Así es Cali, el central del Sporting que no disfruta jugando, solo quiere ganar
Sporting 1905
La otra cara del fichaje rojiblanco
22 Aug 2022. Actualizado a las 21:21 h.
302 partidos disputados en la máxima élite, capitán y quinto jugador con más encuentros sumados con Boca Juniors en la última década, 10 títulos alzado. Estos son solo algunos datos que cuantitativamente representa la brillante carrera que al otro lado del charco se ha zafado el nuevo mariscal de la defensa del Real Sporting de Gijón.
Considerándolo un riesgo asumible ya que a pesar de sus 33 años de edad piensa que está totalmente capacitado para seguir creciendo y mantener una sólida continuidad en el fútbol más competitivo, Carlos Izquierdoz afronta en El Molinón - Enrique Castro ‘Quini’ su primer reto en Europa reconvertido en una oportunidad de poder transmitir todas sus experiencias dentro y fuera del campo a los guajes rojiblancos.
Desde una temprana edad, Carlos Izquierdoz ha ido fortaleciendo un liderazgo y sentido de la responsabilidad prácticamente innato. En las calles de la pequeña ciudad de Salto, ubicada en la provincia de Buenos Aires, empezó a divertirse jugando al fútbol con su grupo de amigos que se pasaban todo el día alrededor de una pelota. Una sensación que ya como futbolista profesional no volvería a sentir porque Cali considera que en los partidos solo pueden permitirse disfrutar los jugadores superdotados como el que hasta hace unos días fue su director deportivo en Boca Juniors, Juan Román Riquelme. El central argentino solo quiere ganar, y para él el único camino que existe para que los ‘mortales’ alcancen este objetivo es el de mantenerse concentrado en tenerlo todo controlado porque esa, ganes o pierdas, es la forma más adecuada para recompensar a las personas con las que te comprometiste. Esa es la razón por la que mostró un rostro serio al acabar el partido de ayer, todavía pensativo sobre el gol encajado, así como tampoco celebró su propia diana en exceso para no perder la concentración, quedaba disputa por delante.
Su primer y gran ídolo en el fútbol fue Walter Samuel. El ex jugador del Real Madrid, Roma e Inter de Milán influyó mucho en el enamoramiento de Carlos por la profesión vocacional de defensa y que éste tuviera claro desde muy joven que prefería evitar más que marcar los goles. De hecho, nada más llegar a Boca Juniors, antes que ni siquiera ser presentado en La Bombonera, lo primero que hizo fue ir a buscar a Leonardo Cufré, ex compañero del actual asistente de Scaloni en la Selección Absoluta de Argentina, para que le contase de manera detallada los secretos de trabajo del referente que dejó una importante semilla en la cabeza y el corazón de Izquierdoz como futbolista, y más concretamente como central marcador.
Fruto de un constante interés por el aprendizaje sobre los fundamentos de la posición de central, que ahora podrá profundizar en ello con Abelardo, Carlos Izquierdoz no ha dejado de preocuparse por mantenerse a la par de la evolución del fútbol. El argentino reconoce que técnicamente ha progresado mucho, pero sobre todo a la hora de leer el juego. Consciente de sus limitaciones corriendo a campo abierto, Cali ha sido capaz de unir el innegociable esfuerzo con la disciplina táctica para construir un accionar defensivo inteligente que le permite a todo el equipo, de cuyos integrantes el nuevo jugador del Sporting está siempre pendiente para hablarles y corregirles, estar equilibrado en todo momento.
Antes que futbolista, Carlos Izquierdoz siente que pertenece a la raza especial del defensa que tiene muy clara su misión en el campo: destruir el juego rival. Sin cumplir dicho objetivo, las demás variantes funcionales en su demarcación, como lo puede ser la salida de balón, quedan en un segundo plano. Sus principales patrones de acción son los de ser determinante en situaciones de 1vs1 defensivo manteniendo una férrea fijación sobre la recuperación de la pelota, y propiciar un necesario equilibrio edificando sólidos muros que ocupen los caminos cortos hacia su guarida y reduzca lo máximo posible las posibilidades del oponente. Todo ello, a través de sus movimientos corporales y lingüísticos, buscando la involucración de todo el grupo para ir hacia adelante y juntos retomar la posesión de la caprichosa.
Para llegar a ser uno de los centrales más destacados en el panorama sudamericano, Izquierdoz tuvo que aprender de las experiencias vividas de toda índole, sobre todo de las más complejas de sobrellevar. Con 16 años emigró de su pueblo y aterrizó en la cantera del Lanús, dónde en su primera temporada jugó tan poco que el club argentino se planteó dejarlo marcharse libre y que volviese con sus padres para trabajar de cualquier cosa e iniciar la carrera de contador público. Le dieron una nueva oportunidad, pero, tras un año y medio de continuas lesiones musculares, debió dar el duro paso de bajar dos categorías y competir con el Atlanta en Tercera División. En un principio le fue difícil de aceptar y asimilar esta decisión, aunque pronto comprendió que aquella vivencia fue vital en su proceso de madurez y conocimiento de la verdadera realidad del fútbol lejos de las privilegiadas comodidades de la élite.
Experiencias vividas en diferentes contextos del fútbol que en los últimos años ha transmitido en forma de consejos a los canteranos de Boca Juniors, al igual que hicieron con el propio Carlos cuando empezaba a dar sus primeros pasos en el profesionalismo. Faceta emanada desde el ejemplo diario que el Cali ha tenido que perfeccionar tras la retirada de Carlos Tévez y su obligado paso adelante en la capitanía del club argentino. Entendiendo que la manera de recibir la información por parte de los actuales jóvenes con respecto a los de su época es diferente, alejándose el veterano de la imposición y acercándose a la justificación de los argumentos, Izquierdoz les intentaba orientar por el camino del esfuerzo, la constancia, la dedicación y el respeto mutuo hacia los compañeros que él mismo había y está recorriendo con creces. También cabe destacar que en su etapa en México el nuevo central rojiblanco se caracterizó por ser una persona muy pendiente de la progresión de las promesas del Santos Laguna.
Teniendo como mayor ejemplo de ello al ex jugador de la NBA, Manu Ginobili, el talento conjugado con la disciplina y el carácter competitivo son los valores en los que Carlos Izquierdoz sigue sustentándose para continuar disponiendo de oportunidades de oro. A Cali le encanta trabajar, cuidar todos los aspectos relacionados con el profesionalismo del futbolista como el correcto mantenimiento del cuerpo (no ha sufrido lesiones graves en los últimos años), exigirse a sí mismo y sentirse exigido, y posicionar al máximo esfuerzo como la llave adecuada para alcanzar el éxito individual y colectivo. Un ser y estar como futbolista cuyo don natural trasladará a partir de esta temporada al césped del El Molinón - Enrique Castro ‘Quini’, y cuyas vivencias impregnará en un vestuario deseoso de en un futuro cosechar su mismo kilometraje.