De banquero a velar por el patrimonio asturiano: el ovetense que reproduce en 3D edificios y piezas históricas
La Voz de Oviedo
Luis Coya dedica su tiempo libre a digitalizar tridimensionalmente aquellos bienes culturales que tienen una gran carga histórica. Trabaja para crear una base de datos que ayude a proteger y conservar todos estos objetos. Un trabajo que permite a todo aquel disfrutar de la riqueza arqueológica de nuestra región sin necesidad de salir de casa
16 Feb 2024. Actualizado a las 13:38 h.
Con el objeto de proteger y conservar el patrimonio cultural, el ovetense Luis Coya dedica su tiempo libre a escanear edificios históricos, monumentos y todas aquellas piezas arqueológicas que han caído en sus manos. Sirviéndose de una cámara de fotos, el que fuese director de una sucursal bancaria de la ciudad ha creado una base de datos de imágenes en tres dimensiones para catalogar «de manera científica» el conjunto de bienes asturianos. Lo hace también con vistas a que en un futuro pueda ocurrir una catástrofe que ponga en jaque la supervivencia de estos elementos con años de antigüedad.
«Hasta ahora gracias a las fotografías se han podido reconstruir muchas cosas pero es mejor tenerlo digitalizado en 3D porque puedes ver los edificios u objetos desde cualquier perspectiva. Esto realmente es el futuro», reconoce. Es por este motivo que le gustaría que «mucha gente» conociera y dominara esta técnica porque «tenemos un patrimonio súper rico que necesitamos registrar» y al que todavía le queda «mucho por documentar en tres dimensiones». Y eso que lleva ocho años dedicándose en cuerpo y alma a hacer estas reproducciones.
A Luis Coya siempre le llamó la atención que a partir de la búsqueda y el descubrimiento de restos materiales dispersos en la geografía y conservados en el tiempo se pudiese reconstruir la historia de la humanidad. Es por ello que antes de jubilarse y poner fin a su carrera laboral como banquero decidió matricularse en la UNED para estudiar arqueología. Tras finalizar los estudios universitarios cursó un máster en métodos avanzados.
Para profundizar sus conocimientos y conocer de primera mano cómo las tecnologías ayudan a la arqueología a reescribir la historia hizo un máster en métodos avanzados. Realizó además un curso de digitalización en tres dimensiones. Tras recibir dicha formación de la mano de Pablo Aparicio Riesco, uno de los mayores expertos de esta técnica, el ovetense reprodujo la fuente de Foncalada. Tan «impresionado» quedó del resultado que a partir de ese momento decidió centrar sus esfuerzos en reproducir en 3D elementos históricos.
Reprodujo construcciones y elementos del Reino de Asturias. También ha modelado virtualmente en 3D edificios del Prerrománico asturiano, entre los que como era de esperar se encuentra Santa María del Naranco, la emblemática iglesia de San Miguel de Lillo o la histórica basílica de San Julián de Los Prados. Ha catalogado además un total de 73 piezas depositadas en el Museo Arqueológico de Asturias.
Para preservar y difundir también el arte que tiene Oviedo «por cualquier esquina», Luis Coya ha digitalizado tridimensionalmente las estatuas que adornan sus calles, así como los inmuebles, fachadas y ornamentos «que resumen la rica historia» de la ciudad. Un trabajo que llevó a cabo durante la pandemia por el coronavirus. Como había gente que no podía ir a la capital asturiana, debido a las restricciones sanitarias impuestas en aquel momento, se le ocurrió la idea de virtualizar este «museo al aire libre» para que todo aquel pudiese disfrutar del mismo «desde donde quiera que estuviese».
También desde que en el año 2016 se adentró en este mundo de la reproducción en tres dimensiones, el ovetense ha reproducido además elementos históricos y piezas de la Edad de Hierro de la vecina provincia de León, donde tiene raíces. Desde el Monasterio de Santa María la Real de Gradefes hasta la Colegiata de Arbás del Puerto, en La Tercia, pasando por el Santuario de la Virgen de Velilla y el Monasterio de San Miguel de Escalada.
«He realizado además museos virtuales de algún edificio particular como puede ser la iglesia románica de San Martín de Valdetuejar, que es el pueblo de mi madre», apunta el ovetense, antes de señalar que incluso ha modelado en tres dimensiones las lápidas vadinienses encontradas hasta la fecha. «Vi algunas necesidades a nivel científico y decidí digitalizarlas porque gracias a estos modelos en 3D se pueden estudiar, analizar e interpretar los epígrafes romanos», asevera.
