giro radical a su vida. Dice Marta Serra (Gerona, 1993) que cuando fue madre por primera vez, «como todas las madres», quiso saber todo lo que supone tener un bebé. Una amiga le comentó la existencia del Baby Sign Language, y ella, que siempre ha mostrado mucho interés por el neurodesarrollo y la estimulación temprana, quiso ponerlo en práctica. «Nos funcionó tan bien, era impresionante todo lo que nos podía decir nuestra hija siendo tan pequeña que empecé a investigar y a leer, y vi que no había ningún sitio en el que estuviese toda la información», confiesa Marta, que con su segunda maternidad apostó por crear un espacio, la Baby Sign Academy, donde reunir todas las herramientas para comunicarse a través de signos. Además de los cursos en los que forma a familias y docentes, tiene una plataforma online con actividades complementarias, y acaba de publicar ¡Por fin mamá me entiende!, un libro que ayuda a los padres a comunicarse con sus hijos desde muy pequeños. 

—No hay que esperar a que hablen, ¿no?

—Exacto, desde que nacen los bebés están preparados para aprender todo lo que ven y oyen, y la comunicación forma parte del mundo que los rodea, con sus principales figuras de apego en primera instancia. Al principio, solo se comunican con el llanto, porque es la única forma en la que se aseguran de que los van a oír. Pero cuando van creciendo, y desarrollan la vista, que tarda un poquito más que el oído, ya empieza a haber comunicación. Porque todos los bebés antes de hablar se comunican con gestos, y lo hacen de forma natural. Levantan las manos para que los cojamos, se frotan los ojos cuando tienen mucho sueño, intentan señalar...

 —¿Con el «Baby Sign» esto se potencia?

—Con el Baby Sign lo que hacemos es abrir mucho este abanico de gestualidad y otorgar a cada una de las palabras que ellos van a conocer un signo que pueden realizar mientras se desarrolla el habla. No es sustitutivo, sino que va a estimular el desarrollo del habla del bebé, y también, evidentemente, la comunicación.

 —¿El «Baby Sign» no es lo mismo que la lengua de signos?

—No, es distinto, porque la lengua de signos es un sistema mucho más complejo y está pensada para que el niño lo aprenda hasta su edad adulta, más allá de que se haya desarrollado el habla. El Baby Sign tiene un uso temporal, está pensado para que el bebé pueda comunicarse mientras aprende a hablar, pero una vez que el habla está establecida, ellos solos dejan de utilizar el signo. Hay más de 200 lenguas de signos, normalmente cada región tiene una asociada, y algunas, incluso, se pueden adaptar a los bebés, pero los signos oficiales del Baby Sign Language están basados en la lengua de signos americana, porque se descubrió en Estados Unidos, aunque no es propiamente esa lengua, porque ni se deletrea, ni tiene la misma forma de construir las frases, sino que simplemente se va signando conforme vas hablando, y no se signan todas las palabras que dices...

 —¿A qué edad se les puede enseñar?

—No hay una edad perfecta, cada bebé es un mundo, pero la horquilla puede ir desde los 6 hasta los 18 meses de edad. En este rango, puede aprender perfectamente. Podemos empezar antes y después sin ningún problema. Ahora bien, si queremos comenzar antes de los 6 meses, recomiendo que nos fijemos en dos cosas.

 —¿En cuáles?

—Que el bebé nos siga con la mirada en un espacio limitado, porque eso nos va a garantizar que entienda el movimiento de nuestras manos al utilizar el signo, y también que nos preste un poco de atención, que veamos que quiere interactuar, que no solamente coma y duerma, sino que veamos que tiene un interés por lo que pueda pasar a su alrededor. Y si lo queremos hacer después de los 18 meses, antes que mirar la edad, recomiendo fijarnos en si se puede comunicar de una forma fluida y resuelta. Es decir, que pronuncie bien muchas palabras, que nos entendamos bien, para que no haya frustraciones.

 —Pero una vez que comienzan a decir algunas palabras, ¿tiene sentido?

—Un bebé de 12 meses puede empezar a decir «mamá» o «papá», incluso algunos dicen «pan», «agua» o alguna palabra más, pero hay muchísimas palabras que no pueden decir. Cocodrilo tardan la vida y media en decirla... Y a los 18 meses da tiempo a que los padres aprendan y el bebé también, porque entre los 12-18 meses puede devolver signos casi el mismo día que se los enseñas. Y de esta manera, hay muchas palabras que todavía no puede decir, pero que puede expresar a través de signos. O si hablamos más de un idioma en casa. Hay situaciones en las que yo recomiendo no fijarnos en la edad, y pensar que con 18 meses ya no puede aprender. Es que a lo mejor dice unas 20 palabras habladas, pero con signos puede hacer 100 tranquilamente. Su vocabulario va a ser muchísimo más amplio gracias al uso de los signos, que, además, le van a ayudar mucho para desarrollar el habla, para comunicarse con el adulto, y no frustrarse tanto.

 —Y los niños que se manejan con signos, y que van gestionando sus necesidades, igual no tienen tanta prisa en hablar, porque ya se comunican... ¿no?

