Abelardo: «No me apetece volver a entrenar, cogí el Sporting por la situación especial»
Sporting 1905
Entrevista en Jot Down
01 May 2023. Actualizado a las 15:21 h.
Después de cerrar el pasado mes de enero su segunda etapa como entrenador del Real Sporting de Gijón, Abelardo Fernández ofreció una extensa entrevista al medio digital Jot Down en la que, además de su trayectoria como jugador y entrenador, repasó varias cuestiones relacionadas con su trabajo en el Sporting y su perfil como entrenador, descartando, eso sí, hablar sobre su relación con la actual propiedad de la entidad, Orlegi Sports. A continuación algunos extractos de la entrevista:
¿Volverás a entrenar? ¿Te apetece?
«No, no, no. La verdad es que no. No me apetece nada. Ya el año pasado cogí el Sporting por la situación especial que había. Yo estaba ya muy a gusto en la tele. Me gusta la televisión y aquello fue una cosa puntual por la situación que atravesaba el Sporting. Irme otra vez a entrenar fuera, no sé: tendría que ser una cosa que fuese muy buena, y no es el caso. Acabo de ser cesado de un equipo de Segunda División, y es difícil encontrar algo. Irme fuera, irme solo, teniendo a mi familia aquí, me da mucha pereza. Pero bueno, no se sabe. Igual ahora digo esto y, dentro de unos meses, me dan unas ganas enormes de entrenar.»
¿Qué tal Ciriaco? Era un entrenador defensivo, ¿no? ¿Qué aprendió de él un defensa como tú?
«¿Defensivo? No, no, todo lo contrario. Con Ciri jugábamos un 3-4-3, que nadie se acuerda. Jugábamos Luis Sierra, Tati y yo de centrales; había dos carrileros muy adelantados, que eran Arturo y Juan Carlos, un chico que vino del Zaragoza; había dos pivotes, que solían ser Joaquín y Óscar o Joaquín y Iordanov, y tres puntas arriba, que eran Luis Enrique, Luhový y Manjarín. Sí que es verdad que replegábamos cuando no teníamos el balón, pero en cuanto a fase de ataque… Era un sistema nuevo, que yo nunca había visto; una cosa moderna, y salió muy bien. A mí, como defensa, me enseñó mucho en cuanto a perfilamientos defensivos. Aprendí mucho con él. Luego llega un entrenador que cambia toda mi manera de pensar en cuanto al fútbol, que es Bert Jacobs; un entrenador que sí que es muy ofensivo.»
Llega Bert Jacobs con veinticinco años de experiencia como entrenador, pero solo a equipos holandeses, y uno de Hong Kong ¿Se adaptó bien al fútbol español?
Llega con la idea de incorporar un central a medio campo cuando tienes el balón, y de hecho la intenta conmigo, aunque después la cambia, porque ve que no se adapta bien a nuestro fútbol. Jugaba con un 4-4-2, 4-2-3-1, pero muy ofensivo, con extremos muy ofensivos tipo Holanda, pegados a la cal. Nos costó al principio cogerle el punto al sistema, pero después, muy, muy bien.
En 1994, te ficha el Barça. El Sporting recibe 275 millones de pesetas, en lugar de cero, gracias a una maniobra tuya.
«El año de Jacobs, que es un año antes de que yo me vaya al Barça, Bert Jacobs, que en paz descanse, habla con Iván Iglesias y conmigo -esto lo sabe poca gente- y nos dice que a Iván Iglesias lo va a fichar el Barça ese año, y a mí me van a fichar el año siguiente. Él tenía mucha amistad con Cruyff, y me aseguró que aquello era verdad. Al año siguiente, yo acabo contrato con el Sporting, que no me había renovado, y no me había renovado porque no se habían dirigido a mí, no porque yo no quisiese renovar. Sabiendo que el Barça me iba a fichar, salvo que tuviera una lesión o tal, hablo con Javier Fernández, que llevaba todo el tema económico (estaba de presidente Eloy Calvo Capellín), y le digo: «Oye, me voy a marchar al Barça. Renovadme este año». Yo mantenía todavía mi primer contrato, el de cuando subí del filial, pese a que ya era internacional absoluto. Ahora los jugadores juegan diez partidos y ya exigen que les suban el contrato: pues yo no. Le digo a Javier: poned una cláusula baja, entre comillas, pero que ganéis un dinero. Y sí, me renuevan por cuatro años, me suben el contrato y ponen esa cláusula de 275 millones, que ahora sería de 1,6 o algo así, pero bueno, era un dinero. Y entonces el Barça viene a por mí. Mi representante habla con el Barça: «Oye, va a pasar esto». Nos dicen que no hay problema, pagamos esa cláusula, sale beneficiado el Sporting y salgo beneficiado yo.»
