Egipto y Catar redibujan a la desesperada su plan para detener la guerra en Gaza
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Un día después de que EE.UU. anunciase pausas diarias, siguen los ataques
11 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Mientras bajaba las escaleras del avión, Tamim bin Hamad al Thani, el emir de Catar, fruncía sus cejas pobladas. Era primera hora de la mañana y acababa de aterrizar en El Cairo para hablar de la Franja con el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi.
Al Thani cogió aire. Un día antes que él, el jefe político de Hamás, Ismael Haniye, y otros dos dirigentes del grupo, Jaled Meshal y Jalil al Haya, habían estado en ese mismo lugar para reunirse con el jefe de la Inteligencia egipcia, Abas Kamel. «Queríamos tratar la actual situación en Gaza», dijeron.
La realidad es que los esfuerzos de los dos países mediadores —Egipto y Catar— estaban siendo infructuosos. Israel seguía negándose a un alto el fuego y los rumores que había difundido la Casa Blanca parecían no ser verdad. «Desde hoy [por el jueves] se organizarán pausas diarias de cuatro horas en los ataques al norte, para que los gazatíes puedan marcharse y la ayuda entre sin peligro», había dicho John Kirby, portavoz de seguridad estadounidense.
Pero esas «pausas tácticas», como las ha llamado el Ejército israelí, están «limitadas en tiempo y área». Es decir, que solo son otro nombre para el corredor «seguro» que se habilita cada día en la carretera de Saladino para empujar a los palestinos hacia el sur.
«Nos enteramos por la prensa. No se han coordinado con nosotros —señalaban desde la ONU—. Y, obviamente, para que unas pausas así se hagan de forma segura y sean efectivas, todas las partes deben funcionar a la vez».
Cocinar con trizas de plástico
«¿Dónde está la misericordia del mundo? Estamos hambrientos», decía una gazatí a Efe. En un estrecho callejón de Rafah, preparaba shrak —el pan tradicional palestino— junto a otras veinte mujeres rodeadas de sus hijos, humo y llantos de bebé.
No pueden cruzar a Egipto. No tienen agua, ni electricidad, ni combustible y las panaderías han cerrado, así que usan cualquier desperdicio inflamable para cocinar: desde papeles, revistas y cartones, hasta botellas, bolas o trizas de plástico que provocan un humo denso y un olor insalubre.
«No pretendemos conquistar Gaza, no pretendemos ocuparla y no pretendemos gobernarla», aseguró Netanyahu. Solo unos días antes, había prometido que las autoridades israelíes serían las responsables de la seguridad de la Franja «de forma indefinida».
Cuando terminó su reunión con Al Sisi, Al Thani voló de vuelta a Catar. «Todas las partes deben intensificar sus esfuerzos para detener esta guerra y aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos palestinos», publicó en X (Twitter).
El Ejército israelí bombardea el hospital principal y una escuela en la Franja
Israel sigue bombardeando hospitales en la Franja y ayer fueron a por el principal. «Tienen la clara intención de cometer una nueva masacre», advirtió el Ministerio de Exteriores catarí.
El Hospital Al Shifa está lleno de niños. Niños con respiración asistida, niños que necesitan diálisis y no pueden ser evacuados, y 60.000 palestinos desplazados. Pero, según las tropas del Estado judío, Hamás ha construido su base de operaciones en el subsuelo del hospital, así que lo acribillan sin reparo. Ayer murieron 13 personas. La semana pasada, otras 15.
«Es el preludio de un gran ataque contra Al Shifa», vaticina Catar. La mayoría de los hospitales en la Franja han sufrido graves daños materiales por los ataques, y 18 de 35 están fuera de servicio por la falta de combustible. Después de 35 días de guerra, 11.000 palestinos han sido asesinados.
Muere una nieta de Haniyeh
Los misiles también cayeron sobre una escuela, en un incidente que aún no está del todo claro. Murieron entre 25 y 50 personas, entre ellas una nieta del jefe político de Hamás, Ismael Haniyeh. A Al Shifa llegaron 25 cadáveres.
El grupo islamista condenó la «atroz masacre» y la consideró «una vergüenza para la comunidad internacional y la humanidad», al tiempo que denunciaba nuevas muertes en la carretera de Saladino, el corredor seguro intermitente habilitado por las fuerzas israelíes.
Y en el Hospital Al Quds, un tercer ataque dejó otro muerto y 28 heridos. La mayoría eran niños. «Hoy [por ayer] Israel ha librado una guerra contra los hospitales», lamentó el director de Al Shifa. En su centro, señaló, «los enfermos y heridos ocupan todos los pasillos», no se puede operar y no hay comida ni agua para atender a nadie.
«Los soldados podrían entrar en cuestión de horas», avisó el subsecretario general de la Yihad Islámica Palestina. «Las afirmaciones de que el hospital es una base de la resistencia son falsas —añadió—. No se ha disparado ni una sola bala desde Al Shifa ni desde ningún otro hospital». Hamás también negó las acusaciones de Tel Aviv: «No tienen fundamento real».
Estados Unidos critica el derribo de la casa del niño que apuñaló a un policía
«El Gobierno israelí ha demolido la vivienda de una familia palestina en respuesta a las acciones de un niño de 13 años», publicó la Oficina de EE.UU. para Asuntos Palestinos en X.
Criticaba la decisión de las autoridades de Israel de demoler la casa de Mohamed Basel, el niño palestino de 13 años imputado por el asesinato en febrero de Asil Suaad, un agente israelí. Mohamed lo apuñaló durante un registro, y después otro guardia que presenció la escena abrió fuego, alcanzó a Mohamed y también a Suaad. Pero la Fiscalía del Estado hebreo dice que las balas solo le rozaron el muslo, que lo mataron las heridas del cuchillo e imputó al niño por asesinato.
«Una familia entera no debería pagar por los actos de un solo individuo», añadió el organismo estadounidense.