Una ola de manifestaciones en Francia reivindican a Gisèle Pelicot como heroína del feminismo

R. R. GARCÍA REDACCIÓN / LA VOZ

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Los manifestantes en decenas de marcha exigen la defensa de las víctimas de abusos

20 oct 2024 . Actualizado a las 11:19 h.

Gisèle Pelicot se ha convertido en una heroína del feminismo en Francia y en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual. Lo fue tímidamente cuando el pasado septiembre decidió que fuese público el juicio contra su marido Dominique y otros cincuenta hombres acusados de violarla después de que la drogara su esposo. Quería agitar conciencias y denunciar la cultura de la violación.

Y lo ha logrado, porque poco a poco fue ganando apoyos en toda Francia que están impulsando cambios legislativos en torno al consentimiento. Esta solidaridad en torno a su figura se vio respaldada el pasado 14 de septiembre con manifestaciones de apoyo masivas en todo el país y ahora se ha visto refrendada con concentraciones y cadenas humanas en torno a los juzgados. Fue la escena que se repitió este sábado en decenas de ciudades galas, de norte a sur y de este a oeste. En una acción masiva convocada por cerca de cincuenta asociaciones feministas, ciudadanas y estudiantiles, Gisèle Pelicot volvió a ser la protagonista, pero a partir de su figura también se reivindicó el apoyo a todas las víctimas de violencia machista y sexual.

En esta ola de manifestaciones se demandó una ley marco integral contra la violencia machista y las agresiones sexuales a mujeres que, a juicio de los promotores de la iniciativa, requerirá de una inversión de 2.600 millones de euros anuales. Las asociaciones organizadoras denuncian la brecha entre la explosión de denuncias, que se incrementaron un 164 % entre el 2018 y el 2022, y el número de condenas que «sigue siendo extremadamente débil». Según sus cifras, «el 94% de los casos de violación fueron desestimados en el 2021».

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«Necesitamos un cambio profundo en la forma en que se juzgan las violaciones y la violencia sexual», proclaman estas organizaciones, que hasta ahora lamentan «medidas fragmentadas». Reclaman una ley integral y para ello han formulado cerca de 130 propuestas que abarcan las áreas de prevención, educación, policía, justicia y salud. Esta norma debería permitir, en particular, «aclarar la definición de violación y consentimiento», pero también «introducir la de incesto».

Mientras la calle se moviliza en su apoyo, Gisèle Pelicot sigue viviendo su infierno particular en cada una de las sesiones del juicio, que se prolongará hasta diciembre. Uno de los días más duros lo vivió este viernes, cuando su exmarido Dominique confesó cómo la drogaba durante más de una década para ofrecérsela a otros hombres sin que ella se enterara. Le ofrecía un potente ansiolítico, Temesta, previamente triturado y diluido en una pipeta que se lo ponía en las comidas. «Yo era quien cocinaba. A veces tuvo dudas, pero, en su mayor parte, fue relativamente fácil», reconoció Dominique ante el juez. Y ofreció otra declaración sorprendente: «Los días posteriores a cada violación fueron dolorosos, yo no la veía en buenas condiciones», dijo.