¿La posibilidad de volver al Sporting tras tu etapa en el Alavés como futbolista estuvo sobre la mesa?
«Me llamaron, pero ni me lo planteé, porque soy muy competitivo, y si volvía al Sporting, era para dar mi nivel. Hombre, con treinta y tres años no iba a dar el nivel de cuando tenía veinticinco, pero sí un nivel alto. Pero no podía… No podía. Entonces, qué va. No podía engañarme, ni al Sporting, ni a mí mismo.»
¿Qué tipo de entrenador eres? ¿Qué aprendiste de los que tuviste?
«Bueno, pues intentas coger lo bueno de todos, y lo malo lo aparcas. A mí me fastidia que me digan que soy defensivo, cuando mi cuerpo técnico te puede decir que soy todo lo contrario. Mis equipos son 4-4-2 y juego con dos extremos, dos delanteros e incluso pivotes con vocación, muchos de ellos, ofensiva. Quiero que mis equipos lleguen arriba.
Tú ves mis equipos, qué se yo, el Sporting de los Guajes, y dices: a ver, Lora. Laterales eran Lora e Isma López o Álex Menéndez. Pues Lora e Isma López yo creo que de defensivos tenían poco. Pivotes: Sergio Álvarez, que sí, y Nacho Cases, que creo que era un jugador más de vocación ofensiva. Extremos: Carmona y Jony. Y Guerrero y Castro de delanteros. Si eso es defensivo… Cuando jugaban Halilovic y Sanabria, igual. Siempre un 4-4-2 con vocación ofensiva, con laterales con llegada. En el Alavés, igual: tanto Rubén Duarte como Martín eran jugadores con vocación ofensiva. Manu y Tomás Pina son jugadores que siempre se han caracterizado por llegar a meter goles. Jugaba con Munir y con Burgui e igual. Jugaba con Ibai Gómez, con Jony… Jugadores con vocación ofensiva; la apuesta por ir a apretar al rival cuando tengo el balón y, evidentemente, replegar cuando no lo tengo. Pero siempre me han puesto defensivo.
Creo que hay entrenadores que venden mucho la moto de que el balón, y la posesión, y «yo soy ofensivo», y son mucho más defensivos de lo que dicen, pero gusta al público o a cierto tipo de prensa esa vendedura de moto que posiblemente yo no tenga, u otros entrenadores no tengan. Es así: me da igual. El fútbol tiene esas cosas y no lo voy a cambiar.»
Hubo un proyecto para el Sporting de renovación de la entidad a partir de la cantera, reorganizada con inspiración en Lezama, que Clemente propuso dirigir contigo -él de director de la cantera, tú de entrenador- durante su breve etapa en el Sporting, ¿verdad?
Bueno, eso fue una cosa que dijo Javi, pero que yo no sabía. Fue cuando yo estaba de segundo entrenador suyo, el año que cesan a Manolo Preciado, que en paz descanse. Él me decía que yo tenía que ser el entrenador del Sporting, porque veía que iba a ser bueno. Yo le digo: «Déjate de rollos, Javi: vamos a salvar al equipo y el año que viene me quedo contigo de segundo». Javi, en aquella época, estaba un poco equivocado. Yo le intenté cambiar de idea. Me decía que Manuel Vega-Arango, por entonces presidente del Sporting, tenía la idea de que yo llevara el club, pero al final Vega-Arango no mandaba, y por mucho que al míster le dijese Vega-Arango… Pero sí: el míster tenía esa idea. Pero no pasó.