Un independentismo fracturado y con menos apoyos afronta la Diada

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Imagen de la multitudinaria Diada del 2012
Imagen de la multitudinaria Diada del 2012 Marta Perez

Los expertos analizan la hibernación del conflicto tras el fracaso del «procés»

11 sep 2022 . Actualizado a las 09:23 h.

La celebración hoy de la Diada será un test para medir la fuerza del independentismo en las calles tras el largo paréntesis de la pandemia. Ni el presidente Pere Aragonès ni los consejeros de ERC participarán en la manifestación convocada por la ANC, en protesta por la deriva que ha tomado esta organización. Sí lo harán los representantes de su socio de gobierno, Junts per Catalunya, lo que muestra la fractura en las fuerzas secesionistas. Los expertos consultados por La Voz analizan la situación en Cataluña cuando se cumplen cinco años de la Diada que desembocó en la fallida declaración de independencia.

La situación en Cataluña

Impás y adormecimiento. «El independentismo catalán se encuentra en una cierta situación de impás, en el sentido de que no se avizora volver en un corto plazo a una pulsión secesionista como la producida en el 2017 y años inmediatamente anteriores», señala Carlos Barrera. Esto no significa «de ninguna manera que hayan desaparecido ni el movimiento ni sus causas, que siguen latentes en los partidos que forman mayoría parlamentaria independentista». En su opinión, «han sido más bien circunstancias externas e internas, algunas de ellas globales, las que han propiciado este leve adormecimiento». Y prevé que «sin circunstancias propicias, resulta difícil que cuaje de nuevo con la fuerza del 2017».

Conflicto hibernado 

Negociación y diálogo. Para Santiago Martínez, el independentismo «ha perdido cierto empuje, fruto de las divisiones internas, algo con lo que en su momento jugó el Gobierno para ir reconduciendo el conflicto». Según el consultor político, «hay que reconocer que la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez ayudó a reconducir la situación, y el tiempo ha venido a demostrar que el diálogo y la negociación iban a serenar los ánimos y pondrían al Gobierno en una posición de fuerza, aprovechándose precisamente de la división independentista». Verónica Fumanal apunta que «a nivel social, el apoyo al independentismo se sitúa en torno al 40%, en una tendencia decreciente de forma sostenida desde su punto álgido en el 2017».

División interna

ERC y Junts, enfrentados. La politóloga sostiene que «los dos principales partidos del independentismo han abandonado la unidad de acción y cada uno ha optado por una vía diferente». La de ERC, «más pactista, con fuerte protagonismo en la política nacional; la de Junts, más rupturista, pero sumida en una profunda crisis interna, sin liderazgo claro, facciones irreconciliables y asuntos que dividen a la organización, como la polémica de Laura Borrás».

Xavier Arbós considera que el independentismo está «profundamente dividido». Por una parte, «el conflicto que enfrenta a ERC y a JxCat sobre las estrategias: ERC, posibilista y negociadora; y JxCat, unilateralista y rupturista». Además, «en el seno de JxCat también hay fuertes tensiones: Borràs representa una versión populista, mientras que Jordi Turull parece tener mayor sentido institucional». «Veremos si la capacidad de movilización del independentismo ha bajado mucho, pero, en todo caso, las encuestas demuestran que el electorado que vota partidos independentistas, que probablemente no es un electorado militantemente independentista en su mayoría, sigue ahí, y podría llegar a hacerse con la alcaldía de Barcelona».

Ausencia del presidente 

Gesto importante. Para Arbós la ausencia de Aragonès en la manifestación es «un gesto importante, que demuestra que ERC le ha perdido el miedo al independentismo más radical». Destaca que «la ‘sociedad civil independentista' (ANC y Òmnium) ya no tiene fuerza para condicionar totalmente el discurso independentista». Y añade que «JxCat jalea el discurso antipartidos de la ANC, como si no fuera con ellos, se regodea en lo que cree que perjudica a ERC, pero creo que pueden terminar lamentándolo si la ANC, como ha insinuado, se presenta a las próximas elecciones autonómicas con una lista de independientes». Si eso ocurre, «quien perderá votos va a ser JxCat, y no ERC, a la que ya han abandonado los votantes independentistas más radicales».

Los indultos 

Normalización institucional. ¿Qué papel han jugado los indultos concedidos por el Gobierno a los líderes independentistas condenados por el Tribunal Supremo?