Entre uno y otro son ya casi 800 los objetos que Luis Coya ha digitalizado. Cada una de estas reproducciones están colgadas en su perfil de Sketchfab, «la plataforma más grande de visualización de modelos en 3D», donde tiene organizados los trabajos por colecciones. Cualquier persona puede ver desde un dispositivo, sin importar el modelo ni si es móvil es de última generación, estas «recreaciones» ya que «están completamente optimizadas».
Pero, ¿cómo consigue realmente Luis Coya reproducir tridimensionalmente estas construcciones y elementos históricos? Para ello se sirve de la fotogrametría. Se trata de una técnica que permite estudiar y definir con precisión la forma, dimensiones y posición en el espacio de un objeto cualquiera. Como bien indica su nombre, dicha información y medidas se obtienen a través de fotografías.
«Dependiendo del tamaño del objeto puedes necesitar entre 200 o 300 imágenes, que a poder ser deben estar superpuestas», asegura. Una vez que ya ha tomado con su cámara las fotografías necesarias —puede tardar «hasta una hora en hacerlo»— sirviéndose de un programa de software que funciona por algoritmos de identificación de píxeles, el ovetense convierte el elemento que ha puesto delante de su objetivo en un modelo digital en 3D.
Utilizar esta técnica tiene sus ventajas. Aparte de la agilidad y rapidez con la que se toman los datos, en las fotografías obtenidas quedan registrados todos aquellos detalles del objeto real. Hasta la más mínima característica se puede apreciar en estas recreaciones en 3D. Por poner un ejemplo, la digitalización del Caballo de La Viña, una talla de 14.000 años de antigüedad, «permite incluso ver hasta las pestañas del caballo». «Y eso que mide menos de 10 centímetros», apunta el ovetense, quien actualmente trabaja en la documentación de material de un castro de León, en el que se encuentran «piezas súper pequeñas». «Algunas no superan los nueve milímetros. Hay una cuenta de collar que es impresionante», resalta.
Además, usar esta técnica resulta más barato que si se utilizaran escáneres láser de gran precisión. «Ten en cuenta que estos aparatos cuestan de 20.000 euros para arriba y, sin embargo, con esto estamos hablando de que puedas sacar fotogrametrias con cámara del móvil. Es verdad que si por ejemplo utilizas una réflex el resultado es mucho mejor», señala.
Como la fotogrametría es «muy pragmática» tiene también «muchos condicionantes». La luz es uno de ellos. «No puedes hacer una fotografía un día de sol con sombras muy marcadas, tampoco puede estar la luz difuminada», asegura. De igual modo, los elementos «muy finos» requieren una mayor carga de trabajo, dado que para su digitalización hay que hacer «muchísimas más fotos». En el caso de objetos o piezas muy brillantes «no es posible» utilizar esta técnica puesto que «el brillo tiene que ser tratado de otra manera».
«Como todo en esta vida tienes que establecer un objetivo porque esto es muy versátil»
Para que Luis Coya digitalice un objeto del mundo real este debe tener una carga histórica. «Sí o sí tiene que estar relacionado o bien con la arqueología o bien con la historia. Como todo en esta vida tienes que establecer un objetivo porque esto es muy versátil. La fotogrametría sirve para hacer un modelo en 3D que tenga millones de polígonos y para ser estudiado científicamente o para su difusión», reconoce.
Esa pasión que siente por la arqueología va cada vez ganando más terreno en su vida. El ovetense, actualmente, está realizando en la Universidad Complutense de Madrid un doctorado en prehistoria de arqueología. Su tesis versará sobre el hábitat y la territorialidad al final del Paleolítico Superior en la cuenca del Sella. Está excavando además con un grupo de arqueólogos en la Cueva de los Azules, situada en Contranquil, a las afueras de Cangas de Onís.
Aprovecha el tiempo libre que le queda para «actualizar» aquellos edificios y elementos del prerrománico que ha modelado en 3D. «Como han evolucionado exponencialmente los programas que utilizo, las fotogrametrias ahora quedan mucho mejor, no hay color», asegura. Cualquiera puede comprobar el cambio ya que Luis no ha borrado los trabajos que ha realizado en un primer momento, precisamente «para que se vea el proceso de aprendizaje».
«Seguiré estudiando la prehistoria que es la parte de la historia que más me gusta y a nivel de fotogrametría continuaré ilustrando, recreando y representado el patrimonio porque todavía queda mucho que documentar», manifiesta. Así, poco a poco, Luis Coya irá completando esa histórica base de datos que no solo facilitará el estudio de nuestro pasado sino que al mismo tiempo permitirá que la sociedad pueda disfrutar del patrimonio cultural de nuestra región sin necesidad de salir de casa.