Una madre encuentra en Oviedo a su hijo robado hace 43 años en Irún: «Quiero que me dé una oportunidad»
La Voz de Oviedo

Esta mujer de 61 años ha logrado identificar a su primogénito cuatro décadas después de dar a luz en el País Vasco. Su propia madre le llegó a asegurar que su bebé había nacido muerto
24 Apr 2025. Actualizado a las 15:22 h.
Hubo un tiempo en España en el que miles de bebés fueron arrebatados de los brazos de sus madres nada más nacer. En secreto fueron sacados del hospital para ser entregados a aquellas familias católicas con un alto poder adquisitivo que habían comprado a estos niños con el objeto de registrarlos como sus hijos biológicos. Estos atroces crímenes se cometieron, principalmente, a lo largo de la dictadura franquista y a principios de la democracia, y están ahora saliendo a la luz después de ser ocultados durante décadas.
El caso conocido más reciente es el de María del Mar Cano. Esta mujer de 61 años estuvo parte de su vida creyendo que su hijo murió en el parto hasta que comenzó a sospechar que había sido robado. Ahora, más de cuatro décadas después, la residente en Granada ha logrado localizar en Oviedo al hombre, de 43 años, que la convirtió por primera vez en madre y que presuntamente fue vendido después de traerlo al mundo en un hospital de Irún, en Guipúzcoa. Saber que está vivo es para ella un gran alivio.
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«Había tirado la toalla porque no sabía dónde acudir, todos me cerraban las puertas. Ahora no pierdo la esperanza, él tiene que saber la verdad. Quiero que me dé una oportunidad, que escuche mi versión y que luego decida», ha relatado emocionada a EFE esta mujer, madre de otros dos hijos y quien asegura con rotundidad que en el País Vasco le «robaron» a su otro hijo.

Todo ocurrió un 28 de octubre de 1981. Era apenas una cría cuando María del Mar dio a luz a un niño en el hospital de Irún. Se convirtió así, con 17 años, en madre. Pero, esa felicidad poco le duró. En el momento que su progenitora le aseguró que su bebé había nacido muerto y con malformaciones se volvió un mar de lágrimas. La tristeza invadió todo su cuerpo, a pesar de que una enfermera le advirtió de que «su hijo estaba en buenas manos y no le iba a faltar nunca de nada».
Pero, tras ser «aislada y encerrada» en el centro sanitario y escuchar una y otra vez la misma versión, creyó a pies juntillas que su bebé estaba muerto. Durante décadas convivió, por tanto, con el dolor que produce una pérdida irreparable hasta que al escuchar casos similares al suyo comenzó a sospechar. Recordó la frase que le había dicho la enfermera al poco de dar a luz y se dio cuenta de que algo algo no encajaba: tal vez su hijo no había fallecido, sino que le habían arrebatado.
Decidida a conocer la verdad, en el 2012, puso la situación en manos de la justicia. Denunció lo ocurrido ante la Fiscalía de Guipúzcoa, que abrió una investigación. «Tanto en Irún como en Granada, María del Mar hizo gestiones para recopilar documentos y así tener pruebas que aportar. Pero, los estamentos gubernamentales y los hospitales se negaron a darle información, incluso le dijeron que no había ningún tipo de documentación», asegura Alfonso Cárdenas, de la Asociación Sevilla Bebés Robados.
Al no tener pruebas materiales, meses después, el caso terminó siendo archivado de forma provisional. Pero, lejos de rendirse, María del Mar siguió luchando sin descanso por descubrir qué ocurrió realmente aquel 28 de octubre de 1981. Con el paso del tiempo, su convicción fue en aumento: cada vez estaba más segura de que su hijo seguía con vida y que su propia madre estaba implicada en su desaparición. Se puso por tanto en contacto con la asociación sevillana que defiende los derechos de aquellas personas víctimas de la sustracción de bebés.
«Cuando hicimos la gran manifestación en Sevilla, en 2015, María del Mar se puso en contacto conmigo. Me contó que estaba destrozada porque no encontraba ayuda ni tampoco nadie la quería ayudar a localizar o hacer las gestiones para encontrar a su hijo», cuenta Carmen Lorente, presidenta de esta organización sin ánimo de lucro. Al conocer su caso, el colectivo comenzó a investigar. «Encontramos historiales clínicos y comprobamos que, aunque le habían dicho que su bebé había muerto, no había registro de entrada en el cementerio», apunta Cárdenas.
Reapertura del caso
La asociación puso la situación en manos del abogado Juan de Dios, quien coordinó con el letrado de oficio en Irún, Manuel Soto Maetzu, nuevas líneas de actuación que permitieron reabrir la causa. «Como el caso se había archivado tuvimos que presentar un recurso de reforma y aportar pruebas adicionales», precisan desde la asociación. En ese momento, tenían ya sospechas de que la propia madre de María del Mar hubiera podido estar implicada en la desaparición del bebé.
El Juzgado de Irún dejó, por tanto, sin efecto el archivo provisional y contactó con otro de Granada para tomar declaración por videoconferencia tanto a la madre como a la hermana. A raíz de estas declaraciones, el juzgado guipuzcoano, la Fiscalía y la Ertzaintza se centraron en el caso para agotar todas las posibilidades de la instrucción, de modo que han podido practicarse todas las diligencias propuestas por la representación procesal de María del Mar.
