Teo Uriarte, exmiembro de ETA, fue absuelto de pena de muerte por la ley de amnistía de 1977
09 nov 2023 . Actualizado a las 15:40 h.Teo Uriarte (Sevilla, 1945) ingresó en ETA en 1964, fue detenido en 1969 y condenado a muerte en el juicio sumarísimo conocido como Proceso de Burgos. Fue uno de los beneficiados por la ley de amnistía de 1977. Tras ser excarcelado, dejó la banda terrorista y fue uno de los fundadores de Euskadiko Esquerra, partido con el que fue diputado en el Parlamento Vasco entre 1980 y 1984. En 1990 ingresó en el PSE y llegó a ser teniente de alcalde de Bilbao. Ahora lidera la Fundación para la Libertad.
—¿Cómo vivió la amnistía?
—Casi en la intimidad, en secreto, como si fuera un pecado, porque la mayor parte del mundo aberzale consideraba que aquello no era una auténtica amnistía, sino la continuidad del franquismo por otros medios.
—¿Cómo valora aquella amnistía de 1977? ¿Fue imprescindible para pasar de la dictadura a la democracia?
—Por supuesto, fue absolutamente necesaria. Es verdad que nosotros cometimos atrocidades, pero es que la dictadura de Franco era atroz, utilizaba sistemáticamente la tortura, y en cualquier momento mostraba los dientes fundacionales de un régimen de naturaleza militar. Si España quería entrar con dignidad en el entorno democrático europeo necesitaba una ruptura pactada, que eso fue la Transición. Mediante la amnistía, además, se asumió, con mucha elegancia, la condena del régimen anterior, lo cual no significó caer en la búsqueda de hitos que pudieran exacerbar a los nostálgicos franquistas que había. Lo que está pasando en estos últimos años de sacar a Franco de su escondite en Cuelgamuros y al general Queipo de Llano de la Macarena es desenterrar la guerra para continuarla por otros medios, que es lo que está haciendo nuestro querido caudillo Sánchez
—¿La amnistía a los franquistas fue un precio que había que pagar para llegar a la democracia?
—Más que un precio a pagar era hacer las paces, porque con la amnistía se logró la reconciliación que creíamos definitiva hasta que Sánchez desenterró los cadáveres de la guerra.
—¿Qué opina de la amnistía que el PSOE está negociando con los independentistas catalanes?
—En la amnistía del 77, que tuvo magníficos defensores, empezando por Marcelino Camacho, se dio un hecho fundamental: que hubo un grandísimo consenso. Si la amnistía no es un gesto de naturaleza nacional, es una búsqueda del enfrentamiento. Esta amnistía se hace con el mínimo consenso, con un fin absolutamente mezquino, es la utilización más corrupta de la política, a cambio de que hagan presidente a Sánchez. Es un trágala que va a provocar lo contrario de lo que se dice, no va a fomentar la convivencia, sino que está creando una crisis nacional. La amnistía que está negociando Sánchez es un ataque frontal a la Constitución y el Estado de derecho, y va más allá, va contra los mínimos principios de convivencia.