Trump exige el 4% del PIB para la OTAN

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Trump intenta bromear con Merkel después de convertirla en la diana de su furia
Trump intenta bromear con Merkel después de convertirla en la diana de su furia KEVIN LAMARQUE

Vuelca su ira sobre Alemania, a la que acusa de estar «totalmente controlada por Rusia», y ofende a los aliados que todavía no invierten el 2 % en defensa al considerarlos morosos

12 jul 2018 . Actualizado a las 07:09 h.

«Alemania está totalmente controlada por Rusia», aseguró este miércoles sin parpadear Donald Trump frente al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante un desayuno informal previo a la reunión con los líderes de la Alianza Atlántica en Bruselas. El noruego, con cara de perplejidad, guardó silencio, descolocado ante la gravísima acusación pública que acababa de verter el presidente estadounidense contra Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, no estaba ahí para defenderse de la batería de reproches que siguieron. Con frases cortas, exclamativas y gestos fanfarrones, el magnate dio rienda suelta a su ira, provocando la indigestión de Stoltenberg. La batalla ya estaba servida, y la jornada no había hecho más que empezar.

«Alemania hace grandes tratos de gas y petróleo con Rusia. Se supone que os protegemos de ella, pero le pagan [a Moscú] miles de millones y eso no es apropiado», se quejó Trump poniendo de relieve el doble rasero de Berlín. «El anterior canciller alemán [Gerhard Schröder] es el jefe de la compañía del gasoducto que va a proveer el gas. Alemania tendrá casi el 70 % del país controlado por Rusia con el gas natural. Tenemos que hablar de esto», deslizó incómodo y tratando de crear discordia dentro de la UE. «Polonia no acepta el gas ruso porque no quiere ser cautiva».

Detrás de esta brutal y desleal acometida late el deseo del inquilino de la Casa Blanca de someter a la UE y hacerla dependiente de las importaciones de gas licuado estadounidense. De ahí su machacona insistencia en exigir a los europeos que gasten más en defensa. Hasta ahora el objetivo era el 2% del PIB para el 2024. Y a eso se comprometieron ayer los aliados a pesar de que Trump exigió duplicar esa cifra y alcanzar el 4 % a sabiendas de que tan solo Grecia (2.27 %), Estonia (2.14 %), Reino Unido (2.10 %) y Letonia (2 %) cumplen a duras penas. «La mayoría de dirigentes reconoció que se debían hacer esfuerzos, pero consideraron absurdo el enfoque contable», aseguró el presidente búlgaro, Rumen Radev, al término del encuentro. Trump, que llegó de tildar de morosos a los socios que no llegan a ese listón, les exige que inviertan en equipamiento estadounidense, pero la UE se resiste y defiende su derecho a contribuir de otra forma: con efectivos, capacidades y participación en misiones internacionales de la OTAN y la ONU.

La creación del fondo común de defensa ha sido diseñado para impulsar la industria de las potencias europeas y reducir la dependencia del exterior, un plan que no casa con las expectativas de Trump. ¿Cómo canalizó el norteamericano su frustración? Contraatacando y apuntando de nuevo a Berlín: «Algunos aliados nos deben enormes cantidades de dinero. Alemania es un país rico. Podría incrementar su gasto en defensa mañana mismo sin problema».

Llegado a ese punto, Stoltenberg tuvo que intervenir para frenar la furia de Trump. «Estoy de acuerdo contigo en que tenemos que asegurarnos de que los aliados invierten más, pero ya lo están haciendo». El noruego no ocultó los enormes «desacuerdos y discrepancias» que existen entre los socios de la OTAN y Estados Unidos.

La canciller Merkel esquivó visiblemente disgustada y con altas dosis de diplomacia el guante. En su expresión dejó entrever su hartazgo y resignación antes de responder a Trump: «Quiero apuntar una cosa: experimenté por mí misma la ocupación soviética de una parte de Alemania. Es bueno que hoy seamos independientes», le espetó sin entrar en más provocaciones. La alemana también respondió a las acusaciones veladas del líder estadounidense, quien cree que las autoridades germanas se aprovechan del esfuerzo de EE.UU. para la defensa común. «Alemania está contribuyendo mucho. Aportamos el tercer mayor contingente de tropas, infraestructuras para misiones de la OTAN y estamos presentes desde hace años en Afganistán. Aumentamos nuestro gasto un 28 % desde el 2015», le recordó.