Encuentran y localizan a su hijo
Gracias a que el Juzgado, la Fiscalía y la Ertzaintza «han estado trabajando sin parar», esta madre ha logrado localizar cuatro décadas después a su hijo biológico. «Se han volcado y han hecho todo lo posible para encontrarlo en Oviedo. Sin su colaboración no lo hubiéramos logrado», señalan agradecidos desde la asociación sevillana. En este punto lamentan que en Andalucía no ocurra lo mismo. «Las investigaciones no se llevan a cabo. Aunque pedimos las diligencias previas no nos las dan y nos archivan los casos sin justificación aparente», denuncian.
Su hijo no quiere saber nada de ella
Esta historia parecía destinada a tener un final feliz, pero su desenlace ha abierto una profunda herida en María del Mar, provocándole un nuevo dolor. Aunque esta madre ha encontrado a su hijo biológico, «que fue vendido a una persona, que lo acogió y lo adoptó», este «de momento» no quiere tener contacto con ella. «Por desgracia, mi hijo no quiere saber nada, pero no voy a parar hasta conseguirlo. No le quiero destruir la vida, su vida ya la tiene hecha, pero por lo menos que sepa la verdad, que es mi verdad», ha declarado a EFE.
«Después de identificarlo hemos intentado que hubiese un reencuentro pero este hombre no quiere saber nada de su familia biológica», lamenta Carmen Lorente. Como persona adoptada que es, Alfonso Cárdenas, puede llegar a entender la postura de este vecino de la capital asturiana. «Yo en agradecimiento a lo que ha hecho, principalmente, mi padre, ya que mi madre me dio una mala vida, mi búsqueda siempre la he tenido en un segundo plano por no dañarlos a ellos», confiesa.
«También hay que tener en cuenta que esta persona lleva 43 años con sus padres adoptivos y que le han metido en la cabeza que su madre lo abandonó y no fue a buscarlo. Entonces, si ahora, de la noche a la mañana, aparece su madre biológica para él es como si le cayese un jarro de agua fría. Si tú llevas 43 años pensando que tu madre no quiere saber nada de ti, ahora no vas a querer verla ni en pintura y más si has tenido una buena vida, como es su caso», asegura, antes de dejar claro que «los adoptados tenemos una mente muy compleja».
No obstante, en palabras de Alfonso Cárdenas, esto no quita que María del Mar haya estado sufriendo desde que dio a luz hasta que logró encontrar a su hijo 43 años después. «Y sobre todo sabiendo que se lo arrebataron con engaños», dice. Pero, «ese hijo ha vivido engañado todo este tiempo», por lo que «lo más justo sería que escuchara también la versión de su madre». Sin embargo, el hombre al parecer no quiere tener comunicación alguna con su progenitora. «Se le ha ofrecido personarse en el procedimiento pero ha desechado esa posibilidad», ha indicado a EFE el abogado Juan de Dios, que califica de «terrible» la situación.
«Le hemos mandado una carta que escribió su madre y estamos esperando a que recapacite», dice Carmen. «Estamos barajando la posibilidad de que se haga una intermediación mediante un gabinete psicológico, tanto con la madre como con el chico, para que así por lo menos tengan un vis a vis», asegura Alfonso. «Pero va a ser complicado porque no se puede hablar con él ni tampoco se le puede localizar», precisa su compañera.
¿Cómo es la situación judicial?
Actualmente el proceso, según recoge EFE, sigue abierto para depurar posibles responsabilidades por el comportamiento de la madre adoptiva, la madre de María del Mar y cualquier otra persona que pudiera tener implicación en estos hechos. Mientras, el entorno de esta mujer de 61 años confía en que más tarde que pronto se reencuentre con su hijo biológico. «Igual dentro de unos días, con todo el revuelo mediático que está habiendo, el hombre quiere hablar con ella y sus dos hermanos, que también están deseando verlo», reza Lorente.
Aunque esta historia no termina como hubiese gustado a casi todo el mundo, supone una «inyección de esperanza» a esas madres e hijos adoptados que también buscan desesperados a sus familias biológicas. «Estamos de todas formas muy contentos. Con este, es el segundo hombre hemos encontrado», dice orgullosa la presidente de la Asociación Sevilla Bebés Robados.
Este caso permite, según Alfonso Cárdenas, demostrar que sí hubo bebés que fueron robados y sus madres no estaban «locas» al denunciar lo ocurrido. «Más que ayudar, el Gobierno ha intentado por todos los medios correr un tupido velo para que este asunto no salga a la luz porque hay muchos intereses creados. Hay detrás muchos apellidos ilustres. Tanto abogados como fiscales, políticos y militares se han beneficiado de estas adopciones irregulares. Con lo cual no interesa que salga a la luz porque no solo se dio durante el régimen franquista sino bien entrada la democracia».
«No queremos ninguna compensación económica pero sí una garantía de no repetición»
Desde esta asociación creada y organizada para defender los derechos de aquellas personas víctimas de la sustracción de bebés quieren que el Estado se pronuncie al respecto. «No queremos ninguna compensación económica pero sí una garantía de no repetición. Que se coja también a todas las madres y se les dé la condición de víctima», dicen desde este colectivo que misión es «ayudar a las personas en la búsqueda de la verdad».
«Nuestro objetivo final es convertir la incertidumbre y el sufrimiento en ilusión, esperanza y motivación con la finalidad de fomentar y propiciar reencuentros entre las familias y los bebés robados vilmente por gentuza fanática, codiciosa y sin escrúpulos, en cubierta de las Instituciones Sociales y Religiosas, en hospitales, y en conveniencia con las administraciones del estado, registros civiles y cementerios...», describen.