La titular de Justicia descarta dimitir y garantiza que no se dejará amedrentar
13 ene 2020 . Actualizado a las 13:01 h.Dolores Delgado encadenó ayer su segunda jornada negra consecutiva dentro del particular calvario por el que atraviesa desde hace un mes, coincidiendo con la salida a la luz de las grabaciones que la relacionan con Villarejo y que gota a gota han minado su credibilidad.
La ministra de Justicia, que recientemente fue reprobada por el Senado, recibió este martes una clara invitación del Congreso para que presente su dimisión, pero abandonar el Ejecutivo no entra en sus planes. Ayer acudió a la Cámara Baja en doble sesión para defender su trabajo al frente de la cartera de Justicia y presentarse como una víctima de las extorsiones del excomisario Villarejo y de la utilización partidista que algunos grupos políticos están haciendo de sus grabaciones, en clara referencia al PP y a Ciudadanos, a los que se refirió en múltiples ocasiones como «la derecha, la extrema derecha y la extrema extrema derecha», relacionado a estos dos partidos con los ultras de Vox.
Lejos de presentar su dimisión, tal y como este martes le reclamó el Congreso, Dolores Delgado defendió su labor al frente del ministerio de Justicia, garantizando que seguirá trabajando para «el Gobierno decente de Pedro Sánchez».
Afirma que nunca ha mantenido ningún tipo de relación profesional con Villarejo Ayer compareció en la Cámara Baja en sesión doble. La primera de ellas por la mañana, bien temprano, en donde se enfrentó a dos preguntas del grupo parlamentario popular como parte de la habitual sesión de control al Gobierno de los miércoles. Repitió a última hora de la tarde en un formato más reducido, dentro de la comisión de investigación de Justicia, en donde participó a petición propia, una vez que los grupos parlamentarios sumaban la fuerza suficiente como para forzarla. En ambas repitió el mismo mensaje, incluso con las mismas coletillas. «Soy una víctima por partida doble», expuso. En primer lugar denunció el «chantaje de un miembro de las cloacas», dijo, en clara referencia a Villarejo, quien según ella pretende «hacer un daño político» y lograr «una ventaja procesal» con la difusión de una conversación privada; pero también del «uso partidista» de estas grabaciones de hace nueve años en una comida en un céntrico restaurante madrileño en la que compadrea con este excomisario. «No me van a amedrentar».
La baza del feminismo
Delgado también optó ayer por jugar la baza del feminismo, haciendo ver que parte de la persecución a la que se enfrenta solo se debe a su condición de mujer. «Es un intento más de desacreditar la carrera de una mujer que lo que ha conseguido ha sido por sí misma, con muchísimo esfuerzo y dedicación».
También sin mencionarlo de forma expresa, Dolores Delgado sacó a relucir el nombre del exmagistrado Baltasar Garzón, con quien mantiene una estrecha relación profesional y que también formó parte de esa comida. Son varios los medios que han apuntado que Delgado es la titular de Justicia a petición del exjuez de la Audiencia Nacional, inhabilitado para el ejercicio de la política. Ayer defendió su independencia, y que todos los méritos que acumula los logró «sin necesidad de tener a ningún hombre ni delante, ni detrás», expuso. «He tenido que soportar que se afirme que soy una marioneta de alguien. He trabajado muy duro por formar parte de este Gobierno decente de Pedro Sánchez».
La responsable de Justicia repitió una vez más que no se dejará «amedrentar», y como prueba realizó un completo repaso a su carrera profesional en el mundo de la Justicia, en donde combatió al terrorismo etarra, al yihadismo y al narcotráfico.
Delgado aseguró que no ha mentido, y que jamás ha mantenido una «relación profesional» con Villarejo, pero lo cierto es que a lo largo de este mes ha tenido que ir modificando sus versiones en función de las nuevas grabaciones que salían a la luz, un asunto que motivó su condena por parte del Congreso, impulsada por el PP y Ciudadanos, pero que contó con la complicidad de Podemos y otros grupos políticos supuestamente aliados.
Dolores Delgado se ha convertido en el punto más débil del Gobierno de Pedro Sánchez, que de momento apuesta por sostenerla dentro de su Gobierno. Este mismo martes volvió a ratificarla en el cargo.