«Han contribuido mucho, porque han desactivado un importante factor emocional que movilizaba y aglutinaba al independentismo», opina Arbós. «Cabe reconocer que los indultos fueron un gran paso hacia la normalización de las relaciones institucionales, algo que fomenta la paz social», asegura Fumanal. Para Barrera, «los indultos han cumplido un cierto papel de suavización de las fricciones, pero hay que interpretarlos también a la luz de los pactos de necesidad mutua de supervivencia política entre PSOE y Esquerra, Moncloa y Generalitat». Martínez estima que marcaron «un momento clave en la negociación, decisivos para calmar los ánimos y reconducir la negociación a objetivos políticos de mínimos». «Esto queda evidenciado por la mayoría de estudios sociológicos que reflejan una caída del empuje independentista», concluye.

Los secesionistas crearon un relato irreal con mentiras, subestimaron la reacción del Estado y generaron frustración

Los independentistas crearon un relato sin base real, mintieron y generaron una gran frustración, según los expertos. Arbós destaca varios factores del fracaso del procés. «El primero, el baño de realidad, ya es evidente que se proclamó la independencia sin que hubiera nada preparado para hacerla efectiva», afirma. «Se ha acreditado que los líderes independentistas mintieron reiteradamente acerca de los hipotéticos internacionales apoyos a la secesión y que minusvaloraron la posible reacción del Estado», añade. En su opinión, «está claro para la mayoría que la secesión unilateral es imposible». El segundo factor es que «la situación económica es tan grave que hay otras prioridades para la opinión pública». «No han movilizado ni los casos de espionaje Pegasus, ni la infiltración policial en organizaciones independentistas, ni el enésimo recordatorio de la injusticia de la balanza fiscal para con Cataluña», explica.

Para Fumanal, «el independentismo mostró que sus dirigentes generaron un relato que no tenía una base real, causando una gran frustración entre sus seguidores: ni había plan concreto, ni instituciones de desconexión, ni países dispuestos a reconocerlo, ni en la UE veían la separación con simpatía. El objetivo no era tan sencillo ni tan rápido». En segundo lugar, «la postura de diálogo del Gobierno con la Generalitat evita alimentar el discurso victimista, algo que se debe reconocer a los partidos que lo sostienen, ya que aguantan las presiones de aquellos que no comparten esta solución». En tercer lugar, «la altísima tensión social no es sostenible en el tiempo. En Cataluña la sociedad estaba en un situación de exaltación impropia de países desarrollados». 

División, hartazgo, desencanto y factores internacionales

Uno de los factores fundamental que explican la pérdida de fuerza del independentismo es la fractura entre los dos socios de gobierno, ERC y Junts per Catalunya. También han influido la crisis sanitaria provocada por la pandemia del covid y la actual crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, que centra a ahora la atención en todo el mundo y quita el foco en las reivindicaciones secesionistas

Lo explica Carlos Barrera, profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra, que distingue entre factores internos y externos. Entre los primeros, «hay que destacar la manifiesta, aunque a veces sorda, lucha por el poder entre Junts y Esquerra». «Sin unidad, sin una mínima cohesión interna en metas y métodos es difícil plantear de nuevo un auténtico reto institucional al Estado», asegura.

«Al desinflarse las perspectivas cercanas de la meta final se produce también cierto debilitamiento en las movilizaciones ciudadanas y en las entidades que las suelen canalizar», añade. Además, «hay que tener en cuenta factores externos que han detenido una posible resurrección del independentismo tras las sentencias condenatorias del 2019: especialmente la pandemia del covid, que provocó priorizar la cuestión sanitaria, y actualmente la crisis energética y de la carestía de la vida, que son necesidades más perentorias para los ciudadanos».

Hartazgo

«Básicamente, a medida que pasa el tiempo la opinión pública va cansándose de los temas que en su momento hayan estado de actualidad», sostiene Santiago Martínez, consultor político, que ha sido asesor en campañas electorales en España y América Latina, entre otras la que llevó a la presidencia de Chile a Gabriel Boric.

Además, «hay que destacar que dentro de Cataluña ha crecido un sentimiento cruzado de hartazgo de parte de la sociedad que no ve tan trascendente la independencia, y el desencanto propio de quienes aspiraban a romper con España y ven que o bien no es tan fácil como sus líderes le prometían o bien no se comprometen con la causa lo suficiente».