Más de 800 oligarcas rusos temen perder sus privilegios en la capital inglesa por la guerra
26 feb 2022 . Actualizado a las 08:43 h.La invasión rusa a Ucrania no solo dejará una estela de destrucción y de muerte en este país europeo, sino que, colateralmente, provocará otras víctimas, aunque estas últimas no serán mortales y estarán en las calles de Londres. ¿El motivo? Desde el Gobierno británico se preparan para poner en marcha una serie de medidas dirigidas contra oligarcas cercanos al Kremlin, que en los últimos años se han instalado en la ciudad del Támesis.
El primer paso en lo que parece una ofensiva contra «Londongrado» -como algunos medios han rebautizado a la urbe debido a la cantidad de rusos acaudalados que en los últimos años se han instalado en Londres- fue la decisión del Ejecutivo de Boris Johnson de poner fin, la semana pasada, a las llamadas «visas doradas».
El polémico programa, puesto en marcha en el año 2008 por el entonces Gobierno laborista, tenía la finalidad de atraer inversiones extranjeras y confería los papeles necesarios para vivir legalmente en el Reino Unido. Tanto a los extranjeros como a sus familiares. A cambio, estos debían invertir por lo menos 2 millones de libras (2,4 millones de euros) en bienes, acciones en empresas o en bonos de la deuda británica. Gracias a este plan, durante una década se calcula que 815 rusos se hicieron con una residencia en la capital británica, según reveló Transparencia Internacional en un informe publicado en 2018. En este documento criticó duramente el plan, por considerar que facilita el blanqueo de capitales e incentivan la corrupción. De hecho, se sospecha que muchos de los «inversionistas», ahora residentes británicos, amasaron sus fortunas de manera ilícita o mediante negocios turbios con el Kremlin.
Tras los peces gordos
La segunda ola de medidas contra «Londongrado» se produjo esta semana como respuesta a la decisión de Vladimir Putin de reconocer la independencia de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk. La represalia de Downing Street al reto del Kremlin vino en forma de sanciones contra cinco bancos y tres oligarcas. Las instituciones verán cómo sus fondos y propiedades en el Reino Unido son congelados y no podrán hacer negocios con bancos y empresas británicas. Además, no podrán disponer de su dinero y perderán sus visas para ingresar al país.
En los últimos días, desde el Parlamento y distintas organizaciones de la sociedad civil, ha aumentado el clamor que exige a las autoridades tomar medidas para que el país, y en particular su capital, dejen de ser vistos como un refugio seguro para los oligarcas rusos. Así, han pedido que les confisquen sus bienes, como mecanismo para presionar a Moscú para que cese su agresión contra Ucrania.
Al menos cuatro de los 15 hombres más ricos de Rusia, varios de ellos cercanos a Putin, poseen grandes propiedades en Londres. Uno de ellos es Mikhal Fridman, cofundador del banco Alfa Bank, la institución privada más grande del país euroasiático. Fridman posee una mansión valorada en 70 millones de euros en el exclusivo barrio de Highgate. Otros que se han instalado en la capital británica son el magnate del acero Alisher Usmanov y el titán petrolero Oleg Deripaska.
Hasta el 2018, Roman Abramovich tuvo una visa de inversionista británica, pero las sospechas de que amasó una fortuna —estimada en más de 10.000 millones de euros— gracias a sus nexos con el Kremlin evitó que el entonces gobierno de la tory Theresa May se la renovara. Sin embargo, continúa siendo el propietario del famoso equipo de fútbol Chelsea y varias de sus compañías cotizan en la City.
Desde el 2016, los oligarcas rusos han adquirido propiedades en Londres o acciones en el mercado bursátil por 1.500 millones de libras (1.794 millones de euros). Así lo denunció Transparencia Internacional, organización que, además, aseguró que 48 de estas acaudaladas personas han utilizado 2.189 compañías británicas o de los territorios británicos para blanquear unos 82.000 millones de libras (98.116 millones de euros).