Sánchez, en su discurso de investidura: «No se va a romper España. No se va a romper la Constitución»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

SERGIO PEREZ | REUTERS

El candidato socialista ha admitido que la alianza de Gobierno con Podemos no era su primera opción, pero que se trata de «la mejor solución que puede lograrse bajo las circunstancias de aquí y de ahora». Así te contamos la maratoniana jornada en el Congreso

05 ene 2020 . Actualizado a las 00:41 h.

«Buenos días. No se va romper España. No se va a romper la Constitución. Aquí lo que se va a romper es el bloqueo al Gobierno progresista». Estas fueron las primeras palabras, ayer, del discurso que Pedro Sánchez dirigió al Congreso en la apertura del debate de investidura. Este domingo, víspera del día de Reyes, a las nueve de la mañana se retoma la sesión, con la previsión de que a las 14 horas se produzca una primera votación que salvo sorpresa mayúscula, no le saldrá al candidato. Será a la segunda, el martes, y con mayoría simple de un solo voto en principio cuando el socialista pueda volver a la Moncloa. ¿Por qué es así? Continúa la lectura. 

Ayer, antes de exponer las líneas maestras del programa de Gobierno de coalición, el candidato socialista buscó un cierre de filas de su partido, agradeciendo la confianza de sus bases y de sus dirigentes, lanzándose a hacer un breve repaso por sus 140 años de historia.

Aunque no logró detallar en qué consiste exactamente su pacto con ERC, Sánchez llamó a hacer un reseteo en Cataluña. «Sabemos que los sentimintos no se imponen ni se prohíben. «Propongo a esta cámara recomenzar», y garantizó que la salida al laberinto será «dentro de la Constitución» a través del «perfeccionamiento del mejor modelo que ha tenido España: el modelo autonómico».  

La alianza con Unidas Podemos

Sánchez admitió que la alianza de Gobierno con Podemos no era su primera opción, pero que se trata de «la mejor solución que puede lograrse bajo las circunstancias de aquí y de ahora». Entre los aplausos de la bancada de Podemos, llamó a enterrar las viejas rencillas que impidieron que el mismo pacto fructificase el pasado verano, motivando la repetición electoral de noviembre. Se refirió a dos: «el principio de cohesión y el principio de idoneidad», pero garantizó que si logra la confianza de la Cámara su Ejecutivo «funcionará como un Gobierno unido».

Resuelto su acuerdo con Unidas Podemos, el presidente del Gobierno en funciones mostró su descontento con la actitud mostrada por las fuerzas políticas que se han «negado a contribuir a la gobernabilidad de España», afeándoles especialmente que se estén dedicando a «agitar los peores presagios sobre España», un futuro negro que no comparte, pero «si no son fingidos, no alcanzo a entender que no muevan un dedo porque no sucedan», dijo, en clara referencia a la negativa del PP o Cs para que la gobernabilidad de España no recayese sobre las fuerzas secesionistas catalanas. A lo largo de las últimas semanas, el líder socialista recordó en varias ocasiones a Casado y a Arrimadas que tenían en su mano dejar a ERC fuera de la ecuación allanando su investidura.

Así, Sánchez clasificó los tres grandes bloques que se conformarán tras la votación de investidura. Por un lado, el «de la España que avanza», en el que aglutinó a las fuerzas del sí; en el medio, el conformado por «quienes no quieren sumarse a su avance, pero al menos no lo impiden por su abstención»; y finalmente «una coalición curiosa, variopinta», en la que agrupó a la «ultraderecha» y «a los nacionalismos más intransigentes» que se decantarán por el no a su proyecto.

 El candidato a la presidencia se refirió a algunos de los grandes objetivos a los que su Gobierno dedicará buena parte de los esfuerzos, entre los que destacó la justicia social, la defensa de los servicios públicos, la libertad y «la cohesión y el diálogo territorial para empezar a superar el contencioso político catalán mediante la política y el diálogo». Este último, el desafío secesionista, centró buena parte de su intervención. Se refirió al mismo como «una crisis heredada» que asume «con toda lealtad constitucional» bajo la intención de «devolver a la política un conflicto político», lo que significa «dejar atrás toda la deriva judicial que tanto daño ha causado», lamentó. «Hay que retomar la única vía posible, que es la política, la del diálogo, la negociación y el pacto», dijo, tres de las herramientas que aparecen recogidas en el acuerdo que firmó recientemente con ERC para lograr la abstención de los secesionistas.

