España deberá en el 2021 el equivalente al 115 % de su PIB, la cifra más alta desde hace más de un siglo

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El FMI calcula que el agujero de las cuentas públicas se disparará este año hasta el 9,5 %, el mayor desde el rescate de los bancos

15 abr 2020 . Actualizado a las 22:01 h.

España es uno de los países más golpeados por la crisis del coronavirus. Y ese impacto dejará una dura impronta en su economía. De las que hacen época. Según los cálculos del Fondo Monetario Internacional, el déficit se disparará este año hasta el 9,5 % del PIB, el agujero más elevado desde que el país tuvo que llamar a las puertas de Europa en el 2012 para rescatar a parte de un sistema financiero enfermo. Ni que decir tiene que el coste de las medidas aprobadas por el Ejecutivo para tratar de paliar la dentellada económica de la pandemia se reflejará también en la deuda pública. No hay dinero para financiar las actuaciones y habrá que buscarlo en los mercados. Pronostican los expertos del FMI que este año y el que viene, el país deberá a sus prestamistas el equivalente a más de la riqueza que es capaz de generar en un año. Tanto como el 115 % del PIB en el 2021, la cifra más alta en más de un siglo. Desde 1902. Que se dice pronto.

Una «gran recesión» en Europa. Ese es el escenario que dibujó esta mañana el director del Departamento de Europa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Poul Thomsen. El organismo anunció ayer que la pandemia se llevará este año por delante el 8 % del PIB español, el 9,1 % del italiano y el 7 % del alemán, y el danés no ahorró hoy epítetos para describir la que será la peor recesión desde el crack del 29. El economista señala que por cada mes que los servicios no esenciales sigan cerrados, la economía se contraerá un 3 % adicional, por eso insiste en que la mayor prioridad es invertir el dinero que haga falta en frenar la pandemia, las cuentas ya vendrán después: «Si este no es el momento de utilizar los colchones fiscales, ¿cuándo lo es?», deslizó sin señalar directamente a los países que tienen en su mano aliviar la presión fiananciera en la eurozona. Alemania, por ejemplo.

El FMI aplaude los programas de liquidez de emergencia de hasta 540.000 millones de euros extendidos por el Eurogrupo y el BCE (750.000 millones de euros), pero insiste en que habrá que tomar medidas «inéditas» y creativas para afrontar una crisis revestida de una enorme impredictibilidad. Aún así cree que «no se debería subestimar la determinación de los líderes de la eurozona para hacer lo que sea necesario para estabilidad el euro», insistió Thomsen. El organismo tiene la vista puesta en la cumbre del próximo 23 de abril, en la que se deberá diseñar el fondo de reconstrucción económica que demandan Francia, España e Italia. Su financiación está siendo objeto de discordia con Alemania, que se niega a utilizarlo como palanca para que sus socios se financien a bajo precio en los mercados.

Debilidades

Thomsen también ha explicado por qué las previsiones económicas para España son tan demoledoras (destrucción del 8 % del PIB y el desempleo en el 20,8 % a finales del 2020). La alta dependencia del turismo se ha convertido en estructural en el país. Eso hace que la economía sea más vulnerable a los shocks externos. El cierre prolongado y las medidas de seguridad que se adopten una vez que se levante el confinamiento complica la reactivación de este sector, que engloba el 12 % del PIB nacional. Pero no es el único talón de Aquiles. «España tiene un número enorme de pequeñas y medianas empresas que, a menudo, no disponen de los colchones fiscales suficientes para amortiguar shocks significativos», señaló. Además, Thomsen encuentra todavía vulerabilidades en el mercado laboral. España está en el furgón de cabeza de la temporalidad en la UE. Los trabajadores con contratos temporales son los más expuestos.

Fusiones bancarias

Una de las incógnitas que todavía quedan por resolver es qué va a pasar con el sistema financiero. Aunque el FMI reconoce que los bancos europeos están mejor preparados que en la crisis del 2008, lo cierto es que la magnitud de la crisis (que hoy afecta a toda la economía), su exposición a posibles créditos dudosos y su baja rentabilidad ha despertado el temor en el organismo a un efecto arrastre. Lo que ha dejado claro el FMI es que el proceso de consolidación bancaria, a través de fusiones, «se acelerará» a medio plazo, pero elude anticipar si este proceso será transfronterizo o las fusiones se limitarán a los mercados nacionales. Lo que dejan claro es que «el euro necesita mejorar su arquitectura» porque lo que pase de ahora en adelante, afectará al futuro del sistema financiero, uno de los pulmones sobre los que tendrá que apoyarse la economía para sobrevivir.

Riesgos para la estabilidad

Otro organismo que se ha sumado a la alerta temprana ha sido el el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), que hoy ha advierto a los países del G20 del desafío que supone esta crisis para el sistema financiero internacional. Las necesidades de financiación bancaria por parte de empresas y familias para superar la paralización de la actividad y la caída de ingresos están aumentando de forma dramática y, de forma paralela, las solicitudes de créditos. Por eso el FSB ha trasladado hoy su inquietud en torno a los riesgos al alza en un informe distribuido entre los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20, que hoy se reunirán de forma virtual, según apunta Efe. «La pandemia de Covid-19 representa hasta ahora la mayor prueba para el sistema financiero después de la crisis», señala el documento, en el que apunta hacia «la incertidumbre sobre el valor de un amplio número de activos, que complica mucho el funcionamiento de los mercados y la intermediación en este aumento de la necesidad de crédito».