Así funciona el fármaco para dejar de fumar que financia Sanidad

Marta Otero Torres
marta otero REDACCIÓN / LA VOZ

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El Champix ha demostrado su efectividad a pesar de la polémica sobre sus efectos adversos psiquiátricos

11 jul 2020 . Actualizado a las 10:33 h.

El ministerio de Sanidad financia uno de los fármacos que han demostrado más efectividad para ayudar a lograrlo, la vareniclina, conocida comercialmente como Champix. Andrés Zamorano, del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, explica que se trata de uno de los tres tratamientos efectivos y seguros para dejar de fumar, «junto al bupropión y la terapia sustitutiva de nicotina (TSN), que solemos utilizar en parches y lo acompañamos de comprimidos bucales, o chicles o un espray para los momentos críticos».

La vareniclina, asegura, es el que ha demostrado ser más eficaz. Eso sí, no vale una simple receta. «Tiene que ir acompañado -dice el experto- de una especie de protocolo con medidas cognitivo-conductuales. Hay que fijar con el paciente una serie de visitas de seguimiento para acompañarle en un proceso que no es fácil ni mucho menos, pero se puede lograr, porque ya hay diez millones de exfumadores en España».

¿Y en qué consiste el tratamiento cognitivo conductual que debe acompañar al medicamento? Pues en ir «desenroscando» esas situaciones a las cuales tienes asociado el tabaco. «Es importante hacer ese seguimiento psicológico -insiste Zamorano-, porque si no lo haces a la mínima de cambio el fumador tendrá otra nueva tentación (se juntará con los amigos tomando una cerveza o tendrá algún acontecimiento adverso) y volverá a fumar».

En esta misma línea se ha pronunciado Carlos A. Jiménez Ruiz, neumólogo y presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). «El médico que lleve al fumador, además de prescribirle la medicación, le tiene que hacer un seguimiento y prestar un apoyo psicológico a lo largo del proceso de abandono del tabaco. Esta combinación es lo que hace que el sujeto fumador tenga éxito en el abandono». Según este experto, cuando se combina tratamiento y seguimiento por parte del profesional «las posibilidades de éxito van a estar en torno a un 40 o 50 %, mientras que si ese intento se hace sin ayuda y en solitario y sin tratamiento sus posibilidades no llegarían a ser del 10 %».

Desde la SEPAR dan la bienvenida al anuncio de la financiación del tratamiento para el tabaquismo. «Nos parece una medida acertada y queremos dejar notar que la prescripción de este tratamiento una vez que esté financiado por el sistema sanitario público tiene que se realizada por los profesionales de atención primaria y por los neumólogos».

 Tiempo y precio

El tratamiento con vanericlina por cuenta del fumador es bastante caro. En la actualidad, el precio de un envase de inicio cuesta en torno a los 112 euros y los de continuación entre 130 y 182, dependiendo de los comprimidos. Con la subvención pública el medicamento será considerablemente más barato, aunque aún no hay nada firmado sobre el tema.

«El tratamiento son doce semanas -explica Andrés Zamorano- y lo puede tomar prácticamente todo el mundo, porque se elimina por vía renal, salvo que tengas una insuficiencia muy extrema. No tiene interacción con otros fármacos, y está demostrada su seguridad y su eficacia».

El proceso para dejar el tabaco no es complicado. La gente que llega y está dispuesta a dejar de fumar tiene que responder un cuestionario en el que se indaga sobre las peculiaridades de su hábito, «por qué quiere dejarlo, que situaciones son más complicadas para él y en cuáles tiene mas riesgo de fumar», afirma el experto. Después el fumador tiene que completar un autoregistro para ser consciente de lo que está fumando. «Hay que implicarse un poco -reconoce Zamorano-, no es ‘me tomo la medicación, baja el espíritu santo y he dejado de fumar’». El secreto del principio activo de este fármaco es que bloquea los receptores nicotínicos que tenemos en el cerebro. «Tiene un efecto agonista que te hace secretar una mínima cantidad de dopamina en el cerebro y te hace sentirte un bien como si estuvieras fumando. Después, al ir bloqueando todos los receptores, cuando fumas es como si estuvieras fumando paja, porque lo que hace es disminuir el efecto recompensa».

También hay quien ha recibido la noticia de la financiación del fármaco con cierto escepticismo. Manuel Chaves, de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo (SEDET), asegura que «ese anuncio no tiene ninguna validez. Tienen que explicar en qué condiciones se va a financiar, porque hacer anuncios en precampaña sin que haya nada sobre el papel no tiene sentido y este tema es muy serio».

«Sí, he tenido algunos efectos secundarios, pero ¡ni punto de comparación con los que tiene el tabaco!»

La polémica sobre los efectos secundarios de la vareniclina ha vuelto a la actualidad tras el anuncio de su financiación por parte de la Sanidad pública. Según el prospecto, se contempla que con la toma de este fármaco pueda aparecer insomnio, cefalea y náuseas que desaparecen cuando la persona se habitúa al tratamiento.

Sin embargo, hace unos años el Champix estuvo en el punto de mira tras varias notificaciones de la agencia estadounidense del medicamento (FDA) sobre problemas cardíacos y alteraciones de la salud mental, como ideas suicidas.

«Esto de los efectos adversos ya se ha superado —cuenta Andrés Zamorano—. Hay estudios posteriores que analizaron los efectos cardiovasculares y no existe actualmente ninguna precaución, salvo el seguimiento personalizado para saber cómo le va a cada paciente. Yo lo llevo usando más de diez años y para mí no ha supuesto ningún problema».

En la plataforma mimedicamento, que recoge de forma independiente las experiencias personales de los usuarios con la toma de fármaco, la valoración de la vareniclina es buena. El 72 % de los que opinan sobre ella se sienten satisfechos, aunque es verdad que muchos usuarios se quejan de los efectos secundarios. «Sí, he tenido, algunos efectos secundarios, como náuseas, perdida de apetito o insomnio..... ¡Ni punto de comparación con los efectos del tabaco! Tos, expectoración, fatiga, falta de aire al hacer ejercicio, perdida de gusto y olfato, olor desagradable en ropa y corporal, posible cáncer de boca y/o pulmón», explicaba una de las opiniones. La mayoría, eso sí, reconoce que les ha valido la pena la toma del medicamento para desengancharse al fin de la lacra del tabaco.