La irrupción de su partido En Marche! puede provocar un terremoto político en la Eurocámara
12 abr 2018 . Actualizado a las 20:28 h.Francés europeísta busca socios para liderar a los liberales en la UE. Es el anuncio que lleva meses pegando el presidente galo, Emmanuel Macron, en cuarteles y cancillerías de toda Europa. El joven paladín de la política quiere extender su imperio más allá de Francia, hasta el mismísimo corazón de Bruselas y repetir allí la gesta de las presidenciales francesas del 2017. Pero necesita aliados tan fuertes como su ambición. ¿Podrá conquistar la Eurocámara tras las elecciones del 2019? La carrera no ha hecho más que empezar. Todos los esfuerzos de su partido, En Marche!, están volcados en la búsqueda de fichajes para dar el zarpazo en esa cita crucial.
La irrupción del partido puede poner patas arriba al Parlamento Europeo. El frágil equilibrio de fuerzas tradicionales pende de un hilo, igual que el futuro del grupo liberal ALDE, cuarta fuerza en el hemiciclo (68 escaños). Sus miembros se encuentran ante un dilema difícil de resolver: O refundan el partido o hacen frente a la escabechina franca.
Los coqueteos del equipo de Macron de cara a las europeas no se ciñen a partidos como Ciudadanos, con el que mantienen contactos estrechos. «Como miembros de ALDE estamos en conversaciones con otros partidos liberales de Europa», admitió ayer en la Eurocámara la líder de la formación en Cataluña, Inés Arrimadas, quien mantuvo un encuentro con el portavoz de su familia política europea, Guy Verhofstad. El belga es otro de los políticos que más contacto tienen con Macron. Pero sus elogios no han conseguido por el momento persuadirlo para que se integre en ALDE.
El «novio de Europa» quiere ir por libre y abanderar el movimiento liberal que podría quebrarse en dos. Las filas de En Marche! podrían fortalecerse con la incorporación de los liberales belgas (francófonos y flamencos), alemanes y españoles. En ALDE se quedarían los liberales menos europeístas, como los holandeses del VVD del primer ministro Mark Rutte y los nórdicos, quienes rechazan la hoja de ruta reformista de Macron. No quieren saber nada de mutualizar riesgos con los países del sur. También se abriría la puerta a las purgas políticas, las salidas de partidos pertenecientes a esta heterogénea familia en la que conviven los independentistas del PDECat y los eurodiputados de Ciudadanos.
En paralelo, Macron prepara la artillería para atacar a los socialdemócratas en sus feudos tradicionales. Un claro ejemplo son los camaradas de Matteo Renzi, quienes sufrieron un enorme batacazo en las recientes elecciones. El nuevo líder de los socialdemócratas en la Eurocámara, Udo Bullmann, todavía no ha accedido a reunirse con Macron. El alemán quiere sacarse las garras del francés de encima. El grupo llegará muy debilitado a las europeas del 2019 tras una cadena imparable de derrotas nacionales y Macron quiere aprovechar la situación de pánico y la sensación de orfandad que cunde en sus filas para quedarse con algunos activos útiles. Se trata de replicar la maniobra que hizo en Francia: alimentarse del hundimiento socialista.
Solo hay una piedra en su camino: La aritmética. Los cálculos todavía no salen. Si divide las fuerzas de ALDE será imposible alzarse como segunda fuerza en la Eurocámara, por detrás del PP Europeo.
Hollande carga contra su sucesor
El expresidente francés, François Hollande, acusa a Emmanuel Macron de «profundizar la desigualdad» con sus reformas favorables a las empresas, en un libro que salió a la venta esta semana. El libro, titulado Lecciones del poder, hace un balance sobre su tumultuoso mandato y asesta numerosos golpes contra el que fuera su ministro de Economía. «Mi gobierno redujo las desigualdades. Este las empeora», escribe el expresidente, quien abandonó el cargo hace menos de un año.
Hollande advierte a Macron sobre los riesgos de un exceso de confianza, sobre todo en asuntos exteriores, donde el mandatario se ha mostrado muy activo. «Para él [Macron] declarar claramente su voluntad y mucha seducción lo solucionan todo. Es su método». Sin decirlo claramente, acusa a su exministro de haberlo traicionado en la sombra. «Siempre he aceptado la competencia política. Pero pienso que debe ser asumida con franqueza. Admitamos que no fue el caso».