Diego Garot, autor ovetense: «Escribo sin saber si lo que escribo se va a publicar o no»
La Voz de Oviedo
Aunque escriba sin ninguna pretensión, este vecino de Oviedo ha conseguido materializar la que es su primera novela. Confiesa las inspiraciones detrás de esta creación, los desafíos que enfrentó al escribirlos, además de contar cómo su visión única del mundo se traduce en cada página
22 Sep 2024. Actualizado a las 12:50 h.
Al terminar sus estudios universitarios, Diego Garot (Oviedo, 1988), al igual que otros muchos licenciados, se estrelló de lleno con el mundo laboral. Comenzó a dar clases y a acompañar a sus alumnos en el proceso de aprendizaje en los distintos colegios en los que conseguía un contrato como maestro. Con el tiempo, tuvo «la feliz locura» de abrir una pequeña librería en un local fuera de lo común de la ciudad que lo vio crecer. Entre clase y clase, colocar y vender libros, aprovecha para dar rienda suelta a su pasión: la escritura. Escribe sin un propósito claro, sin saber si su obra llegará a ver la luz algún día, pero disfruta enormemente dando forma a las diversas historias que se le ocurren y plasma en hojas de papel.
Pero eso no quiere decir que los relatos de este ovetense no tengan nunca contacto directo con la realidad. Al contrario. Hace unos meses ha conseguido materializar la que es su primera novela. Bajo el nombre de Informe desde una bañera, en esta historia Garot entrelaza lo cotidiano con lo extraordinario, en una trama intrigante y llena de giros inesperados. Una creación que le ha llevado a alzarse con la medalla de oro del XXX Premio Asturias Joven de Narrativa y aumentar así su palmarés como escritor.
—¿Cómo surge realmente la idea de escribir Informe desde una bañera?
—Aunque se publica ahora ya la empecé a escribir hace unos diez años y llegué a un primer borrador bastante pronto, en realidad. A lo largo de estos años lo que hice fue ir revisando y cambiando cosas. Cambié, entre otros, el narrador; al principio estaba en primera persona y ahora está en tercera. Como mi idea era situar a un tipo en un lugar del que no fuera a salir, salvo por voluntad propia, se me ocurrió que la historia discurriese en una bañera. Sí que a veces sale de ahí, pero nunca de lo que es el cuarto de baño. Sé que es un lugar un poco atípico para encerrarse podría haberlo hecho en un coche o en la propia casa y no salir del hogar pero también está ahí el componente relajante del agua de la bañera
—A través del protagonista y de su encierro en la bañera tratas la soledad
—Sí. El Tipo —así se llama el protagonista— es un joven de 26 años que desea esa soledad. Desea tener cierta intimidad para poder conversar con sus ideas y establecer una nueva corriente filosófica que él llama bañista y con la que se comunica con los existencialistas del siglo pasado, sobre todo con los de la corriente francesa como Albert Camus, Simone de Beauvoir o Jean Paul Sartre. Él, de hecho, es traductor y está traduciendo la correspondencia entre estos tres autores. Aprovecha, con cierta picardía, para adornar el libro que traduce con sus propias ideas, haciendo digamos trampa. Él pone que ellos también hacían lo mismo que él, encerrarse en la bañera, y que son por tanto los primeros bañistas-existencialistas. A pesar de que desea esa soledad, no va a tenerla tanto como él desea. Le va a importunar la portera del edificio, que es el arquetipo de una persona que se mete en cualquier casa o asunto de vecinos. Luego, aparece una especie de segurata que tiene como misión, en un principio, propinarle una paliza al protagonista. Incluso se le va a aparecer un gato de un vecino que cae ahí azarosamente por un ventanuco que tiene en el cuarto de baño. Entonces, va a tener más compañía de la que él le gustaría
—Esta compañía hace que siga teniendo contacto con la realidad
—Sí, pero con una realidad que igual no es la más objetiva o la que no dice tanta verdad de afuera. Si es cierto que le preocupa cómo están sus padres y si piensan en él pero sí ansía salir de la bañera es porque conoció a una chica recientemente, que se llama Ella, con la que quiere comunicarse y tener una cita. Es el único motivo que le puede llevar a salir de la bañera pero llega a fabular con que ella se una a su movimiento de bañera-existencialista. Aunque él sabe y es consciente de que eso es algo utópico sueña con eso, con casarse incluso ahí en la bañera y tener hijos… También tiene la compañía imaginaria de un secretario o escribiente a quien le va dictando, desde el otro lado de la cortina, las ideas que tiene, que es más bien el guion de una película que se imagina de su vida en la bañera. Como puedes observar es todo un poco en tono de humor pero aprovecho el texto para dar ideas filosóficas.
Esta obra se podría encuadrar dentro de un subgénero de la literatura Bartleby, que parte del personaje de Bartleby, el escribiente de Herman Melville, quien se negaba a hacer cualquier cosa. Aunque era un secretario sí le mandaban una orden decía que prefería no hacerlo y directamente no lo hacía. Entonces es un poco un juego de la negación, de revelarse pero desde un movimiento muy pasivo, que es el de no hacer prácticamente nada.
—¿Contra quién se revela El Tipo, en este caso?
—Contra la sociedad, contra lo establecido. Él ve que sus amistades van por unos derroteros y él va por otros, entonces se ve distinto. Quiere salir del típico modelo «Universidad- trabajo- familia» y rebelarse contra ello. De hecho habla de ciertos amigos a los que llama «funcionarios» aunque algunos no lo sean pero como ya tienen su vida a nivel laboral y económica más o menos resuelta los considera así. Él sin embargo no quiere eso.
