Ansou Thior nació en un pueblo de Senegal y con 15 años tomó la decisión de venirse a España en busca de un futuro mejor. Llegó en patera, hace tres años, cruzando el estrecho de Gibraltar y ahora trabaja y vive en un pueblo cerca de Sevilla
26 jul 2023 . Actualizado a las 10:50 h.La historia de Ansou Thior es una de esas que te inspiran y te tocan el corazón. Nació hace 19 años en Bassoul, un pueblo situado al sur de Senegal muy cerca de la frontera con Gambia. Su familia la conforman seis miembros: su madre, tres hermanas (dos mayores que Ansou) y un hermano menor. Porque Ansou es el del medio. Él de pequeño soñaba como muchos niños con ser futbolista, pero a él la vida no le dio esa oportunidad: «Mi padre se murió en el 2007 y cuando cumplí 9 años, tuve que dejar de estudiar para empezar a trabajar como pescador con el fin de ganar algo de dinero».
Con apenas 15 años, Ansou tomó la decisión de marcharse de su país y embarcarse en la que, sin duda, iba a ser la aventura más arriesgada de su vida: llegar a España cruzando el estrecho de Gibraltar en patera. Un viaje «difícil» que le hizo poner, por fin, los pies en Algeciras. Para Ansou nuestro país siempre fue un sinónimo de progreso, porque cada vez que la gente lo nombraba era para describir un lugar lleno de riqueza. «Veía a la gente de mi pueblo que se marchaba a España y, al poco tiempo, todos volvían con una vida mucho mejor y a mí eso me hacía sentir envidia», cuenta.
Una nueva vida
Dos años más tarde, este senegalés es otra persona. Ahora se encuentra totalmente integrado y trabaja como camarero en el establecimiento Novo Apartahotel & Restaurante en Las Cabezas de San Juan (Sevilla). «En Senegal no tienes otra opción que ponerte a trabajar para sobrevivir. Cuando tomé la decisión de venirme a España lo hice con la intención de buscarme un futuro mejor y enseguida me puse a ello», cuenta. Pero, en realidad, la aventura había comenzado mucho antes. De Senegal él viajó en avión a Marruecos y allí Ansou tuvo que contactar con las personas que normalmente organizan los viajes en patera hacia nuestro país: «Estuve tres meses escondido en el bosque junto a otros senegaleses mientras esperaba a que me llamasen para embarcar, porque no queríamos que nos localizara la policía». Cuando por fin pudo embarcar, en la patera había ocho personas de Senegal, una de ellas, una mujer, y él era el único menor de edad y, por lo tanto, el más joven.
Empecé a trabajar de camarero sin saber hacer y servir cafés
Una vez que llegó a territorio español, Ansou fue trasladado a un centro de menores inmigrantes en Algeciras, donde residió tres meses hasta que fue conducido a otro centro en un pueblo de Sevilla. Allí vivió durante dos años hasta que cumplió la mayoría de edad mientras esperaba para tener los papeles en regla y poder empezar a buscar empleo. «Cuando cumplí los 18 me buscaron unas prácticas formativas como camarero y empecé mi nueva vida», explica Ansou. Así es como conoció a los que hoy son sus jefes, Manolo y Ascen, que se han convertido en una nueva familia.
«Al principio fue duro porque yo no hablaba casi nada de español y tenía miedo de no entenderme con la gente. Tampoco sabía cómo servir cafés ni bebidas, de modo que estaba muy perdido», relata Ansou, que siempre contó con la ayuda de sus compañeros y además demostró una buena actitud, lo que fue clave para aprender el oficio de camarero y para conseguir su primer contrato en el hotel. Ahora su relación con sus jefes es tan buena que, incluso, comparte piso con ellos. «Son mi familia española, nos queremos mucho. Me tratan como si fuera su hijo y nunca hemos tenido ningún problema ni en casa ni en el trabajo», afirma Ansou que, por supuesto, también echa de menos la cultura y a su familia de Senegal, con la que mantiene el contacto a través de WhatsApp.
Mis jefes son mi familia española
A su madre y a sus hermanos los pudo visitar hace unos meses junto a Ascen y Manolo en una experiencia, en palabras del joven, emocionante y bonita, para los tres: «Conocieron a mi familia y a mis amigos. También el lugar donde vivía y mi cultura. Para mí fue algo maravilloso que les agradezco un montón». Claro que Ascen y Manolo no solo le han dado cobijo, sino que lo han integrado como una persona más de su familia, de ahí que incluso hayan viajado juntos de vacaciones en alguna ocasión: «Hace poco pudimos ir a Holanda y fue una experiencia estupenda, estoy muy agradecido», expresa Ansou, que ahora se defiende mucho mejor en español. «Me gusta aprender y estar en el hotel escuchando a la gente hablar, me ayuda un montón. También con mis compañeros de trabajo tuve que hacer todo lo posible por aprender y entenderme con ellos en español», indica el joven senegalés.
Siempre positivo
Con esa actitud, no hay nada que frene a Ansou a perseguir sus sueños. «En España la gente es muy amable, nunca he tenido ningún problema desde que vivo aquí», apunta. En cuanto a diferencias culturales destaca lo sorprendido y cautivado que está con las fiestas que tenemos en España, además de las leyes que regulan el trabajo: «En Senegal es diferente, la gente trabaja las 24 horas o incluso más, además de que no están asegurados». En la ONG Luz Azul conoció a su directora, María Guevara, y encontró en ellos una segunda familia española: «Los conocí cuando estaba en el centro de menores y he participado en algunos proyectos en Marruecos. Hacemos actividades y nos preocupamos los unos por los otros, es muy bonito». Pero él no deja de soñar y de proyectarse en una vida mejor. Ahora quiere sacarse la ESO y está peleando por intentar ser jugador de fútbol profesional. Por el momento, es delantero de un equipo de tercera, pero tal vez pronto lo veamos triunfando en primera división.