Lorena Castell, ganadora de «MasterChef Celebrity 7»: «Antes siempre había sido pinche y ahora tengo pinches para mí»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Lorena Castell, ganadora de «MasterChef Celebrity 7»
Lorena Castell, ganadora de «MasterChef Celebrity 7» RTVE

«Trabajo muy bien bajo presión», asegura la presentadora, que ha afrontado el concurso como un reto personal

01 dic 2022 . Actualizado a las 09:15 h.

Lorena Castell (Barcelona, 1981), presentadora y colaboradora de Zapeando y vedette en su espectáculo Bingo para señoras, ha descubierto su entusiasmo por la cocina, una pasión que le ha permitido subir en poco tiempo de las elaboraciones más básicas a golpe de microondas a lo más alto del podio de MasterChef Celebrity 7. Se convirtió en ganadora con un menú exótico y muy personal compuesto por suquet thai de gamba roja, fabes cremosas con almejas y, de postre, eclipse lunar con lichis y rosas. 

—¿Ha merecido la pena todo el sacrificio que ha hecho para triunfar MasterChef?

—La verdad es que sí. Siento que viene algo muy guay y lo he disfrutado muchísimo. Cuando te has estado esforzando tanto y han pasado tantas cosas a las que has tenido que decir que no, sacrificar momentos con tu familia y con tus amigos, pagarlo con los que más quieres por llegar enratonada y cansada, al final te das cuenta de que ha valido la pena. Empecé con un nivel muy básico, pero me he superado a mí misma y cocino de forma increíble.

—Partiendo ese nivel tan básico, ¿en qué momento piensa que es buena idea entrar en MasterChef?

—Porque al final la cocina es una cosa con la que tienes que ponerte. Si tienes inquietud por ello tendrás un recetario o te gustará ver vídeos o programas de cocina. Yo no he sido nunca de esas. He tenido siempre la suerte de que me han cocinado muchísimo mi madre, mis compañeros... He tenido gente a mi lado que me ha dado siempre muy bien de comer. Y cuando he tenido que cocinar yo, lo he hecho siempre de una manera muy básica y sencilla, que es lo que me gusta. Pero cuando empiezas a tomar clases te das cuenta de que no es tan difícil. Empiezas a cocinar cosas que te gustan y te salen muy ricas y ves que tienes más mano de lo que imaginabas. Es verdad que si tomas clases estás obligada a aprender. Si tuviera que hacerlo sola, no podría, pero me puse una chef para tomármelo en serio. Por eso he tenido muy poco tiempo libre, porque el poco que tenía lo empleaba en que ella viniese a casa y me enseñase todos sus trucos. Ahora te puedo cocinar un pescado increíble, salsas muy ricas para la pasta, puedo hacer la pasta yo misma, carnes a baja temperatura muy sabrosas... Soy una auténtica experta.

—Ahora le va a tocar a usted cocinar para los amigos y la familia.

—Eso es lo que se me exige pero yo, al final, consigo siempre lo que quiero. Ahora me gusta cocinar para los míos cuando tengo tiempo el fin de semana. Es divertido, porque antes siempre había sido pinche y ahora tengo pinches para mí. Entre semana tengo una vida en la que a mediodía no cocino nada y, por la noche, ceno muy básico. Pero sí tengo cositas que ayudan a que mis cenas sean más guays, como la roner, para hacerme pescaditos a baja temperatura en lugar de al microondas, como hacía antes. O hacerme un puré de patata en sifón, que también usas el microondas pero te sale como un bizcochito. Hago elaboraciones un poco más cuquis para cenar.

—Ha dicho que la suya es una «cocina de Cuéntame». ¿Se puede hacer alta cocina con medios más domésticos?

—Se puede hacer. Tardas más, es más incómodo. Había cosas que en mi horno tardaban una hora y 20 minutos y en el horno de MasterChef, 40 minutos. Cambiaban los tiempos. ¿Se puede hacer? Sí, con más paciencia.

—Dijo de usted Jordi Cruz que es la concursante con la mejor filosofía de vida de todas las ediciones. ¿Qué energía la mueve?

—Creo que al principio no era yo una de las que se perfilaban ni como ganadora ni como finalista. Pero cuando voy a trabajar me gusta disfrutarlo. Hago cosas que me hacen feliz. Cuando hay trabajos en los que veo que estoy agobiada o que no me voy a sentir cómoda estoy en un punto laboral en que puedo decir que no me apetece. En todos los proyectos en los que estoy ahora me gusta dejarme la piel, porque los elijo yo. Esto para mí era un reto muy guay. Tenía muchos amigos que habían pasado por MasterChef. Mucha gente considera que es un programa muy duro, que lo es. Es muy exigente y requiere mucho compromiso. Pero es también una manera de retarte a ti misma, de superarte cada semana, de ver que cuanto mejor cocinas más ganas tienes de cocinar. Nunca me habría imaginado a mí misma atemperando chocolate, que me parecía muy complicado. Y de repente lo probábamos y decía: «¡Qué fuerte! ¡He hecho unos bombones!». Te ves capaz. Imagínate, con todo el material que teníamos en MasterChef, donde está todo preparado para hacer alta cocina, y ver que me veía capacitada para hacer el menú que hice. Es una satisfacción personal brutal. Es un reto que yo recomendaría a todo el mundo, aunque tienes que ir muy mentalizado de que vas a tener sueño, vas a estar cansado, vas a tener momentos de crisis en los que entiendo que haya gente que diga «no puedo más». Es cierto que no puedes más, pero yo trabajo muy bien bajo presión. A mí el no poder más me hace venirme arriba, como los niños cuando están cansados y se pasan de revoluciones. A mí me pasa eso, pero cada uno actúa como lo siente en cada momento.

—¿Cree que fue eso lo que le pasó a Patricia Conde en la penúltima prueba, donde tiró la toalla y dejó de pelear por la victoria?

—Yo ese día no estaba en la prueba de exteriores. Lo he visto en casa y no he tenido la oportunidad de hablar con ella. Entiendo sus declaraciones, porque la veo sufriendo, rara y no comprendía, desde casa, su comportamiento. Entiendo que puedes tener un momento en que no puedes más. Es una experiencia muy personal y muy intensa y cada uno la vive de una manera diferente. Mi experiencia ha sido que lo he pasado muy bien, he disfrutado muchísimo del cocinado en el plató, en los exteriores, las sorpresas, los sitios a los que hemos viajado, los chefs a los que hemos conocido... Y el abanico gastronómico que se ha abierto ante mis ojos, porque a mí me gusta comer fuera, pero desconocía todo el mundo de estrellas Michelin y soles Repsol y ahí hay una cantera muy guay, chefs con un talento increíble. Por eso en el menú final quise elaborar algo que fuera muy bonito, que contase una historia que hablase de mí, de mi parte más familiar y personal. Elegí a Quique Dacosta para prepararlo mano a mano. Estuve en Denia con él y con Juanfran Valiente [su segundo de cocina]. Hicimos estas pequeñas delicias que me salieron exquisitas. Quería algo con mucho color, todo muy happy, algo que Quique hace muy bien. Al final yo pensaba: «¡Qué pena que la gente no pueda probarlo!»

—¿Tiene algún plato de la cocina gallega en su repertorio?

—Tengo la suerte de ir a restaurantes gallegos de Madrid, pero yo no la preparo. Por eso me gustó que Manu Baqueiro le hiciese este homenaje en la prueba final. Soy muy amante del marisco, pero las mejores mariscadas me las he comido en un restaurante.