El astillero del Titanic se va a pique

JAVIER GARCÍA ORTIGUEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

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Paul McErlane

Harland and Wolff, que ya no construye barcos, se ha declarado en quiebra

21 ago 2019 . Actualizado a las 19:50 h.

El astillero que construyó el barco más famoso de la historia sigue los pasos del navío que le dio la fama y, al igual que el Titanic, se hunde. Harland and Wolff, la constructora de barcos que con sus icónicas grúas amarillas logró ser un signo identitario de Irlanda del Norte, presentó ayer en un juzgado de Belfast la solicitud de insolvencia y pasará a ser gestionada desde el próximo lunes por un administrador concursal.

La declaración de quiebra se produce después de una operación infructuosa de venta del astillero, al que su matriz, la petrolera noruega Dolphin Drilling, no consiguió encontrarle pretendiente. Era un movimiento a la desesperada para no entrar en bancarrota, lo que, al fracasar, acabó ocurriendo en junio, arrastrando después al astillero, cuyo concurso de acreedores será gestionado a partir de la próxima semana por la consultora belga BDO.

La entrada en concurso, aunque protege los activos de la empresa, pone en riesgo el futuro de sus trabajadores. Actualmente, Harland emplea a menos de 130 personas, entre ellos diferentes especialistas en marina e ingeniería. Cifras que quedan muy lejos de las más de 30.000 personas que llegaron a trabajar en el astillero en sus días de mayor actividad.

Preocupados por mantener sus puestos, los trabajadores llevan una semana de concentraciones en el puerto, y le enviaron una carta al nuevo primer ministro británico, Boris Johnson, solicitando la nacionalización de la compañía. La respuesta por parte del Gobierno no ha agradado a los sindicatos, pues según el ministro británico para Irlanda del Norte, Julian Smith, esta crisis es «un asunto principalmente comercial», aunque su portavoz afirma que «hará todo lo que pueda para asegurar el futuro de este lugar histórico».

Una época dorada esfumada

Harland and Wolff nació en el año 1861, pero alcanzó su fama mundial cincuenta años más tarde, cuando construyó el Titanic, entre 1909 y 1012. Pese a que el trasatlántico acabó yéndose a pique en su viaje inaugural debido a la colisión con un iceberg (causando la muerte de 1.500 pasajeros), el accidente no afectó a la reputación del astillero, cuya actividad logró sus picos máximos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando construyó 123 barcos mercantes, 140 buques de guerra y más de 500 tanques.

Los problemas de la compañía, que lideraba la producción mundial de barcos, comenzaron en 1966, cuando empezó a necesitar subsidios para sobrevivir. Se nacionalizó por primera vez en 1975, pero fue privatizada de nuevo en 1989, para poco más tarde dejar de fabricar barcos. Desde hace quince años se dedica a la energía eólica y la ingeniería marina.