La decisión de Feijoo llegó por SMS: «Nos quedamos»

d. sampedro / j. capeáns SANTIAGO / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

Feijoo tardó 13 días en decidir si competía por liderar el PP y, tras descartarlo pese a las presiones, llamó a Rajoy y envió un mensaje a tres colaboradores solo 15 minutos antes de hacerlo público

24 jun 2018 . Actualizado a las 08:35 h.

Es imposible fijar con una fecha ese momento en el que Alberto Núñez Feijoo se coloca en el andén para valorar si se sube al siguiente tren con destino a Madrid. De allí vino en el año 2003, dejando la jefatura de Correos para competir por la sucesión de Manuel Fraga, y no tardó en acompañarlo la sospecha de que había reservado un billete de vuelta. El tiempo fue desmintiendo esa percepción, pero una vez que el PSOE registró la moción de censura para desalojar a Rajoy de la Moncloa, el líder del PPdeG fue situado de nuevo en la estación y alguna firma incluso apuntaba desde Madrid que ya estaba «sumando fuerzas» entre los barones para plantarle cara a Rajoy, algo que estuvo a punto de provocar un desmentido oficial, pues si algo no quiso parecer Feijoo es un desleal. En realidad, fue tras la caída de Rajoy y la convocatoria del congreso del PP cuando el presidente de la Xunta explora la posibilidad de optar a la sucesión. Tardó 13 días en tomar la decisión y se la comunicó al propio Rajoy y a tres de sus principales colaboradores solo quince minutos antes de hacerla pública.

5 de junio

«Ha llegado el momento de poner el punto y final». Rajoy anuncia con estas palabras, pronunciadas en el comité ejecutivo del PP, su inminente retirada, que además va a ser más acelerada de lo que muchos podrían esperar. Casi todas las miradas empiezan a girarse hacia Núñez Feijoo como potencial sucesor, que guarda silencio sobre sus planes. Esa misma tarde, Esperanza Aguirre aparece en la presentación del libro No hay ala oeste en la Moncloa, en el que participa Aznar, y lanza su apuesta: «Me gusta mucho Feijoo».

6 de junio

«Cuando tenga algo que decir, lo diré». Ese día, el presidente de la Xunta tiene sesión de control en el Parlamento. Llega con el tiempo justo y accede al pazo de O Hórreo por el párking subterráneo, esquivando al nutrido grupo de periodistas que lo aguarda. Despeja las preguntas de la oposición sobre su futuro y los convoca de nuevo para el día 20. Casi de inmediato, abandona el Parlamento para participar en un acto en Ourense, donde despacha las preguntas de la prensa con un escueto: «Cuando tenga algo que decir, lo diré».

7 de junio

«Hablaré cuando se convoque el congreso». En la comparecencia posterior a la reunión del Consello de la Xunta, Feijoo se mostró esquivo, dejando claro que solo diría algo cuando se convocara el congreso, pero relajó más el gesto -llegando a las bromas- al apagarse las grabadoras. Los días siguientes mantuvo el suspense hasta su siguiente aparición, la del domingo 10 de junio, en el aniversario de unas bodegas de O Ribeiro donde volvió a despejar la pelota arguyendo que necesitaba «sete ou quince días» para valorar qué hacer.

11 de junio

Junta directiva en Madrid y convocatoria del congreso. El PP convoca el congreso, con primarias previas, para el 20 y 21 de julio, tras una junta directiva en Génova a la que acude Feijoo: «Soy presidente de una comunidad, eso tiene muchas complejidades y voy a intentar ser responsable como presidente y como militante del PP», soltó ante los periodistas sin dar más pistas.

14 de junio

«Ser presidente de la Xunta es lo que más me pesa». Nuevo Consello de la Xunta, y Feijoo hace el giro más importante en todo este proceso. Admite que lo que más «pesa» en su decisión es ser presidente de la Xunta, y entre sus colaboradores más cercanos se disparó la percepción de que dichas palabras dejaban entrever ya una voluntad firme de permanecer en Galicia. Un oportuno acto de la Consellería de Política Social le permitió salir pitando de la sala de prensa y evitar que los periodistas siguiesen lanzando golpes de efecto con la guardia bajada. 

15 de junio

«Todavía no he tomado la decisión». Ese viernes, Feijoo participa en Sarria (Lugo) en unas jornadas jurídicas intentando esquivar a los periodistas. Se trata del último acto de su agenda pública, pues buena parte del fin de semana se recluye con su pareja y su hijo. Atiende todo tipo de mensajes y llamadas de diferentes dirigentes del partido, que lo presionan para que presente su candidatura, la única que suscita consenso total en el PP, pero su decisión está madurada y solo falta hacerla pública.

18 de junio (mañana)

Un día sin agenda pública. Ese lunes, Feijoo se instala en Monte Pío para despachar. No tiene agenda oficial, pero intercambia llamadas con varios dirigentes del PP dejando entrever que se queda en Galicia. El propio Feijoo confesó que habló con De Cospedal, quien le trasladó que se iba a presentar, y con Sáenz de Santamaría, que le sugirió también esa posibilidad. Con Pablo Casado, que estaba a la espera, también hubo comunicación, pues formalizó su candidatura a media mañana al intuir que Feijoo no daría el paso. Pasadas las 14.30 horas, Feijoo pregunta a Miguel Tellado si es posible convocar ese mismo día la junta directiva del PPdeG. Tellado lo hace, sospechando cuál puede ser el anuncio, pero sin conocer la decisión. A las 15.15 horas se convoca la reunión.

18 de junio (tarde)

Dos llamadas y el SMS a Rueda, Puy y Tellado. Tellado convocó la junta directiva en el Palacio del Carmen, el hotel compostelano donde Feijoo se lanzó en el 2005 a la carrera por suceder a Fraga y donde, en el 2016, dijo que repetiría por tercera vez como candidato a la Xunta. El cruce de llamadas en todo el partido fue incesantes en toda la tarde y unos 15 minutos antes de salir a hablar, a las 20 horas, hace dos llamadas, una de ellas a Rajoy, para trasladar la decisión. Acto seguido, envió un SMS al secretario general del PPdeG, Miguel Tellado, al vicepresidente Alfonso Rueda y al portavoz parlamentario, Pedro Puy, con un mensaje: «Nos quedamos». Su decisión personal la hizo colectiva y empezó a trasladarla así a su círculo de confianza.

La etapa dulce de la paternidad, el factor que más lo amarró a Galicia

El Feijoo actual es muy distinto de aquel otro que llegó en el 2009 a la presidencia de la Xunta con capacidad de proyectar su forma de hacer política en toda España y ganas de comerse el mundo. En su entorno sostienen que es una persona radicalmente diferente desde que se convirtió en padre. Todo el tiempo del que dispone cuando no tiene agenda oficial, se lo dedica a su familia, a las horas del baño, a pasear a su pequeño, de 16 meses, en cochecito o en la silla adaptada de su bicicleta por A Coruña.

El presidente de la Xunta está viviendo a nivel personal el momento dulce de la paternidad, que en su caso le llegó muy tarde, a la que edad en que otros se convierten en abuelos. «Si el tren hubiera pasado por su puerta en el 2015 o el 2016, Feijoo ya estaría en Madrid», apunta una persona muy próxima al líder del PPdeG. Muy celoso de su vida privada, Feijoo puso en el primer plano que lo ató a Galicia el compromiso asumido de ser presidente hasta el 2020. La oposición cree que huyó de los dosieres sobre su pasado que podían sacarle en Madrid, pero pocos reparan en el peso determinante que tuvo el que no querer renunciar a la vida personal que tiene ahora.