La Voz de Asturias

Manuel Mon, el rey de la peluquería: «Si un cliente me pide algo y sé que le va a quedar mal prefiero no hacérselo»

La Voz de Oviedo

Esther Rodríguez Redacción
El peluquero asturiano Manuel Mon se ha convertido el rey de la peluquería de vanguardia en España

El ovetense se ha convertido en un auténtico referente del sector sin salir de su tierra natal y acaba de recibir uno de los premios más prestigiosos de nuestros país, que se suma a su extensa lista de galardones. Cuenta cómo ha conseguido llegar a lo más alto y desvela los secretos de su éxito

10 Nov 2023. Actualizado a las 05:00 h.

De estudiar peluquería por pura casualidad a convertirse en un referente en el oficio nuestro país. De endeudarse para abrir las puertas de su propio salón a tener que inaugurar otro más ante la gran demanda. De hacer cortes, aplicar color o realizar simples peinados a crear colecciones de vanguardia que han acaparado el protagonismo incluso de la gran pantalla. Así es como el peluquero allandés Manuel Mon ha conseguido ser uno de los reyes del sector en España sin salir de su tierra natal. Ovetense de adopción no deja de cosechar éxitos después de dejar de servir cafés para coger unas tijeras y un peine. Basando su trabajo en la minuciosidad, la técnica y la imaginación, recientemente ha recibido el galardón a la Colección de Vanguardia de los Premios Fígaro, la competición nacional más prestigiosa. Un reconocimiento que consigue además por tercer año consecutivo.

—¿Qué supone este reconocimiento para usted?

—Estos premios son súper importantes no solo a nivel nacional, ya que están reconocidos en todo el mundo como los premios más importantes dentro del sector de la peluquería y la imagen. Casualmente llevo tres años seguidos ganando el premio a la mejor colección a la peluquería de vanguardia y tengo también el premio a peluquero español del año. En esta ocasión, me supone ya a nivel personal algo muy bueno. Yo ya había hecho una colección con otro compañero y también habíamos ganado, pero en esta ocasión hice la colección con Rafael Bueno, que es una persona que yo admiro mucho como profesional y que además tiene muchos premios. Cuando él me propuso trabajar juntos yo le dije que sí, pero que teníamos que hacer una colección para ganar.  Al final hemos vuelto ha ganar. Y casualmente en una categoría que es muy complicada.

—¿Por qué le gusta tanto la peluquería de vanguardia?

—Hay varios motivos. A mí la peluquería comercial, la de calle, me gusta, pero es una peluquería que hago todos los días en mi trabajo. Al final la peluquería creativa o la peluquería más avanzada, que es la que hacemos para este tipo de concursos, me gusta porque haces cosas distintas. A mi ya me consideran el rey de la peluquería de vanguardia en España y casi en el mundo porque hay muy poca gente que lo haga. Al final la creatividad no tiene límites, tú eres quien los marcas. Sí es cierto que es una categoría complicada porque nadie te enseña a hacer peluquería creativa. Normalmente cuando estudias peluquería en una academia, en FP o en cualquier sitio te enseñan a cortar el pelo, a hacer color, a peinar, pero no te enseñan a crear texturas o volúmenes. A mí me gusta mucho porque me deja expresarme, algo que normalmente no puedo hacer en el día a día en el salón.

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—¿Consigues llevar esa peluquería de vanguardia a tus salones?

—No. Esta peluquería de vanguardia no es para llevar por la calle. De hecho con esta colección, Wakanda, hemos querido inspirarnos en los personajes de la última película de Marvel, que también se llama así, para que se vea que este tipo de peluquería sí se hace. Por ejemplo, en una serie que a mí me encantó, la de los Bridgerton, hay un tipo de peluquería súper barroca, editorial, que ves esos volúmenes, esas pelucas... De hecho, en cualquier película este tipo de peluquería es muy importante porque ayuda al personaje a desarrollar mejor su trabajo, porque tú le caracterizas de una forma, tanto en la peluquería como en el vestuario como en el maquillaje, y ya le estás dando casi un 50 % del personaje. Es una peluquería que ves en un videoclip o en un anuncio, pero sobre todo en el cine.

—En esta ocasión se alzó con el premio con la colección Wakanda. ¿Cuánto tiempo de trabajo hay detrás?

