El príncipe de Gales prevé convertir parte del vasto imperio inmobiliario de la Corona en museos y así generar más ingresos
01 nov 2021 . Actualizado a las 09:11 h.Aunque la Casa Real británica ya trabaja en los eventos con los que el próximo verano el Reino Unido celebrará los 70 años del reinado de Isabel II, el heredero al trono, Carlos de Inglaterra, parece prepararse ante la posibilidad de que el destino se interponga y arruine los preparativos. Así lo dejan entrever informaciones publicadas por la prensa en las últimas semanas y en las que se asegura que el príncipe de Gales tiene pensado abrir al público parte del vasto imperio inmobiliario real, una vez que él sea coronado. Esto, con el fin de hacer más funcional a la institución y menos costosa.
Entre las ideas del sucesor está dar un tijeretazo a las áreas destinadas para el uso privado del monarca en el Palacio de Buckingham, las cuales en la actualidad abarcan 52 habitaciones y otras 188 para el personal que trabaja y atiende a la actual soberana. «A pesar de lo que todo el mundo piensa sobre que él (Carlos) no quiere vivir allí (en Buckingham), sin duda lo hará una vez asuma el trono, pero en unas condiciones mucho más modestas», aseguró una fuente cercana al príncipe de Gales que fue citada por el diario The Mail on Sunday. «Tendrá un piso encima de la tienda (de recuerdos), similar a la del primer ministro en Downing Street», agregó el informante.
¿Qué ocurrirá con el resto de las magníficas estancias palaciegas? Carlos tiene pensado abrirlas al público, pero no solo entre abril y septiembre como ocurre en la actualidad, sino durante todo el año y así hacer más caja con la venta de entradas. El palacio necesita dinero y con urgencia, pues desde hace años está siendo sometido a un profundo proceso de renovación y restauración, el cual hasta el momento ha devorado 369 millones de libras (431 millones de euros).
La misma suerte podrían correr tanto el emblemático castillo de Balmoral, en Escocia, como Sandringham. Ambas residencias son propiedad privada de la monarca. En el primero, construido en tiempos de la reina Victoria, Isabel II se recluye durante el verano y podría convertirse en un museo dedicado en su honor. Por su parte, el segundo es donde la familia real celebra la Navidad y que podría seguir a su disposición para ocasiones señaladas también podría terminar siendo convertido en una atracción turística.
Los planes inmobiliarios que Carlos pondrá en marcha al ascender al trono no solo lo afectarán a él, sino a su hijo mayor, Guillermo de Cambridge, y a la familia de este. Así el nuevo príncipe de Gales podría tener que dejar el londinense Palacio de Kensington, donde viene viviendo, para irse hasta el castillo de Windsor, a 34 kilómetros al oeste de la capital británica.
La actual residencia de Isabel II no es del gusto de su hijo mayor, quien al parecer la considera muy ruidosa. El castillo se encuentra justo debajo la ruta de los aviones que tienen como destino al aeropuerto de Heathrow.
Carlos también prevé mantener como residencia real a Clarence House, la vivienda que él y su esposa Camilla ocupan cuando están en la capital y que está ubicada a pocos metros de Buckingham. Esta mansión fue hasta el 2002 el hogar de la fallecida reina madre y será reservada para los hijos de Guillermo, George, Charlotte y Louis.
Pero el actual heredero al trono no solo tiene puestos sus ojos en los palacios, sino también en el tamaño de la familia real y, por ello, estaría evaluando reducir el número de los beneficiarios de serlo. Así ni sus hermanos ni los hijos de estos continuarán realizando labores públicas y, por ende, dejarán de recibir asignaciones de fondos públicos.
La difusión de estos planes ha venido seguida del anuncio de la cancelación del viaje de dos días que Isabel II tenía previsto realizar esta semana a Irlanda del Norte. Los médicos de la monarca, de 95 años, le habrían recomendado tomarse un tiempo.