Análisis: «Las claves positivas del nuevo proyecto del Sporting y las dudas que genera»

Un verano más se escapa entre nuestros dedos, aunque siempre hay quienes apuran estos primeros días de septiembre para aprovechar el mínimo rayo de sol o buscar zonas más calurosas que el microclima templado que disfrutamos en Asturias. En lo futbolístico, sin embargo, ya no hay vuelta atrás. El mercado ya está cerrado y, en lo que nos ocupa, el Real Sporting de Gijón afronta ya la cuarta jornada de su calendario en busca de sumar su primera victoria del curso con el convencimiento de la plantilla que tiene a su disposición. Lo hace, además, en una cita especial, que altera la semana de previa como ninguna otra; con ese derbi asturiano frente al Real Oviedo.

Como -por el momento- no existen bolas de cristal que anticipen lo que vaya a ocurrir en un futuro, soy partidario de analizar y opinar siempre con hechos que todos podamos comprobar. Es por ello que este se presenta como un momento idóneo para hacer un balance del mercado de fichajes rojiblanco, tal y como hizo hoy mismo, aunque de forma breve, David Guerra, presidente ejecutivo del club. De su intervención hay cosas con las que estuve de acuerdo, como el haber logrado el objetivo principal para el banquillo, haber hecho una plantilla acorde a la idea que acompaña a Rubén Albés o haber firmado jugadores contrastados como el caso de Kevin y Maras, que lo acompañaban hoy.

Otras cosas las sabremos con el tiempo, como el esfuerzo económico real del club, con un primer indicativo en el límite salarial que LaLiga publicará en los próximos días, pero siendo más precisos en unos meses cuando conozcamos los presupuestos y cuentas anuales de la entidad. A pesar de ser un debate muy extendido entre la afición, a mí poco o nada me dice que el Sporting haya invertido cero euros en traspasos. Es una realidad, innegable. Cero euros. Pero en mi opinión no indica que se haga mejor o peor plantilla por ello. Aunque luego se quiera un jeque dirigiendo el club y a la par se proteste por los que gobiernan otros.

Se puede observar la inversión de los demás equipos de Segunda en este sentido, dándonos una realidad austera para prácticamente todos -sólo un equipo superó los 2 millones de inversión neta-, pero no hace falta. Los mejores ejemplos los tenemos en casa: Pablo Insua, Rubén Yáñez o Juan Otero, sin entrar en cesiones, son jugadores que estos años han dado un sobresaliente rendimiento sin que se hubiera pagado por ellos; por contra, desde la llegada del Grupo Orlegi sólo Axel Bamba y Uros Milovanovic llegaron a cambio de un traspaso. Creo que la comparativa queda clara. Donde se deberá pasar el algodón es en comprobar que realmente «toda la inversión disponible del club está en la plantilla», como dijo Guerra. Ahí cabe una factura a futuro.

En cuanto a la confección del equipo hay dos cosas que me han gustado sobre el resto: conseguir perfiles que encajan bien con la idea del entrenador y reestructurar salarialmente una plantilla con muchos casos cuya relación rendimiento-precio lo desbalanceaba todo. En ese sentido, le doy mucha mayor nota a la operación salida que a los fichajes. Sólo me cabe el lunar de Pablo Insua en el primer apartado, mientras que en el segundo considero que la plantilla ha quedado falta de algún que otro detalle para terminar de estar completa. 21 fichas del primer equipo más una del B, por más que la intención fuese tener un equipo corto, me parece asumir demasiado riesgo. Tampoco que haya 26 en dinámica como en septiembre de 2023 era lo óptimo, pero volvemos a quedarnos con ese sabor amargo de que quedaron cosas por hacer.

Por ahí puede pasar, entre otras, la necesidad de ese extremo con desequilibrio individual que el cuerpo técnico quería, el que te abra la opción de un plan alternativo que ahora mismo le costará mucho más encontrar a Albés. Dudas también existen en cuanto a la idoneidad o no de Juan Otero para ser el único sustituto de Jordy Caicedo. Es la posición más cara del mercado, sí, pero la experiencia de Segunda nos ha enseñado que ahí no cabe escatimar, pues te puede condenar muy fácilmente. Del mismo modo, las llegadas de César Gelabert y de Nikola Maras corrigieron algunas carencias en cuanto a perfiles, añadiendo creatividad a un medio del campo con lo justo en ese sentido y contundencia a una defensa que había mostrado sus dificultades en esa faceta en este inicio de liga.

En cuanto al fondo de armario, otra de las cantinelas más repetidas este verano, tampoco creo que esté acorde al sentir general. Es cierto, sí, es mejorable en cuanto a recursos, como ya dije antes, pero tampoco se está comparando en exceso con una temporada pasada en la que iniciaste con Jordan Carrillo, Ignacio Jeraldino, Gio Zarfino o Enol Coto entre esa «profundidad de plantilla». Igual la perspectiva nos hace valorar más lo que tenemos, como pide Guerra. Para el que quiera evitarse sustos, que no compruebe el banquillo rojiblanco de las tres primeras jornadas de la 23/24.

Aun con todo, con sus luces y sus sombras, el curso pasado vivimos un reencuentro entre equipo y afición como hacía tiempo que no se daba. Se recuperó la ilusión desde el rendimiento sobre el verde y hasta se dio la vuelta a la dinámica de los derbis. No encuentro motivos para que eso no se pueda dar de nuevo este año. Nuevamente con luces y sombras en el mercado, aunque a mi modo de ver con más luces que sombras, el Sporting busca mejorar, o al menos igualar, lo conseguido el curso pasado. Una mejoría que estamos legitimados a exigir, pagando abonos de los más caros de la categoría, pero que afloran en una plantilla y un grupo de trabajo nada alejado de los competidores directos por estar en la zona alta. Todo puede pasar, es la magia de esto, pero soy poco amigo de comprar vendas y ponérmelas antes de tener cualquier herida. Ya habrá motivos para pasarlo mal y sufrir, que siempre los hay, pero mientras tanto, tengamos la esperanza de disfrutar.