—Esta colección la hemos hecho a distancia. Lo primero, nos inspiramos y buscamos un poco la idea de lo que queríamos hacer. A partir de ahí empezamos a desarrollarla, a crear los volúmenes, las formas, las texturas. Sí que es cierto que hay una parte que ya la llevamos hecha y lo que hacemos es adaptarla a los modelos con la misma técnica porque, si lo tuviésemos que hacer in situ en el momento, pues serían 30 o 40 horas tranquilamente. Por eso utilizamos modelos tanto masculinos como en femeninos que prácticamente no tuviesen cabello, que estuviesen muy rapados, y a partir de ahí poníamos la estructura. Luego, con pelo afro que fabricamos nosotros con técnicas, calor, alambres y productos conseguimos unirlo con el cabello, de manera que cuando lo veas creas que es el propio cabello de la modelo. Al final la peluquería de vanguardia tiene que tener realismo. Por eso el maquillaje y el vestuario tienen que ir también muy unidos. La música del desfile también tiene que transmitir lo que estás representando. No vas a sacar unas guerreras y poner música de Vivaldi. Todo tiene que tener un sentido. Super importante también son las modelos.

Rafael Bueno y Manuel Mon

—¿Cómo ha sido trabajar con el peluquero malagueño Rafael Bueno?

—Es un compañero que conozco desde hace muchísimos años, ya hemos coincidido y trabajado juntos. A él también le gusta mucho la peluquería de vanguardia y cuando me lo propuso le dije que sí, pero que teníamos que hacer algo para ganar. Y así fue. Como él estaba en Málaga y yo estaba aquí nos íbamos mandando fotografías y vídeos de los trabajos. Luego ya nos reunimos. Fui  a Málaga y allí fue donde hicimos la colección con modelos, fotógrafos y todo. Grabamos también vídeos muy cortitos para que la gente vea cómo lo hicimos porque al final muchas veces se piensa que es algo que se compra y se pone, pero no, aquí es todo artesano. Al final nosotros lo que hacemos es alta costura de peluquería.

«Empecé a trabajar de muy jovencito en la hostelería y a la vez estudié peluquería por casualidades de la vida»

—También consiguió sorprender al público con la colección The Brand...

—Es una colección que es como un sello de identidad de una técnica que llevo años trabajando, una técnica muy complicada en la que trabajo el cabello como si hiciese encaje de bolillos. El año pasado gané con esa misma técnica, pero con otras formas. Este año, casualmente, las dos colecciones -Wakanda y The Brand- estaban nominadas en la misma categoría, y eso que se presentaron casi 200 colecciones. Lo bueno que tiene este concurso es que la gente no sabe a quién está votando porque el nombre se sabe después, es todo anónimo. La Junta Directiva del Club Fígaro, el jurado tanto nacional como internacional y los peluqueros realmente votamos las colecciones que nos gustan. Al final todos los votos se suman y los tres más votados son los que se van a la final de Madrid. Yo este año fui con dos colecciones y, además, en la misma categoría.

Peinados realizados por el peluquero asturiano Manuel Mon y el malagueño Rafael BuenoCedida

—Para saber más de usted, ¿de dónde viene su pasión por la peluquería?

—En mi caso no he tenido ningún referente en la familia. Me acuerdo que empecé a trabajar de muy jovencito en la hostelería y a la vez estudié peluquería por casualidades de la vida. Tenía un compañero que su mujer era peluquera, un día fui a acompañarle a la academia donde estaba ella y pregunté que cómo iba esto de la peluquería. Me dijeron que podía ir por las mañanas o por la tardes y que se tardaba dos años en sacar el título. Me apunté y me puse a estudiar a la vez que trabajaba. Cuando terminé tuve que decidir y aposté por la peluquería. De hecho, el primer premio que gane fue con 19 años y fue justo recién abierta la peluquería. De aquella era un premio muy importante a nivel económico, era un millón de pesetas. A mi me vino de maravilla porque me había endeudado para montar la peluquería. A partir de ahí ya empecé a a presentarme a concursos y tengo más de 80 premios, tanto nacionales como internacionales. Es más, el año pasado me dieron en Canadá el premio a mejor peluquería internacional en un concurso que lleva 35 años haciéndose y soy el único español que lo ha ganado. También recibí el premio Gaudí, en Barcelona. Vamos, que tengo muchísimos premios, pero siempre lo digo: «tú primero siembras y luego pues ya recoges». Y yo estoy recogiendo los frutos del trabajo porque crear una colección lleva muchísimo tiempo y también dinero porque tienes que gastar mucho para tener buenos fotógrafos, modelos... Es como todo, al final hay gente que se gasta el dinero en un súper coche, pero la gente que nos gusta nuestro trabajo, nos gusta invertir en él.

