La Voz de Asturias

¿Fueron Máximo y Fromestano los creadores de Oviedo? Todo sobre el origen de la ciudad

La Voz de Oviedo

Esther Rodríguez
Fotografía antigua de la plaza de la Escandalera de Oviedo. De frente se ve la casa García-Conde, el edificio que todavía hoy domina el lado noroeste de la plaza, obra del arquitecto Juan Miguel de la Guardia

El catedrático de Arqueología Medieval de la Universidad de Oviedo, José Avelino Gutiérrez, explica las diversas teorías que existen sobre el nacimiento de la ciudad

11 Jun 2023. Actualizado a las 12:12 h.

Los orígenes de Oviedo son del todo inciertos. Aunque se sabe a ciencia cierta por qué la ciudad es la capital de Asturiasson varios los motivos que contribuyeron a esta designación— el nacimiento de la misma es a día de hoy un misterio.

Autores expertos en la materia llevan décadas discutiendo sobre las diferentes posibilidades, pero no llegan a ponerse de acuerdo. Es por ello que existen varias teorías al respecto, que a pesar de estar sustentadas por documentos o trabajos arqueológicos, no permiten responder con certeza a dicha pregunta.

Sin embargo, sí que nos ayudan a comprender cómo se fue construyendo este núcleo urbano.

Fotografía antigua de la plaza de la Escandalera de Oviedo

¿Tiene Oviedo un origen romano?

Una de las teorías sugiere que la ciudad de Oviedo tiene un origen romano debido a los hallazgos romanos y las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por los historiadores Hevia y Huertas, quienes en los trabajos realizados «efectivamente» se encontraron objetos pertenecientes a dicha civilización como cerámicas, monedas o tégulas, tal y como asegura el catedrático de Arqueología Medieval de la Universidad de Oviedo, José Avelino Gutiérrez. También hay materiales de dicha civilización como capiteles o columnas que han sido reutilizados «por razones de prestigio» en iglesias del prerrománico o incluso en la Catedral.

Sin embargo, ninguno de los objetos encontrados está relacionado con estructuras de ocupación. «Todas las construcciones que se ven en Oviedo son fundamentalmente medievales», asevera el catedrático, antes de recalcar que «aunque efectivamente hay hallazgos romanos, no certifican el asentamiento romano de ningún tipo». Por tanto, «no se puede hablar ni de una ciudad ni de una villa romana». No obstante, «sí que se tiene que admitir que ya había algún tipo de uso del espacio en época romana». Pero, ¿cómo fue entonces ese asentamiento?

Posturas enfrentadas respecto a un asentamiento romano

«No lo sabemos con exactitud. A partir de aquí hay de nuevo dos visiones diferentes. Algunos investigadores niegan completamente cualquier tipo de asentamiento romano porque no se detecta ningún tipo de ocupación al uso como pueden ser ciudades, villas romanas, castros, etc. Mientras que otros investigadores, entre los que me incluyo, defendemos que sí hubo algún tipo de ocupación y uso del espacio. Este pudo ser militar y breve o de tipo religioso, que es la teoría en la que estoy trabajando en los últimos años», afirma José Avelino Gutiérrez.

Una postal de la esquina de la plaza de la Catedral con la Casa de la Rúa, quizá el palacio en uso más antiguo de Oviedo

Para defender esta premisa, el catedrático de la Universidad de Oviedo se basa en las excavaciones arqueológicas realizadas por Rogelio Estrada en la fuente de la Rúa con motivo de la ampliación del Museo de Bellas Artes. Unos trabajos que permitieron descubrir una nueva estructura hidráulica, cuya cimentación fue analizada con carbono 14 «y lo que se obtuvo fue una datación de época romana, del siglo III al IV». «Cabe, por tanto, deducir que tiene un origen romano y que no es una fuente con un caño de uso de aprovisionamiento de agua sino de tipo ritual, es decir, lo que se conoce también como ninfeos o templos acuáticos. Las divinidades acuáticas eran frecuentes antiguamente y continúan con las xanas», apunta José Avelino Gutiérrez.

De la misma manera, el resto de excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el entorno de la Catedral y el casco histórico, «localizaron estructuras hidráulicas, suelos y pavimentos que con carbono 14 han podido datarse y van a esas mismas fechas romanas». Es por ello que «en el estado actual de conocimiento se puede descartar que hubiera una ciudad, una villa romana, pero no podemos descartar que se trate de algún tipo de uso de estas características, de tipo ritual, religioso, y sobre todo relacionado con las aguas. Oviedo es un sitio muy rico en aguas, con muchas fuentes, está además en un cruce de caminos que ya existían en época romana y una zona de cruce es muy significativa porque está relacionada con los establecimientos hidráulicos», resalta el catedrático.

