El ovetense que recorre el mundo pintando con luz: «Tengo la suerte de vivir de lo que me apasiona»

Frodo Álvarez es un artista ovetense inusual. Pinta, pero sus pinceles son linternas y luces led y sus dibujos se ven reflejados en fotografías o vídeos. Practica light painting y se ha convertido en un referente internacional de esta técnica a la que él mismo denomina «el arte de pintar con luz». La descubrió «por accidente» hace algo más de 15 años en una excursión con amigos a los Picos de Europa. Siempre había sido aficionado a la fotografía, igual que sus padres, y tenía una cámara que le permitía alargar la exposición, por lo que comenzó a experimentar: «Con mecheros y luces frontales que teníamos en la cabeza empezamos a hacer cosas por mera diversión, sin saber muy bien qué hacíamos», recuerda.

Pero cuando realmente le «estalló la cabeza» fue en 2009, al descubrir el trabajo del fotógrafo francés Guillaume J. Plisson junto a artistas urbanos y caligrafistas a través de un artículo en la revista Muy Interesante titulado Grafitis de luz. En estas imágenes se veían paisajes nocturnos junto a «caligrafías de luz y trazos flipantes». Antes había estado vinculado a la fotografía y al mundo del grafiti, aunque descubrir el light painting fue, de alguna manera, su despertar artístico. «Sentí que tenía que investigarlo, probarlo y experimentar. Fue todo muy rápido, primero se convirtió en un hobby, pasó a ser mi pasión y de ahí a todo lo demás».

Porque en la actualidad pintar con luz se ha convertido en la forma de vida de Frodo Álvarez. Asturias ha sido su principal escenario y donde comenzó a perfeccionar sus técnicas. «Es un sitio idóneo para el light painting porque tenemos desde maravillosos paisajes de playa y montaña a ríos, cuevas, ruinas industriales y lugares que funcionan genial para ello, además de mucha suerte con los cielos porque apenas hay contaminación lumínica como puede pasar en Madrid», detalla.

Comenzó a salir con un grupo de amigos relacionados con el mundo de la fotografía y el grafiti y formaron un colectivo cuyo nombre mantiene a día de hoy, aunque sólo él continúa vinculado profesionalmente al arte de pintar con luz: Children of Darklight. Trabajó durante nueve años como programador, pero en 2015 dio un paso al frente y decidió apostarlo todo al light painting: «Llegó un punto en el que me plantee qué quería para siempre, paralelamente a mi trabajo había empezado a hacer eventos, algún photocall y empecé a disfrutarlo muchísimo», confiesa.

Por eso se lanzó a la piscina y ahora recorre el mundo como autónomo llevando su pintura de luz a los eventos más dispares. «Tengo la suerte de vivir de lo que me apasiona y disfruto muchísimo de compartir mi arte con la gente, es como una transmisión de energía. La gente se sorprende y se emociona y siento que se me devuelve esa energía que pongo», celebra. 

¿Qué es el light painting?

En «el arte de pintar con luz» resulta fundamental que una herramienta inmortalice lo ocurrido para que no sea algo totalmente efímero. Para ello se valen de cámaras de fotos utilizando técnicas de larga exposición. «Consiste en decirle a la cámara cuando empieza a hacer la foto y cuando acaba, dejando el obturador abierto. Entonces en todo ese tiempo la cámara captura nuestras luces», apunta. Por eso resulta fundamental realizar la acción en un lugar oscuro: «Por así decirlo, es como tener un lienzo en negro en el que nuestros pinceles son las luces, de manera que nosotros decidimos qué y cómo sale en la foto: si iluminamos algo sale, si no, no. De hecho, es importante decir que a la hora de hacer light painting los artistas entramos en la escena vestidos de negro para que no nos refleje ninguna luz». 