«Tú no tienes que hacer algo para conseguir la fama, sino que tienes que intentar disfrutar de tu trabajo, hacerlo bien y, sobre todo, tener buena actitud»

—¿Cómo ha evolucionado su trabajo en todos estos últimos años?

—Llevo ya 35 años en peluquería y la evolución lógicamente ha sido poquito a poquito. Siempre digo a la gente que me pregunta que para ser una persona conocida no hay que hacer nada. Tú no tienes que hacer algo para conseguir la fama, sino que tienes que intentar disfrutar de tu trabajo, hacerlo bien y, sobre todo, tener buena actitud. A partir de ahí las cosas van saliendo. Pero si te limitas a lo que haces y no quieres evolucionar ni seguir aprendiendo ni investigado pues es más difícil. Yo creo que esto pasa en cualquier profesión, que hay gente que se acomoda y se conforma con lo que hace y ya está. A mí me parece muy bien y es respetable, pero hay otra gente a la que nos gusta seguir creciendo. De esta forma vas arriesgando y a veces tienes tu recompensa. Otras veces no, pero el no no es una derrotada sino un aprendizaje. Yo siempre digo, incluso a la gente que está trabajando conmigo, que si un cliente te dice que no le gustó algo te está haciendo un favor porque de esa forma tú puedes rectificar y solucionarlo. En los concursos pasa lo mismo, si te presentas a un concurso y no lo ganas, tienes que pensar por qué los otros sí ganaron.

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—Si echa la vista atrás y compara los peinados que hacía cuando empezó en este mundo con 19 años y los de ahora, ¿cómo han cambiado?

—Hay un mundo porque no solo ha habido una evolución en mi trabajo sino también en la moda. No es que esas colecciones que hice hace 30 años ya no me gusten, claro que me gustan, pero veo la evolución que he tenido y la que seguiré teniendo. Pasa lo mismo que cuando ves como ibas vestida en una fotografía de hace 30 años y dices que cómo podías llevas esos pantalones o esa camisa. Pues de aquella era porque te apetecía llevarlo o te gustaba. Por eso no es malo, es una evolución y realmente es algo positivo porque si tú sigues haciendo lo mismo que hacías hace 30 años o te sigues vistiendo igual que hace 30 años no evolucionarías como personas.

—¿Cómo definiría el toque Mon?

—Pienso que es muy difícil conseguir lo que he conseguido a nivel profesional, que es cuando un trabajo mío, el realizado a una clienta que va por la calle o la colección que muestra una revista sin poner el nombre, se ve que es mío. Ese sello solo se consigue si mantienes siempre una línea y una estética. Si hoy haces una cosa muy extremada y mañana haces algo muy light, pues es imposible. Yo siempre digo que si ves un cuadro de Picasso, aunque no ponga su nombre, sabes que es de él porque tiene una esencia y un estilo. Y al final eso es lo que yo he conseguido a día de hoy con mi trabajo. Hay gente que va por la calle y dice: «ese corte o ese color de pelo tiene que ser de Manuel Mon». No es que yo con eso diga que soy mejor que nadie, pero sí que es cierto que es un estilo propio.

—¿En qué se inspira para hacer sus creaciones?

—Suelo inspirarme en los trabajos que hacen mis compañeros, tanto de aquí de España como de fuera, pero nunca copio porque nunca vas a hacerlo mejor que el original. Puedes inspirarte, pero a partir de ahí tienes que crear tu propio trabajo en función de lo que tú quieres transmitir y lo que tú sabes hacer, manteniendo un criterio. Cuando trabajo colecciones de vanguardia me inspiro en todo: en el mundo subacuático, en la natural, en el cine, en diseñadores de moda, en cuadros... Al final el mundo está lleno de inspiración, solo tienes que saber buscarla y captarla.

Colección Wakanda realizada por los peluqueros Manuel Mon y Rafael BuenoCedida

—Decía que en su entorno más cercano nunca contó con referentes en el mundo de la peluquería, pero imagino que habrá tenido fijación en algún profesional.

