Análisis Sporting: «Nadie conoce a nadie»
Sporting 1905
Artículo de opinión
14 Nov 2018. Actualizado a las 00:28 h.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Sabíamos que Carlos Carmona es el paradigma de este Sporting, el mejor futbolista y un tipo que siente los colores como pocos. El domingo creyó en la potencia de Neftalí hasta el último suspiro y aceleró al máximo tras más de hora y media de fútbol bajo la lluvia, definió con calidad para que su equipo no perdiese un partido que no debía perder.
Decíamos la semana pasada que el Sporting no dominaba los encuentros, que no mostraba iniciativa y que haciendo un balance de la trayectoria del equipo con Baraja, los mejores partidos eran ante rivales potentes. El Málaga de Muñiz parecía hace unas semanas que cogía velocidad de crucero hacia Primera y no se bajaría del primer cajón, pero quien conozca Segunda sabe que es una categoría única, donde nadie conoce a nadie y puedes tener una decena de dinámicas distintas a lo largo de la temporada. Salió muy bien el Sporting al partido, curiosamente cuando más llenó el centro del campo con la casi ilegible posición de Pablo Pérez y la constante tendencia de Cerro de caer dentro.
Especialmente destacable, otro más, el partido de Hernán y Salvador. Más vertical el canario, visitando incluso el balcón del área con algún disparo de mérito, y equilibrado el zamorano que templó siempre la pelota. Parece haber encontrado Baraja un consenso estructural en estos dos futbolistas. La aparición de Isma Cerro sorprendió a todos, esperábamos a Traver, pero más sorprendió su desempeño en los más de ochenta minutos que jugó. Una de las piezas más destacadas del filial la pasada temporada, llamado a ser importante desde el principio pero lesionado casi todo el primer cuarto de competición. Excelente noticia para Rubén Baraja que suma a Jiménez y Traver competencia en los costados.
Vimos dos equipos potentes sobre el césped, por lo mostrado en el duelo directo ambos suman méritos para ser candidatos a la zona alta, pero la realidad dice otra cosa mirando la clasificación. Numéricamente ganó el Sporting en casi todo, más tiros, más posesión, más pases y más duelos ganados. Pero el Málaga hizo daño hasta en el aliento del estadio los quince minutos escasos que estiró sus poderosas garras. Dos goles y un cabezazo al palo que helaron los pilares del Molinón. Acababa de comentar a Nardo que “o Muñiz mueve esto o nos lo llevamos” cuando Alex apartó de un zarpazo a Juanpi dentro del área y provocó el penalti que daría paso a la jugada que agitaría el partido. Leschuk, Koné, Neftalí y Carmona serían los protagonistas de un final de película más intenso que bueno.
Parece que llevamos una eternidad, que quedan 13 jornadas y aun así serían casi 40 puntos por delante y faltan más del doble de estos. Ya decíamos que Segunda no permite cábalas, que los cálculos y las medidas a estas alturas son pura aventura, que tomar medias de puntos cuando faltan casi 90 no hace más que contribuir a esa tendencia enfermiza de concluir un juicio definitivo cada semana. Así que toca pensar en el derbi, con los dos equipos en el escaparate y demasiadas urgencias demasiado temprano. Siempre es un partido diferente, Asturias se pone guapa y rebusca sus mejores galas, pero el fútbol de los dos no da para grandes espectáculos. El año pasado significó el despegue del Sporting, tras un partido más que decente en el Tartiere empañado por el resultado y bañado de críticas desmedidas a ojos vendados. Es especial, pero no deja de ser fútbol.