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En el light painting tiene cabida todo tipo de fotografía, desde paisajes hasta ruinas pasando por retratos, a los que Frodo Álvarez dedica buena parte de su actividad profesional. Un requisito fundamental para que una imagen pueda englobarse dentro de esta técnica es que las luces tienen que estar en movimiento. Para ello utiliza diferentes herramientas. «Cualquier fuente de luz es válida, todo lo que emita luz puedes pintar con ello», detalla. Lo más utilizado son linternas y luces led, con las que experimenta, ya que «por ejemplo a una linterna le pones una botella de agua vacía delante y de repente tienes una textura, la arrugas y te sale un trazo más bonito, metes filtros de colores y consigues variaciones», ilustra. 

Las linternas tienen todo tipo de accesorios y la tecnología led ofrece un amplio abanico de posibilidades, además de utilizar pirotecnia, bengalas, fibra óptica o incluso plantillas para definir mejor sus trazos. «Hay muchísimos trucos para hacer lo que quieras», asegura el artista ovetense. 

En su cartera de servicios hay photocall para todo tipo de eventos, encuentros de empresas, celebraciones privadas o lightmob, trabajos fotográficos a gran escala en los que pueden participar desde otros artistas del sector al propio público. Uno de estos proyectos fue Oviedo es luz, en el que participaron decenas de personas frente a la Catedral. Otro similar en Cantabria, titulado Santander es luz, consiguió justo después del confinamiento el premio a mejor evento cultural del año 2021, que otorga Evento Plus. 

A juicio de Frodo Álvarez, el light painting va dándose a conocer «poco a poco y tiene un potencial enorme», confía. Todavía son muchas las personas que no lo conocen y cuando lo descubren en diferentes eventos «se sorprenden muchísimo». Aunque quizá por eso, aún no tiene la demanda que puede llegar a tener. Para el artista ovetense, llegará un momento en el que sea «algo más mainstream». 

Para contribuir a su difusión, él mismo ofrece diferentes tutoriales y cursos con el objetivo de «crear cantera». Tiene una masterclass gratuita para aprender con medios caseros, porque «con una linterna y una botella de agua vacía se pueden hacer cosas guapísimas». Otra formación «más profesional» con la academia Jon Hernández Education o diferentes talleres que le encargan en ocasiones desde asociaciones y otros colectivos. Eso sí, reconoce que el light painting es algo «un tanto sacrificado porque necesitas oscuridad, entonces te obliga a trabajar de noche y no es tan fácil de llevar para cualquiera, hay que tener bastante pasión».

Por el momento, está recorriendo el mundo con sus pinturas de luz. Ha estado en Portugal, Andorra, Francia, Italia, China, varios países de Oriente Medio, Las Vegas o Colombia, entre otros. Su recorrido es tal que no sabría quedarse con una experiencia especial. «No sabría elegir una foto, porque hay cosas que quedan ahí marcadas para siempre». Entre lo más destacado, cuenta, su «gloriosa» primera visita al gigante asiático en 2016 en un expedición junto a otros light painters de todo el mundo, la expedición «impagable» a las catacumbas de París, o su viaje «inolvidable» a Las Vegas con Microsoft, donde acabó casándose con su pareja en una ceremonia oficiada por el imitador oficial de Elvis. 

La entrada a 2024 la está viviendo en Hong Kong, en un evento junto a la agencia Creartys, con la que trabaja desde 2015. Se trata de un photocall instalado en el marco del Bank of China Hong Kong Tennis Open que se ha celebrado entre el día 30 de diciembre y el 7 de enero en la antigua colonia británica. «Tenemos una carpa con un photocall adaptado a la temática del tenis. Hacemos una especie de simulación, les damos una raqueta y tenemos una pelota conectada a una linterna que nos permite pintar con ella», explica. Está «funcionando genial», asegura Frodo Álvarez. Tanto en China como en Oriente Medio sienten «una ilusión que no es ni medio normal» cuando conocen esta técnica. Algo con lo que el artista ovetense también goza: «Me divierte muchísimo trabajar con gente», asegura.