—Sí, de fuera de España tengo como referente a un peluquero que ya falleció, Alexandre de París. Era una persona con una sensibilidad, una elegancia y una clase bruta. A nivel de corte, Vidal Sassoon o Tony&Gun. A nivel de España pues el peluquero valenciano Tono Sanmartín es un referente para mí. Un compañero mío, que era uno de mis mejores amigos y por desgracia falleció este año, Gonzalo Zarauza, era una persona que a mí me inspiró muchísimo. También hay un equipo que está trabajando por todo el mundo y es de lo mejorcito que tenemos en España a nivel de peluquería creativa. Esto pasa un poco como con la música, a mi me gusta la que sea agradable de escuchar, que me cuente y me transmita algo, por eso en mis desfiles utilizo canciones que hagan a la gente vibrar y la transporten a lo que está viendo. Por eso, cuando tú buscas un referente o te inspiras en un compañero, intentas buscar a alguien que vaya con tu estilo de trabajo, respetando por supuesto a todo el mundo porque los gustos son muy personales. Y eso es lo bueno porque si no todos seríamos iguales.

—Aparte de ofrecer servicio de peluquería es asesor de imagen. ¿Qué es lo más importante para sacar provecho del aspecto de alguien y que además se sienta bien y seguro de sí mismo?

—Para mí lo más importante es escuchar a la persona, saber qué es lo que quiere, qué necesidades tiene. A partir de ahí, como profesional tienes que intentar decirle los pros y los contras. Yo si un cliente me pide algo y sé que le va a quedar mal prefiero no hacérselo. Por ejemplo, hace unos años empezó la moda del pelo blanco y todo el mundo lo quería, sobre todo las chicas jóvenes. Pero estos colores superblanquitos a una personas morena con el pelo negro no puedes ponérselos porque te cargas el caballo, se lo estropeas. Entonces vale más decirle que no y proponerle otras alternativas. Eso es muchas veces lo más complicado, el hacerle entender a esa persona que no eso no lo puede hacer. Por eso lo más importante es hablar con la persona. Luego, saber un poco de paisajismo porque la peluquería no es solamente cortar el pelo, peinar, poner colores o hacer moños, sino saber si a esa persona le va a favorecer.

A una clienta tienes que decirle lo que mejor le va por su tipo de rostro, siempre dándole a entender que el tener un tipo de facciones no es un defecto. Tener una cara redonda o una alargada o tener más o menos cuellos no es un defecto, todo lo contrario, cada uno somos como somos, pero como profesionales tenemos que saber decirle al cliente por su tipo de facciones que es lo que mejor lo que más le favorece. Y eso no es algo que nosotros nos inventamos, es algo que se estudia. De hecho, a mí no me gusta darle a un cliente un catálogo de peinados para que escoja un corte de pelo. En mis salones no hay revisas de cortes de pelo porque tú no eres esa persona, no tienes esas facciones, ese tono de piel... Mi equipo y yo somos los que te proponemos lo que mejor te va a ir. Damos argumentos para que que el cliente vea que ese peinado no le va a favorecer por determinadas circunstancias o rasgos. Al final el cliente lo percibe como algo positivo porque le estás hablando de algo que sabes. Por este motivo, las peluquerías que realmente están teniendo más éxito son las las de autor, donde hay un trato personal, porque un corte de cabello y un color de cabello te puede hacer agresiva, dulce o mayor. También te puede hacer más alta o más baja, o que tu cara sea más alargada o pronunciar más tu nariz si la tienes un poco más grande de lo normal, por eso es muy importante adaptarse a las facciones del cliente.

—¿Quién demanda esa peluquería de vanguardia?

—Pues un director de cine, de teatro o una cantante de ópera. Yo por ejemplo he peinado a Ainhoa Arteta, pero las cosas que le he hecho no son para llevarlas por la calle. Hace dos años una de mis colecciones de peluquería de vanguardia salió en una película que se grabó en Asturias, Tristesse de Emilio Ruiz Barrachina, porque en la propia película, donde me encargué también de la peluquería y los maquillajes de los actores, salía un desfile. El director necesitaba un peluquero que hiciese eso y, al final, si nadie lo hace no se podría ver en el cine. De hecho, hay un Goya y un Oscar a la mejor peluquería.

—En cuanto al futuro de la peluquería y el estilismo, ¿cómo lo ve?