Como candidato a la investidura, Sánchez tiene la posibilidad de intervenir en el debate en el momento en el que lo considere oportuno, y usó esta prerrogativa para responder a la intervención de Pablo Casado, al que le agradeció su «moderación y tono» de forma irónica. «Acabó el 2019 y su viaje a la moderación. Toca afeitarse la barba de nuevo», bromeó entre las risas de sus diputados.

El secretario general socialista pidió al jefe de la oposición que empiece a «asumir» los resultados electorales, acosejándole que comenzase por subirse a la tribuna y decir: «Hola, soy Pablo Casado y he perdido cinco elecciones en un año».

Según Sánchez, Casado viene haciendo «cosas impropias de un candidato a la presidencia» como emplear «todo tipo de artimañas jurídicas y extrajurídicas» con el único objetivo de «sabotear la formación» de su Ejecutivo de coalición, aunque pronosticó que no conseguirá salirse con la suya porque «las artimañas son demasiado evidentes y se van a volver en su contra».

«¿Por qué no se abstienen?», le preguntó. «Lo tienen bastante sencillo. Bastarían 13 abstenciones». Pero tal como lanzó la pregunta, ofreció la respuesta: «Porque piensan que cuanto peor, mejor». Sánchez le recordó al líder del PP que no aceptará consejos de alguien que «está a tres millones (de votos) de diferencia del peor Rajoy, señor Casado; por tanto, lecciones, las justas». También le dejó claro que no aceptará clases sobre la lucha contra la corrupción, campo en el que Casado le atacó con su silencio tras la sentencia de los Eres, ni mucho menos sobre con quién pueden sentarse a negociar y con quién no, recordándole que su portavoz en el Senado, Javier Maroto, pactó con Bildu cuando este era alcalde de Vitoria.

«España no es el PP y la constitución no es el PP. Afortunadamente, España y la Constitución son mucho más grandes que el PP. Esta coalición progresista está integrada por hombres y mujeres tan españoles como ustedes.Su versión de la Constitución consta de un solo artículo. Es constitucional aquello que hace el PP, y es anticonstitucional aquello que no hace el PP», dijo.

De vuelta a su discurso y tras su repaso por la cuestión catalana, Sánchez se dedicó a desgranar las principales líneas maestras del programa de Gobierno acordado con Podemos presentado hace unos días junto al que será su vicepresidente, Pablo Iglesias. En el mismo, destaca la derogación de la reforma laboral del 2012, la elaboración de un nuevo estatuto del trabajador o la determinación de aumentar el salario mínimo (smi) a lo largo de la legislatura hasta el 60% del actual salario medio, lo que equivale a fijar el smi alrededor de los 1.200 euros.

 

En materia sanitaria, Sánchez se comprometió a incrementar la inversión en hasta el 7% del PIB a lo largo de la legislatura. Tal y como aparece reflejado en su acuerdo de Gobierno con Podemos, también recordó su determinación para acabar con el copago farmacéutico de «forma progresiva» empezando con los pensionistas, impulsar una ley de eutanasia o la incorporación de un programa de salud bucodental al sistema público.

Ante los ataques de la oposición que vaticinan que el futuro Gobierno ejercerá una gran presión fiscal sobre los contribuyentes, Sánchez se defendió garantizando que no introducirá ningún incremento «sobre las clases medias» a través del IRPF, y que solo aportarán a la caja común en un mayor porcentaje «los contribuyentes con rentas superiores a los 130.000 euros».

Una de sus promesas de campaña fue crear una vicepresidencia económica para la actual ministra en funciones, Nadia Calviño, consciente de la credibilidad de la que disfruta la gallega en Bruselas. En su discurso de este sábado Sánchez se comprometió a cumplir «en materia de responsabilidad fiscal».

Para proceder a toda esta batería legislativa, Sánchez evidenció que no su coalición no cuenta con el músculo parlamentario que le gustaría, por lo que llamó al resto de fuerzas de la Cámara a contribuir a «articular mayorías amplias» en función del asunto a tratar. «Desde el Gobierno no vamos a pedir a nadie que renuncie a sus principios, solo le vamos a pedir que renuncie a su sectarismo», dijo, tras asegurar que «gobernarán para todos los españoles», independientemente de que les hayan entregado su voto.

Entre algunas de las medidas que afectan directamente a Galicia, Sánchez mencionó la recuperación del Pazo de Meirás como un nuevo capítulo en su determinación por que se cumpla la Ley de Memoria Histórica, la creación de centros para combatir la despoblación en las comarcas más afectadas, el compromiso de unir mediante transporte público todas las localidades «por pequeñas que sean» con la cabecera de comarca o la búsqueda de una solución para los sectores más afectados en las industrias del carbón.