—Claro, la lógica dice que si mi bebé me puede decir con la mano que quiere comer, a lo mejor se acostumbra y ya no me lo dice con voz. Esa pregunta, si no te la haces como padre, te la va a hacer alguien de tu entorno, si van a tardar más en desarrollar el habla. Pero es el gran mito. Los primeros estudios sobre el Baby Sign se hicieron justamente por esto, por si podía retrasar la adquisición del lenguaje, pero está muy alejado de la realidad. Es como pensar que si el bebé gatea para desplazarse, ya no va a querer andar. Y pasa lo contrario, los bebés cuanto más gatean, más desarrollan su psicomotricidad gruesa, y hace que anden con más seguridad cuando empiezan. Con la comunicación, pasa un poco lo mismo.

 —¿Qué pasa?

—El cerebro del niño se desarrolla de la parte de atrás hacia delante, y de las estructuras inferiores a las superiores, y sabemos que la zona que hace que los niños puedan entender las palabras está más atrás que la que se encarga de que las puedan emitir. Por eso, si a un bebé le dices dónde está su nariz o la oreja, te la puede señalar, pero no te lo va a decir de forma verbal, porque no tiene la capacidad. La gestualidad se encuentra en una estructura que está entre medias, por eso cuando los bebés empiezan a entender las palabras, poco después incorporan gestos, señalan o levantan los brazos. Gestos que no les enseñamos nosotros, sino que les salen de forma natural.

 —¿Y con el «Baby Sign» serán más?

—Al incorporar todo ese abanico de vocabulario con la lengua de signos, por un lado, vamos a estimular mucho más las interacciones verbales con el bebé, porque yo voy a hablar mucho más y mirándole a la cara, me va a ver mucho más el movimiento de mis labios, de mi boca, cómo pronuncio las palabras, aparte de ver el signo, y esto va a favorecer que se desarrolle el habla. Uno de los problemas más grandes que hay a día de hoy es que se retrasa el uso del lenguaje por las pantallas, porque escuchan muy bien los sonidos, pero no ven cómo se mueve la boca ni cómo se pronuncian.

 —No retrasa el lenguaje, sino todo lo contrario.

—Exacto, es un buen modo de estimular. El uso de signos en bebés potencia la adquisición del lenguaje verbal, y los bebés que usan signos tienden a hablar con un mayor número de palabras. Los estudios que hay sobre este tema dicen que a los 2 años un bebé que ha usado signos puede decir unas 50 palabras más que uno que no los ha usado. Si yo le enseño a decir pan, agua, comer, pelota y perro con signos, este bebé va a haber practicado mucho más el uso de estas palabras en un contexto correcto gracias a los signos que el que solamente lo ha escuchado de forma pasiva.

 —¿Es un proceso lento?

—Depende. Si empiezas antes de los 6 meses, es probable que tengas que esperar a los 9, incluso a los 12, para que devuelva signos. Es verdad, que algunos bebés a los 7, de repente, incorporan alguno, pero no es lo más frecuente. Pero si empiezo a los 6, aunque hasta los 9 no me los devuelva, va a entender la gran mayoría de los signos que yo le haga, y en cuestión de semanas o meses, va a responder ante nuestros signos. Si no tenemos mucha paciencia y nos cuesta ser constantes, o si veo que no me entiende, y me voy a frustrar, mejor empieza cuando tenga 8, porque tienes muchas más probabilidades de que empiece al cabo de menos tiempo. El error más grande que cometen las familias es que ven que el bebé no devuelve los signos a corto plazo, y lo dejan. Y todos, absolutamente todos los bebés devuelven los signos.

 —¿Se debería aprender en las escuelas infantiles?

—Sí, y de hecho, desde mi empresa formo tanto a familias como a docentes de escuelas infantiles. Y cada vez hay más escuelas que ven que es un recurso muy potente en el aula, porque, por un lado, tienes a muchos niños, que unos empiezan a hablar antes, otros después, pero de esta manera todos se sienten superintegrados, se pueden comunicar con su persona de referencia en la escuela, que es su maestra, que suele ser con quien más tiempo pasan después de sus padres, y les da seguridad. Además, hay escuelas infantiles que trabajan más de un idioma, pero los signos son los mismos, si te lo digo en castellano, inglés o francés, por lo tanto, los niños relacionan mucho antes que dos palabras que suenan distinto, realmente significan lo mismo.

 —¿Les ayuda a gestionar mejor las rabietas? ¿Evita lloros?

—Ayuda, sobre todo, cuando el bebé tiene una frustración muy grande por una limitación del lenguaje. Si está diciendo: «Ta-ta-ta-ta», y no sabemos si quiere pelota, zapato o plátano, muchos entran en un bucle, que desencadena una frustración muy grande o rabieta, dependiendo de la edad, pues de esta manera me va a poder decir concretamente lo que quiere. O si está intentando encajar las piezas de un puzle y no lo consigue, que también se frustra... Gracias a los signos, me puede pedir ayuda de una forma efectiva y rápida. Las rabietas son algo natural, y tienen que pasar, pero hay muchas que nos podemos evitar. Y las que no podamos, cuando lleguemos a la calma, le podemos explicar, apoyándome en los signos, lo que ha pasado para que lo entienda y sepa lo que ha sentido. Y aquí empieza la gestión emocional, no tanto para saltarnos las rabietas, sino para que reconozca sus sensaciones y lo que está pasando.