—En España el gremio de la peluquería lo está pasando muy mal. Lo bueno que tenemos es que nuestro nuestro trabajo no se puede comprar ni en Amazon ni en Aliexpress, pero nos están apretando. Somos el único sector al que el gobierno en el 2008 nos subió un 16% los impuestos, un IVA que se iba a regularizar una vez que pasase la crisis. No nos lo iban a poner como lo teníamos a un 8%, pero sí nos lo pondrían a un 10%. Pero esto no se hizo y de golpe y porrazo nos los subieron a un 21%, haciendo que muchas peluquerías no pudiesen mantenerse y tuviesen que cerrar. Con otros sectores sí que han cumplido la regularización, como en cultura o las floristerías. Yo en una entrevista reconocía que también había sectores que lo estaban pasando mal, pero la peluquería no es un bien de lujo sino uno social y la prueba la tenemos en la pandemia que fuimos esenciales, junto con las farmacias y las tiendas de comestibles. Alguien quiere comprarse o ver una película porno paga un 10% de IVA porque está englobada en cultura, sin embargo tú vienes a la peluquería y tienes que pagar un 21% para que te corte el pelo. Otro ejemplo que tampoco me parece justo es que tú te sacas una entrada para ver los toros y pagas un 10%, pero yo llevo mi perro al veterinario porque se muere y tengo que pagar un 21%. O sea, ver matar un animal es un 10% de IVA pero salvarle la vida es un 21%. Con esto ya te lo cuento todo, quiero decir que nuestro sector es el único sector donde no se cumplió lo que se nos dijo.

Estamos manifestándonos continuamente. Todos los gobiernos aprobaron la bajada del IVA menos estos que tenemos ahora, que dicen que lo nuestro es un artículo de lujo. Al final nuestro sector se está viendo muy tocado en España, hasta el punto de que han cerrado más de 40.000 peluquerías. Esto nos cabrea muchísimo a todos y estamos intentando luchar porque se están cargando el comercio en general, pero sobre todo nuestro sector. La gente encima está súper desmotivada, no quieren contratar a nadie y al final es una pena porque además en España es donde más barata es la peluquería de todo Europa. Aquí pagas 20 euros por cortar el pelo, en Portugal pagas 30 y en Inglaterra 100 libras. Y ojo que ahora mismo España tiene un nivel de peluquería y de estilismo de los mejores del mundo. Somos muchísimos los profesionales que llevamos la marca España por todo el mundo, pero a pesar de todo estamos ahogados.

—¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones?

—Esto sobre todo es tener buena actitud. Hay que estar siempre formándose, no pensar que ya lo que sabes todo o que es suficiente. Un amigo mío una vez dijo una frase que le había dicho su madre cuando recibió un premio y me encantó: «Que aunque llegues a tocar el cielo siempre tengas los pies en la tierra». Y es que es así, la gente joven se quiere comer el mundo en dos días y al final, el mundo te come a ti. No hay que pensar que la fama es lo más importante, sino disfrutar del trabajo que te dará las recompensas que te tenga que dar.

—Por último, ¿algún proyecto que ya tenga en mente o en el que esté trabajando?

—Soy una persona que no me gusta contar las cosas hasta que pasan. Sí puedo decirte que va a ser dentro de mi estilo, de la línea que yo trabajo. Tengo proyectos para volver a trabajar fuera y  también aquí en España para dar formaciones. Pero claro, yo tengo que ponerme también a preparar cosas, porque luego me llaman para hacer un desfile y tengo que tener material. A mí lo que no me gusta es ir con algo que ya he hecho y, al final, tienes que seguir creando.

—Vamos a tener Manuel Mon para rato...

—Sí, mientras la salud me acompañe, siga teniendo ganas y esté motivado voy a seguir para adelante y, sobre todo, llevando el nombre de Asturias, que es algo que a mí me enorgullece muchísimo, aunque en Asturias no se me reconoce. Soy más conocido en todo el mundo que aquí. El año pasado ya me dieron el premio Gaudí a mi trayectoria, en País Vasco lo mismo; en Paris me dieron el premio de creador de moda de la peluquería española. Tengo cientos de reconocimiento y aquí en Asturias no, solamente en una ocasión en Avilés, en la Cámara de Comercio, me hicieron un homenaje. Pero bueno, yo sigo estando muy orgulloso de donde soy y sigo hablando de Asturias, de Oviedo y de mi pueblo, Pola de Allande, que es donde nací. Dicen que nunca serás profeta en tu tierra y es cierto.


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