El presidente del Consejo Europeo calificó a la canciller de «monumento»
23 oct 2021 . Actualizado a las 10:28 h.La canciller alemana, Angela Merkel, se despidió este viernes de Bruselas, al término de la que seguramente haya sido su última cumbre europea, la número 107 en sus 16 años como líder de Alemania y de la UE. «Este ha sido quizás mi último Consejo Europeo. Para mí siempre fue un placer», dijo Merkel desde la sala de prensa donde desde el 2005 se ha encargado de explicar el resultado de largas reuniones en las que ella ha sido una pieza fundamental para que los líderes europeos llegaran a un acuerdo.
Así se lo reconoció el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, que ha compartido con la canciller los últimos ocho años: «A menudo, cuando no era posible seguir adelante, Merkel venía con una propuesta (...), lograba encontrar algo que nos unía para seguir yendo hacia adelante».
La dirigente alemana evitó hacer balance de su mandato, pero sí concedió que a lo largo de estos años, ha «intentado resolver los problemas». Dificultades que se han sucedido una tras otra a lo largo de más de una década, desde la crisis financiera del 2008, a la migratoria del 2015, pasando por el brexit o la pandemia.
Merkel se va dejando tras de sí una huella imborrable, hasta el punto de que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, aseguró que es «un monumento». «Una cumbre sin Angela es como Roma sin el Vaticano o París sin la torre Eiffel», dijo Michel en el discurso de despedida que dedicó a la canciller.
Así ha podido parecerlo, sobre todo durante los peores años de la crisis financiera, cuando el resto de líderes iban perdiendo elecciones uno tras otro y ella permanecía y permaneció como la única superviviente.
Merkozy, Merkollande o Mercron han sido los acrónimos que han ido surgiendo en estos 16 años para referirse al eje francoalemán, en los que Merkel, que llegó cuando estaba Jacques Chirac, ha compartido liderazgo con Nicolás Sarkozy, François Hollande y Emmanuel Macron, principalmente.
Merkel dejará «un gran hueco en Europa», aseguró Bettel y la definió como «una máquina del compromiso». Compromisos en los que se la ha visto en el sur de Europa como la férrea defensora de la austeridad o como la garante de las finanzas públicas en el norte; como la solidaria que abre la puerta a los refugiados o como responsable de un efecto llamada por el que llegaron a la UE más de un millón de refugiados en el 2015.
Y sobre todo, consensos como el que forjó el año pasado, junto a Macron, para aprobar el fondo de recuperación de 800.000 millones de euros para hacer frente a la pandemia con un gran paquete de inversión, que por primera vez ha llevado a la Comisión Europea a emitir deuda en nombre de los Veintisiete.