El Gobierno de Meloni arranca entre dudas sobre la solidez de la coalición

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

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La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, este miércoles, en el Senado
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, este miércoles, en el Senado GUGLIELMO MANGIAPANE | REUTERS

El riesgo de implosión de la Forza Italia de Berlusconi y las ambiciones de Salvini mantienen a la nueva primera ministra bajo presión

26 oct 2022 . Actualizado a las 21:39 h.

El primer Gobierno de la historia de Italia dirigido por una mujer, la ultraderechista Giorgia Meloni, está oficialmente en marcha. Con 115 votos a favor y 79 en contra, el Senado dio también este miércoles —la Cámara de Diputados lo hizo el martes— su confianza a un Gobierno muy orientado a la derecha, pero ya debilitado por las tensiones entre los principales socios de la coalición: por un lado, entre la primera ministra Meloni y el partido liberal Forza Italia, y por otro, entre Meloni y Matteo Salvini, secretario del partido de extrema derecha la Liga y nuevo ministro de Infraestructuras.

Forza Italia atraviesa una situación interna muy complicada. El partido, que durante años ha sido dirigido con puño de hierro en guante de seda por su presidente y fundador, Silvio Berlusconi, está dividido entre el ala pro-Meloni, liderada por el nuevo ministro de Exteriores —y viceprimer ministro— Antonio Tajani, y los pesos pesados de Forza Italia que consideran que Meloni no asignó suficientes cargos importantes a su partido.

Los rumores sobre una ruptura de Forza Italia se hacen cada vez más insistentes. Según explicó a una agencia de prensa Calogero Mannino, un exministro con un largo pasado como parlamentario, «una escisión dentro de Forza Italia es una opción muy probable». «Veo que su función se está agotando. Pero es difícil abdicar para alguien que ha reinado sobre el centroderecha durante veinte años», añadió Mannino.

Además, Berlusconi está irritado con Meloni. Según varias fuentes con las que ha hablado La Voz en los últimos días, el magnate está convencido de que la nueva jefa del Gobierno está mostrando ingratitud hacia él, que la nombró ministra (de Juventud) en uno de sus Ejecutivos. Este miércoles por la tarde, Berlusconi mostró toda su frialdad hacia el Gobierno de Meloni al declarar: «La situación es difícil, pero daremos nuestra confianza con convicción», refiriéndose a la votación que estaba a punto de celebrarse en el Senado.

Las cosas no son mejores entre la primera ministra y Salvini. El líder de la Liga consiguió el ministerio de Infraestructuras y la vicepresidencia del Gobierno, pero no parece satisfecho. El martes, comentó con bastante frialdad el discurso de Meloni en la Cámara de Diputados. Y sigue irritado porque su aliada no lo nombró ministro del Interior, optando por Matteo Piantedosi, un funcionario que —eso sí— cuenta con la estima de Salvini.

Salvini intenta robarle el protagonismo a Meloni desde el inicio del nuevo Gobierno. Exige que las competencias sobre los puertos y la Guardia Costera se confíen a su ministerio y no al de Políticas Marítimas, creado desde cero por Meloni y encomendado al siciliano Nello Musumeci; por eso Salvini se reunió el lunes con el comandante de la Guardia Costera, que juega un papel esencial en la gestión de los flujos migratorios que el líder de la Liga siempre ha prometido detener.

Precisamente el ministro del Interior informó el martes a la policía y a los guardacostas de que el Ministerio de Exteriores ha comunicado a las embajadas de Noruega y Alemania que la conducta de los barcos Ocean Viking y Humanity 1 (actualmente en misiones de rescate en el Mediterráneo) «no se ajusta al espíritu de la normativa europea e italiana sobre seguridad y control de fronteras y lucha contra la inmigración ilegal». Lo que se traduciría en la posibilidad de que el ministro del Interior Piantedosi prohibiera a los dos barcos entrar en aguas territoriales italianas.