Comienzan las audiencias para la confirmación exprés de la juez ultraconservadora Amy Coney Barrett para ocupar la vacante dejada por Ruth Bader Ginsburg
13 oct 2020 . Actualizado a las 08:42 h.El Senado de Estados Unidos inició este lunes el proceso de confirmación exprés de la juez Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo, impulsado por los republicanos, que podría instalar la mayoría conservadora en la justicia estadounidense durante décadas. La pelea por su designación ha elevado las tensiones políticas a 22 días de las elecciones presidenciales. La coreografía mediática finalizará, salvo sorpresas de última hora, con la ratificación más rápida de la historia de la máxima instancia judicial del país.
«Creo que los estadounidenses de todos los orígenes merecen un Tribunal Supremo independiente que interprete nuestra Constitución y nuestras leyes tal como están escritas», dijo la candidata en su discurso de presentación centrado en una férrea defensa de la familia. Con tan solo 48 años, Barret, de ideas ultraconservadoras, ocupará de por vida la vacante dejada por la recién fallecida Ruth Bader Ginsburg.
Pase lo que pase en los comicios, la huella de Donald Trump quedará impresa por muchos años en la foto de familia del Supremo, ya que Barret se convertirá en la tercera juez designada por el presidente, tras Neil McGill Gorsuch y el polémico Brett Kavanaugh.
Los demócratas llegaron dispuestos a abrir todas las brechas posibles en el proceso y en el historial de la candidata. Lo primero fue retratar la nominación como el asalto de presidente al Supremo en pleno proceso electoral. Lo segundo, caracterizar a la candidata como una ideóloga conservadora dispuesta a anular el sistema de salud aprobado por Barack Obama, el derecho al aborto y a ponerse del lado de Trump en caso de una disputa legal por el resultado de las elecciones.
«Millones de personas perderán el acceso al sistema de salud en plena pandemia», advirtió Kamala Harris, aspirante a la vicepresidencia junto al demócrata Joe Biden, cuya participación en los interrogatorios, se espera, acapararán toda la atención mediática como un atípico acto de campaña.
Los republicanos desplegaron un retrato favorable de Amy Coney Barrett como heredera del conservadurismo moderado de su maestro, el juez del Supremo Antonin Scalia. Una madre impecable, trabajadora incansable y mujer de reputación intachable. «La persona ante este comité está en la categoría de excelente. El país debería estar orgulloso», declaró el republicano Lindsey Graham, presidente del comité.
Barrett es miembro de People of Praise, un grupo ecuménico sin vínculos oficiales con la Iglesia católica, al que pertenece junto a su esposo con el que tiene siete hijos, de entre 8 y 19 años. Dos de ellos adoptados en Haití. Los republicanos cuentan con una mayoría de 53-47 que tiene asegurada su confirmación como la quinta mujer que accede al Supremo.