Las autoridades activaron el pasado sábado el proceso de resolución y venta del banco
09 jun 2017 . Actualizado a las 07:07 h.En las oficinas del Banco Popular y del Pastor las últimas dos semanas se han vivido con una tensión inédita. En algunas sucursales el ritmo de retirada de depósitos llegó a ser tal que tuvieron que pedir al furgón de reparto que fuera más de una vez al día a reponer fondos. Una situación extrema que resumía así un empleado: «En las oficinas llegamos a temer no tener dinero para atender a los clientes. Nos quedábamos sin dinero en la caja, había que llamar a los furgones varias veces. ¡Imagínate lo que sucedería si no puedes responder a los clientes que te piden su dinero!». El ritmo de retiradas era tal, cuenta personal del banco, que la posición de liquidez estaba al límite. «Esta entidad -apunta un cuadro intermedio- cumple con las ratios de solvencia. A día de hoy [por ayer] es así. Pero sin liquidez esto es inviable, y eso es lo que ha sucedido».
Desconfianza fatal
La falta de confianza de los clientes -que se escenificaba públicamente en la bolsa con la huida de miles de inversores- se acentuó, coinciden todas las fuentes, la semana pasada, cuando trascendió que el Banco Central Europeo (BCE) tenía su lupa puesta en el banco. En la tarde noche del miércoles 31 de mayo, la agencia de noticias británica Reuters, una de las biblias de los mercados, informó de que Elke König, la presidenta del Mecanismo Único de Resolución (MUR), dependiente del BCE, habría emitido «una primera alerta» sobre la entidad, advirtiendo de la posible intervención del Popular si no prosperaba su venta. Aunque la propia König y el banco lo desmintieron, el pánico ya se había desatado y resultó imparable, tanto en el parqué como en las oficinas, incluso en las que hasta ese momento no habían notado la retirada de fondos.
El caso es que la desconfianza de las autoridades europeas sobre la posibilidad de que el banco lograra salir adelante vía venta privada era real y decidieron anticiparse para poder actuar con rapidez si ese escenario llegaba.
Así lo confirmaron ayer fuentes del FROB, la autoridad de resolución bancaria española, que ejecutó la venta -a primera hora de la mañana del miércoles- por encargo de la Junta Única de Resolución (JUR), después de que el BCE declarara la víspera que el Popular era inviable. Aunque el plazo oficial para encontrar comprador aún no había expirado, la eventual resolución y posterior subasta comenzó a prepararse el sábado pasado.
Preparados para lo peor
Desde el FROB subrayan que, aunque su trabajo «comienza cuando falla todo lo demás», había que tener preparado el mecanismo de intervención por si finalmente no disponían de un fin de semana para la resolución, como ocurrió, a causa de la crisis de liquidez del banco.
Las mismas fuentes explicaron que «se apoyaron» en el proceso privado de venta para pedir ofertas a las entidades y que, finalmente, por una razón de «precio», fue el Santander el que se quedó con el banco. Desde el BBVA ayer aseguraron que no habían presentado oferta alguna, mientras que el FROB apeló a la «confidencialidad» del proceso para no desvelar quiénes participaron en el mismo.
Las mismas fuentes del FROB defendieron la venta exprés del Popular por la necesidad de garantizar la estabilidad financiera, evitar costes a los contribuyentes y proteger a los depositantes. A 5 de junio, el Popular disponía de 60.347 millones en depósitos, de los que más de la mitad, 35.410, eran inferiores a 100.000 euros, cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos.