Encuentran los cuerpos de dos menores de Torrente: «Sientes impotencia de estar ahí y no poder hacer nada»

Carlos Peralta
Carlos Peralta LA VOZ EN VALENCIA

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Militares en las labores de rescate de Rubén e Izan.
Militares en las labores de rescate de Rubén e Izan. Kai Forsterling | EFE

Todavía quedan 16 personas desaparecidas. «Lo importante es que aparezcan», asegura el nieto de dos de ellos

14 nov 2024 . Actualizado a las 21:38 h.

La vida sigue aparentemente en los alrededores del barranco de de L´Horteta. Militares, bomberos y otros efectivos, además de centenares de voluntarios, se lo han dejado todo para hacer olvidar el paso de la riada por Torrente. Pero todavía quedan muchas heridas por limpiar. Esas que no tienen nada que ver con el barro. La familia de los pequeños Rubén e Izan, de 5 y 3 años, podrá por fin despedirse como se merece de sus queridos niños. Las intensas batidas lograron ayer por fin dar con los cuerpos sin vida de ambos.

«Mis ángeles, ya habéis aparecido. Papá y mamá no os olvidarán nunca, habéis sido lo mejor de nuestras vidas», comunicó la familia a través de las redes sociales de un familiar. El fatídico martes 29 de octubre, un camión, arrastrado por la riada, derribó la habitación de los niños y parte de la casa de la familia, situada en una urbanización torrentina próxima al barranco. «Gritaban ‘¡socorro, socorro!' Sientes muchísima impotencia de estar ahí, pero no poder hacer nada», remarca un vecino y conocido de la familia. El padre de los pequeños pensó en dejarse llevar, pero resistió aferrado a un árbol. No podía dejar sola en esos momentos a su mujer, que venía de trabajar en un supermercado de Torrente y no pudo acceder a su casa. Las autoridades cortaron el paso para evitar daños mayores.

El restaurante Curra ha sido durante días un centro de recogida de alimentos. Su aparcamiento se ha llenado de más de cien voluntarios dispuestos a participar en la búsqueda de los desaparecidos. «Ha habido falta de organización. Nadie manda ni dice nada. Hemos sido muchísimos voluntarios. Algunos días incluso demasiados», afirma Álex, vecino de la zona y presente en las batidas. Varios participantes en la búsqueda llegaron a presentarse allí en motos de trial para recorrer los márgenes del barranco de L´Horteta con fluidez.

Un tormento

Los gritos de auxilio se reverberan en la mente de este vecino de la familia. Desde el 29 de octubre duerme poco. Y, si lo hace, es por cansancio. Lo mismo le sucede a Julio Bonilla. El agua arrasó con su casa y con la de su vecina. Él la salvó: «Había muerto su hermana y me dijo que lo que tenga que ser, será. Pero le dije que nada de eso, que me contara todo en mi casa». Allí tampoco estuvieron a salvo, por lo que acabaron los dos y la perra de Julio en lo alto de un puente. Pasaron allí largas horas hasta que fueron rescatados. «Pasaron tráilers por el río como si fueran plumas», recuerda Julio. Aunque, pese a lo impactante de los hechos, asegura que no fue lo peor que vio. También vio los últimos instantes de vidas humanas. Eso es lo que ahora le atormenta el sueño.

Julio está fuera de un bar, tomando un café en un barril. Ya dentro, una mujer que también lo ha perdido todo se inventa un alegato: «Lo hemos perdido todo, pero estamos vivos. ¡Estamos vivos!».

Todos en el barrio de Mas de Jutge, conocido como la Curra, tienen en la memoria a Izan, a Rubén, a las demás víctimas mortales de la dana. Y a los que quedan por encontrar. Porque no todo está hecho. Los abuelos de Jonathan Rosa, Manuel Rosa y Carmen Fenoll, el Jamaica y la Marilla, llevan más de dos semanas en paradero desconocido. «¿Cómo vamos a estar? Estamos mal. Siguen buscándolos por Torrente y por otros pueblos», afirma su nieto en una conversación telefónica. Sus abuelos son dos de las 14 personas que aún no han sido localizadas. Jonathan también ha estado ayudando a buscar a sus familiares y otros desaparecidos. Remarca que había «mucha gente» en las batidas y tiene claro lo primordial: «Lo importante es que aparezcan».

216 fallecidos por la dana

La cifra de fallecidos por los efectos de la dana asciende a 216, todos ellos identificados y con la pertinente autopsia ya realizada. Supone una víctima más que el anuncio del día anterior, según el Centro de Integración de Datos (CID). El anuncio del hallazgo de Izan y Rubén no reduce la cifra de desaparecidos. Según remarcan a Efe fuentes conocedoras del proceso de identificación, los cuerpos de los menores fueron reconocidos el martes —ese mismo día tuvo conocimiento la familia—, por lo que ya constan en el listado de las 215 víctimas mortales del Centro de Integración de Datos (CID).

Valencia y otras provincias han asumido con cautela y precaución la llegada de la nueva dana. Del mismo modo actúa Salvamento Marítimo, que no obstante intuye aquí una oportunidad para encontrar a más desaparecidos. «Esta dana puede facilitar que todo lo que esté varado se dirija hacia la costa», destacó ayer el jefe del centro de coordinación de Salvamento Marítimo en Valencia, Antonio Padial, que subrayó la enorme dificultad de dar con un cuerpo sin vida en el mar. «Todos los manuales dicen que te tienes que tropezar con él», añade. Eso sí, el temporal previsto anuló ayer las labores de búsqueda. El área definida es inmensa, de unos 200 kilómetros de altura por 60 de anchura. Una gran extensión que va desde el puerto de Valencia y la desembocadura del río Turia a la frontera con la provincia de Alicante.