Una «chica de pueblo» explica su nueva vida tras mudarse a Gijón: «Se quejan por perder un bus cuando el siguiente pasa en 15 minutos»
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La joven comparte en sus redes sociales las principales diferencias entre los nucleos rurales y los urbanos
02 Oct 2024. Actualizado a las 13:33 h.
Las alteraciones en las rutinas no solo se dan cuando cambias de país o de idioma. Los sentidos perciben cuando el ambiente cambia y los estímulos son diferentes. La vida en un núcleo pequeño es más tranquila y cuando se altera esa realidad, se puede notar hasta los detalles más pequeños.
Algo parecido le pasó a esta vecina de Gijón, «soy una chica de pueblo en ciudad», se autodefine Eva en su cuenta de TikTok. En primer lugar, señala que las emergencias en un pueblo pueden no abundar, sin embargo, para la joven es destacable que en la ciudad «escucho mínimo 6 ambulancias o coches de policía al día». El ocio tampoco es igual en la comparativa que plantea la protagonista del vídeo. «Lo que vosotros consideráis fiestas de prao, no son fiestas de prao», asegura como última diferencia que nota tras su mudanza.
Esta «chica de pueblo» también nota el cambio en la familiaridad con su entorno. Lo más común en una localidad con poca población es conocer a quienes viven en sus casas, saludar o saber de su vida. En este caso, la joven nota el cambio porque «no conozco a mis vecinos» y lo destaca porque eso «nunca me había pasado». La cercanía con sus compañeros de portal brilla por su ausencia.
«No hay animales por la calle» comenta Eva asombrada. Algo que también ocurre mucho en núcleos urbanos pequeños o con pocos vecinos, son los gatos en pequeñas poblaciones localizadas. Quizás esto ocurra ya no en los pueblos, sino también en los barrios más tranquilos o de las periferias de las ciudades. Pero esta usuaria no se refiere solo a esto, «en plan, ya no te digo que me encuentre una cabra pero, ¿y los gatos?». Asegura que no ve gatos, ya sea porque a este animal no se le saca de paseo o porque no ve camadas de ellos por su zona.
El tiempo, otro cambio que se nota cuando cambias de pueblo a ciudad. La frecuencia con la que se puede coger un bus urbano, o en casos de ciudades más grandes un metro, es muy diferente. Explica la protagonista del vídeo, que le asombra el hecho de que «la gente se queja por perder un bus cuando el siguiente les pasa en 15 minutos». En comparación, para bien o para mal, cuando ella vivía en un pueblo «si lo perdía tenía que esperar mínimo una hora». Es decir, en una ciudad puede que los desplazamientos sean en distancias más largas, pero las opciones y la constancia de los servicios, es mayor.
A consecuencia de estos cambios, la joven también se pregunta «¿por qué todo el mundo va con tantas prisas a todos los lados?». Un asunto comúnmente planteado es la celeridad de las ciudades y esta vecina de Gijón se pregunta cuáles son las razones de esto porque la vida en un pueblo es mucho más tranquila.
Una consecuencia más de las prisas y las conglomeraciones se advierte en el tráfico. La joven asegura que «aquí si hay tráfico es por la cantidad de coches que hay o por los semáforos», algo que no ocurre en las carreteras de un pueblo. Bromeando, comenta que en su anterior residencia: «Si hay tráfico es porque probablemente haya un tractor».