Una avalancha de solidaridad hace posible que Matías se someta este mes a la cirugía que no podía pagar
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El joven de Compostela necesitaba 4.150 euros y ha logrado algo más de 6.000, con los que podrá costear también parte de su tratamiento anual en Guadalajara
16 jun 2022 . Actualizado a las 09:02 h.«Agotadísima» y «con el pecho lleno de gratitud». Así se siente Milagros Mourelle, la madre de Matías Rey, un joven de 15 años de Santiago que podrá someterse a la cirugía que necesita gracias a una avalancha de solidaridad. Querían reunir en un tiempo récord 4.150 euros para pagar una fibrotomía gradual en Madrid, la tercera a la que se somete el pequeño con parálisis cerebral, y no solo han alcanzado la cifra sino que han logrado algo más de 6.000 euros. Esto permitirá costear íntegramente la intervención de este mes en la Clínica Fuensanta para combatir la rigidez muscular que le impide caminar con facilidad y, además, cubre parte del tratamiento anual que recibe el menor cada otoño en la Fundación Nipace de Guadalajara, que es «esencial para él», indica su madre.
«Decir gracias es decir muy poco. Os debo cada logro de mi hijo, cada avance, cada paso, cada palabra, cada hora de su felicidad... La primer etapa de esta intensa cruzada solidaria ya está cumplida», añade. «Ya tenemos plaza asegurada en el quirófano», celebra, el día 27. «Eso era casi un sueño hace dos semanas, una utopía, pero las utopías existen para que tengamos fe en nosotros mismos y nos pongamos manos a la obra para transformarlas en hechos. Y la fibrotomía de Matías está a punto de serlo», publicaba Milagros en Facebook a través del perfil Tu ayuda = Mi ilusión, desde la que lleva años promoviendo la recogida de tapones, venta de pulseras o calendarios y otras fórmulas para financiar los tratamientos. Adjuntaba en esta publicación el justificante de la transferencia, porque su gran empeño es que las personas que donan tengan constancia de dónde va a parar su dinero.
Explica que su hijo «recibió atención temprana hasta los 6 años, pero luego estos niños con parálisis cerebral o cualquier daño neurológico se quedan sin nada. El derecho a rehabilitación desaparece a partir de esa edad y eso obliga a que las familias nos tengamos que buscar la vida, tanto las que tienen medios como las que no». Milagros cuenta que, en su caso, se vio obligada a dejar su trabajo para atender a su hijo, quien tiene autismo y carece de plena autonomía. «Es algo que trabajamos, pero aún así él necesita mi apoyo para todo: para ir al baño, para ducharse, para vestirse, para acompañarlo a clase, a rehabilitación... Hay que estar ahí», señala, y compagina esta ocupación con todo tipo de iniciativas con las que recaudar fondos para los tratamientos que requiere su pequeño. Solo el de Nipace, indica, cuesta 2.800 euros (sin contar el viaje ni alojamiento), pero «es fundamental» para hacer el día a día más llevadero a este joven usuario de la asociación Sarela y alumno del CEIP de Vite.