Tras un tenso encuentro bilateral con la líder alemana, Trump trató de mostrar, no sin cierta ironía, que ambos tienen «muy, muy buena relación». Tanto Merkel como el francés Emmanuel Macron trataron de concluir con rapidez la comparecencia junto con el republicano, muestra de la incomodidad que genera a sus socios, incluido el presidente canadiense, Justin Trudeau, quien no le dirigió la palabra en los momentos previos a la foto familiar. Trump tuvo que caminar en un segundo plano junto al líder turco, Recep Tayyip Erdogan, otro socio controvertido. La retirada del Acuerdo por el Clima, el sabotaje al acuerdo nuclear con Irán, impulsado con firmeza por la UE, y la guerra comercial que le ha declarado Trump al mundo han dejado a Washington aislada.

El temor de los aliados es que el magnate rompa filas y forje nuevas alianzas con amistades indeseables. La primera prueba de fuego tendrá lugar el próximo lunes cuando el norteamericano se reúna con Putin en Moscú. ¿Qué saldrá de ahí? Es una incógnita para todos. Trump es impredecible.

Stoltenberg no respalda los argumentos de Sánchez para no gastar el 2 % del PIB

Un 0.93% del PIB. Eso es lo que invierte España para la defensa y seguridad común de los aliados. La cifra deja a la quinta potencia económica de la UE de tercera por la cola en la lista de contribuyentes. Solo por delante de Bélgica y Luxemburgo. ¿Temía este miércoles el presidente Sánchez la reacción de Trump? Aunque España está muy lejos del 2 %, que no alcanzará ni en el 2024, el madrileño se plantó por primera vez en los cuarteles de la OTAN en Bruselas dispuesto a convencer a sus socios, y muy especialmente al norteamericano, de que el país cumple.

Gesto serio de Trump con el presidente español
Gesto serio de Trump con el presidente español OLIVIER HOSLET

«Somos empáticos con las demandas de la Administración americana, primero con Obama y ahora con Trump, los comprendo, pero para ser justos hay que decir que España es un socio fiable, comprometido y activo», deslizó a su llegada. Llevaba bien aprendido los argumentos, que coincidían línea a línea con los que blandió la canciller Angela Merkel, para aguantar el chaparrón de reproches. «Somos muy activos en misiones internacionales de la ONU y de la OTAN. España echa una mano en la formación de perfiles de seguridad para el Gobierno iraquí y en capacidades estamos muy por encima de la media», defendió Sánchez antes de sostener que lo más adecuado sería analizar el grado de compromiso de cada aliado atendiendo a otras variables distintas del PIB. Una visión en la que coincidieron la mayor parte de los dirigentes europeos y Trudeau, quien sí trató de persuadir de forma diplomática a sus socios para que no eludan su responsabilidad con la OTAN ahora que avanzan hacia una estrategia de defensa europea. «Nuestra gran preocupación es que no haya duplicidades con la OTAN», indicó el canadiense, quien pudo intercambiar unas palabras con el español.

La sugerencia de Sánchez no encontró demasiado respaldo en el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. El noruego se mostró comprensivo a la hora de valorar los sacrificios que asumen algunos países, pero insistió en que los compromisos deben respetarse: «Soy consciente de que a la mayor parte de los políticos les gusta gastar en algo más que defensa. Nos gusta invertir dinero en sanidad, educación, infraestructuras y ese tipo de cosas», manifestó en alusión a los países europeos que no quieren renunciar a sus modelos de protección social para contentar a Trump.

Sánchez también tuvo tiempo de abordar otras cuestiones de gran importancia para España como el brexit con la británica Theresa May, con la que habló de Gibraltar. El otro encuentro fue con la primera ministra noruega, Erna Solberg, a quien trasladó la indignación de los cerca de 12.000 marineros españoles, muchos de ellos gallegos, que continúan batallando para conseguir que la Hacienda noruega les pague las pensiones.