—¿Por qué no tiene nombre ni el protagonista ni el resto de personajes que figuran en la obra?
—A mí me gusta esa idea de que no tenga nombre para no identificarlo. A veces también cuando busco un nombre para un personaje busco que tenga un significado. En este caso no he encontrado un nombre que tuviera un significado para él y me gusta que no tenga un nombre concreto porque es como que podría ser cualquiera persona, que de manera azarosa, aunque no sea lo típico, decida aislarse del mundo, no sé si por una temporada más o menos larga.
—A medida que pasa la historia el lector va descubriendo realmente la identidad del personaje, a diferencia de otras novelas que se presenta al protagonista casi al principio.
—Lo sitúo ya en la acción o inacción, depende de cómo se vea. Después de mostrar esa decisión de aislarse, de no hacer, va a haber algún momento en el que se explique un poco más los antecedentes de porqué está metido en una bañera.
—¿Cuál fue el mayor desafío al que se enfrentó a la hora de escribir esta novela?
—El principal desafío era que el protagonista, en la mayor parte de la trama, no iba a salir de la bañera, en concreto del cuarto de baño. Es difícil, porque normalmente a un personaje para que le ocurran cosas tienes que situarlo en diferentes lugares. Es cierto que no hace falta ubicarlo en ningún sitio para que tenga muchos pensamientos, sueños. Además, hay bastante acción dentro del propio cuarto de baño, por las visitas inesperadas que recibe o por las propias acciones que hace como, por ejemplo, dictarle a «su secretario» sus ideas.
—Tuvo que compaginar la escritura y la revisión de la novela con su profesión como docente y como responsable de la librería Kafka and Co en Oviedo.
—Sí, aunque es verdad que no estuve trabajando metódicamente durante diez años en la obra. Hubo momentos en los que la dejé en un cajón para respirar un poco. Separarme de ella y luego volver a verla con otros ojos, como si fuese un lector o una lectora, creo que me vino bien. El mayor cambio fue que al principio la escribía desde el yo y luego intenté alejar hacerlo desde una tercera persona, para que así el lector lo viera desde un punto de vista más objetivo, aunque sea algo digamos extraño lo que estoy narrando.
—¿Qué espera que se lleven los lectores después de leer esta novela?
—A ver, yo también leo bastante y lo que más me molesta de algunos libros es leer historias que considero que ya he leído por así decirlo, a no ser que muestren algo muy bueno o con un enfoque muy distinto. Si ya muestras un modelo de novela muy establecido, muy clásico, sin nada nuevo, a mí no me aporta tanto. Entonces yo creo que Informe en una bañera los lectores se pueden llevar algo original, aunque yo no buscase esa originalidad sino que simplemente se me ocurrió esa idea y ya está. Es algo distinto y, a pesar de tener ese tono cómico, viene de una herencia filosófica que plantean la razón de ser de los personajes.
—Por esta obra recibió el XXX Premio Asturias Joven de Narrativa. ¿Qué supuso para usted este reconocimiento?
—Va a hacer un año que me dieron el premio y gracias a él la obra pudo ver la luz. De aquella no lo había publicado, ni siquiera había mandado el borrador a ninguna editorial. No confiaba tampoco mucho en él porque lo veía como muy raro, pensaba que no le iba a interesar casi a nadie. Lo mandé a estos premios sin pretensiones y cuando me dijeron que había ganado, puede sonar atípico, pero yo ya me había olvidado de que lo había enviado porque habían pasado ya unos meses. Encima me pilló en el momento de la siesta, acababa de comer y me eché a dormir un rato porque estaba cansado de haber estado trabajando toda la mañana en la librería, además me tocaba volver de tarde. De repente me llamó un número que conocía y me anunciaron que había ganado el premio. Me pilló en un duermevela y llegué a dudar durante un tiempo si era verdad o no.
—Fue digamos un impulso a tu carrera como escritor porque realmente a los autores jóvenes os resulta complicado publicar vuestras obras.
—Claro. En verdad yo ya había ganado hace años premios como el Tigre Juan o uno entregado por la Universidad de Oviedo, pero ahora si escribes realmente lo haces sin saber si se va a publicar algún día o no. Cuando escribí Informe desde una bañera no pensaba que se iba a publicar y eso creo que te hace escribir de un modo más libre y natural, tal vez, pero también tienes menos energía porque no es lo mismo escribir sabiendo que el texto tuyo lo van a tener en cuenta varias editorial o una concreta y te lo van a publicar.
—¿Habrá una segunda parte de Informe desde una bañera o veremos a El Tipo en otro escenario?
—Mi idea es que no. Sí que hay gente que me ha dicho que quería más, por ejemplo, saber más sobre ese personaje, de ella. Pero, en principio, ahora mismo, digamos que esta historia ya está acabada.
—¿En qué proyecto estás embarcado actualmente?
—En realidad yo escribo sin saber si lo que escribo se va a publicar o no, entonces voy un proyecto a otro. Ahora estoy escribiendo muchos cuentos, concretamente, porque me resulta más cómodo. Siempre hablan de que es más difícil un cuento que una novela, pero yo creo que un cuento lo puedes afrontar casi de una vez. Incluso si te dedicas de lleno puedes llegar al borrador en unos días y en una novela es muy difícil llegar a eso. El primer borrador al que llegué de Informe desde una bañera no me llevó mucho tiempo, pero luego hubo mucho trabajo después. Entonces estoy con cuentos y luego con un proyecto de novela en la que hablo sobre un trastorno del sueño, en un tono muy diferente a Informe desde una bañera.