El ciudadano se enfrenta a una subida de precios del 70 %
15 nov 2017 . Actualizado a las 07:33 h.Después de que diversas agencias de calificación de riesgo declararan que Venezuela se encuentra oficialmente en suspensión de pagos, el Gobierno de Nicolás Maduro está dependiente de Rusia y de China, sus únicos apoyos internacionales. Mientras, los venezolanos se preparan para mayores padecimientos. El precio del dólar en el mercado paralelo, que se ha duplicado en el último mes, ha arrastrado los precios a una espiral inflacionista que, solo en noviembre, se estima superará el 70 %, según los cálculos de firmas como Econométrica. El salario mínimo es hoy inferior a 7 euros mensuales; y su poder de compra equivale a menos de 10 kilos de arroz o menos de cinco de carne o embutidos. Los precios aumentan todos los días, y la misma firma estima que la inflación de alimentos alcanzará 1.000 % anual a fines del 2017.
En tanto, el Gobierno ruso anunció que presentará hoy las condiciones «muy favorables» del refinanciamiento de un préstamo por 3.000 millones de dólares entregado a Venezuela en el 2011, para la compra de armamento. Anton Siluanov, ministro de Finanzas ruso, señaló que serán «dos funcionarios del Gobierno venezolano» los que hagan el anuncio de la refinanciación en Moscú.
Rusia ha tenido mejor suerte que China, que ha seguido apoyando al Gobierno de Maduro ante el Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que el lunes, anunció el incumplimiento del pago de 183 millones de dólares de la deuda bilateral.
Una nueva guerra fría
El temor del Gobierno estadounidense, expresado tanto por Donald Trump como por su embajadora ante la ONU, Nikki Halley, es que Venezuela caiga más en la órbita rusa, y también en la china, en una suerte de reedición de la guerra fría que ya se ha vivido en Siria. Evan Ellis, analista del Instituto de Estudios Estratégicos de Estados Unidos, ha señalado que «los recursos rusos y chinos compiten cada vez más por controlar las finanzas, el petróleo y los mercados del país».
China es el mayor acreedor individual de Venezuela, con un monto que se estima en 50.000 millones de dólares (de una deuda total que asciende a 150.000 millones), y desde hace más de dos años, suspendió todos los créditos nuevos al país, aunque ha concedido un año de gracia en el 2017 a la cancelación de ciertos compromisos.
Los tenedores de bonos de Venezuela y la petrolera estatal PDVSA, mientras, contraen el aliento ante la posibilidad de que sus inversiones valgan cero, valor al que tendían estos papeles en los mercados internacionales este martes.
Una reunión para fijar los términos de una refinanciación de estas deudas, celebrada en Caracas el lunes, concluyó sin siquiera el atisbo de un acuerdo; Brasil, en tanto, denunció que el Gobierno de Maduro ha incumplido un pago de 262 millones que tenía que pagar ayer.