Necesitamos la Sanidad Pública
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La plataforma en defensa de la sanidad pública de Asturias alerta del deterioro del sistema por las políticas de austeridad y sus efectos en el futuro
14 Jun 2018. Actualizado a las 22:58 h.
La sanidad pública sufre desde hace bastantes años un proceso de deterioro que se ha acentuado con las políticas de austeridad de la crisis económica. Quizás el deterioro no es del todo patente para la opinión pública, pero la tendencia es inequívoca y el riesgo evidente: Si la sanidad pública sigue perdiendo calidad, y no se remedia, en pocos años puede quedar degradada a un servicio de beneficencia, medicina para pobres.
No es alarmismo. Es la suma de factores fácilmente identificables que van mucho más allá de los recortes y la crisis: Una gestión débil en transparencia y eficiencia, fundamentalmente porque está sometida al partidismo; la preocupante desmotivación de los profesionales; la sustitución de los principios de equidad y solidaridad por un discurso mercantil de consumismo, medicalización y subordinación a las grandes multinacionales farmacéuticas y tecnológicas; o la desatención de la Atención Primaria y las políticas salubristas, por señalar con brevedad las cuestiones que podemos considerar más relevantes.
Factores que adquieren mayor gravedad al producirse en un marco de grandes desigualdades sociales y, como consecuencia, de desigualdades en salud, que hacen todavía más necesaria la cobertura de una Sanidad Pública fuerte. Sin embargo, nuestra Sanidad Pública está enferma y, lo que es peor, carece del diagnóstico y el tratamiento necesario, pese a que los síntomas de la enfermedad (y las reformas requeridas) están cada día más a la vista.
Lo más llamativo, que no lo único, son las abrumadoras listas de espera que causan el éxodo de la clase media y de los trabajadores pueden pagar aún con dificultad, para buscar refugio en las pólizas y las consultas privadas. Los datos a este respecto, por ejemplo de la OCDE, son demoledores confirmando que en España bajan las inversiones en el sector público y crecen significativamente los seguros y los negocios de la medicina privada. El gasto sanitario del bolsillo de los españoles está ya muy por encima de la media de la Unión Europea. La Sanidad Privada ha pasado de la subsidiariedad a competir con la Sanidad Pública.
Entre los problemas, cabe destacar que dos millones cien mil ciudadanos no toman la medicación que se les receta porque no pueden afrontar el copago correspondiente (barómetro sanitario, CIS). Un grave problema de acceso a la prestación farmacéutica que hasta ahora se circunscribía a los países pobres. Mientras, las multinacionales farmacéuticas, ahora en manos de fondos buitres de inversión, suben los precios hasta poner contra las cuerdas la supervivencia de los sistemas públicos. Es el conocido caso del Sofosbuvir para el tratamiento de la Hepatitis C o de los nuevos fármacos contra el cáncer que superan la barrera de los 100.000 euros por paciente. Recientemente han salido al mercado dos medicamentos para la leucemia con precios superiores a los 400.000 euros por paciente y año. Con la paradoja, además, de que hay serias dudas de la efectividad de muchos de esos injustificadamente carísimos tratamientos.
Problemas y tendencias negativas que se acumulan, ante la pasividad o desidia de los políticos, en favor de los intereses del mundo sanitario de los negocios, que no de las necesidades de salud. Es posible, sin embargo, que aún estemos a tiempo de defender el sistema sanitario, la buena medicina y la equidad, para ello la sociedad civil y sus organizaciones tienen que comprometerse seriamente con la Sanidad Pública, un bien común indispensable para toda la ciudadanía.
Plataforma por la Salud y la Sanidad Pública de Asturias