¿Fueron Máximo y Fromestano los creadores de Oviedo?

Por otro lado, está la teoría de que Oviedo tiene un origen medieval. Si se tiene en cuenta la tradición histórica, esta cuenta que la ciudad se fundó en el año 761 de la mano de los monjes Máximo y Fromestano, quienes se establecieron al abrigo del Monte Naranco y  a unos pocos kilómetros del asentamiento romano de Lucus Asturum —lo que hoy es conocido como Lugo de Llanera— en una colina que por aquel entonces recibía el nombre de Ovetao. Allí, los religiosos crearon un monasterio bajo la advocación de San Vicente —hoy en día es la sede del Museo de Arqueología—, donde vivieron durante un largo período de tiempo. Paralelamente, alrededor de este convento, que a la larga se va a convertir en «una de las principales instituciones religiosas» de la capital asturiana, fue creciendo el núcleo urbano.

Museo Arqueológico de Asturias

Esta historia, aunque está más que extendida entre los ovetenses, al fin y al cabo no es del todo cierta. El catedrático de Arqueología Medieval de la Universidad de Oviedo asegura que en el documento fundacional de dicho convento se señala «en latín» que el asentamiento tuvo lugar en «una zona por nadie poseída». Una afirmación «que se ha entendido como que estaba deshabitada y, por tanto, ellos fundan sobre la nada el monasterio, y el origen de la ciudad se considera que es algo completamente nuevo a partir de esa época». Pero, en realidad, «lo que está diciendo es que el lugar no está poseído por nadie, no que no hubiera algo ahí anteriormente. De hecho, lo reconocen, porque dicen que vinieron a esta colina, que se llama Ovetao, y si recibe ese nombre es porque alguien tenía que saber cómo se llamaba», asegura el experto.

También en el documento se hace especial hincapié en que Oviedo por aquel entonces era un lugar sacro; sin embargo, a este dato «no se le da mucha importancia». «Siempre se ha pensado que como los monjes fundaron un monasterio y es una institución religiosa, por tanto, convierten al lugar en sagrado. Pero lo que dice el texto es que llegaron a un lugar sagrado; es decir, que los monjes reconocen que se instalaron ahí porque había una sacralidad en este espacio», revela José Avelino Gutiérrez.

El teatro Campoamor de Oviedo y la plaza de la Escandalera, en una imagen de principios del siglo XX

De la misma manera, «hay detalles en el documento que bien analizados dan a entender que hay desarrollo urbano de uso religioso». En Oviedo, en la Alta Edad Media, hay una concentración de edificios religiosos. «Primero fue el monasterio de San Vicente, luego el de San Pelayo, que antes había sido de San Juan Bautista», detalla el catedrático de Arqueología Medieval, antes de señalar que es por ello que «Juan Uría y otros historiadores clásicos denominaron Oviedo como agiopolis, es decir, una ciudad sagrada».«Lo hicieron con muy buen criterio porque parecía un término erudito, pero en realidad hay que considerarlo literalmente como una ciudad sagrada en la que los edificios sagrados fueron lo primero», resalta.

A partir de la creación de dichos monasterios es cuando el rey Fruela decide fundar un edificio religioso que, con el paso del tiempo, se va a convertir en la catedral de San Salvador, tal y como asegura José Avelino Gutiérrez. Además, el propio hijo del monarca, Alfonso II «el Casto», cuando se convierte en rey da un paso más allá y lleva a Oviedo la sede regia. ¿Y por qué lo hace? «Hay causas políticas y otras muy relacionadas con la evolución del lugar, que es sagrado y además cuenta con instituciones religiosas. Por tanto, hay un amparo para un hombre piadoso como es Alfonso II, quien viene de una Guerra Civil y de enfrentarse a una serie de dificultades para instalarse en el reino», detalla el catedrático.

El crecimiento de Oviedo

Por aquel entonces, ni en Cangas de Onís ni en Pravia se daban unas condiciones buenas para apoyar a Alfonso II y su padre Fruela. En cambio, en Oviedo sí. «Aquí debían de tener propiedades, personas que estuvieran a favor y demás», cree José Avelino Gutiérrez, quien considera que «esta es una causa importante a tener en cuenta». Mucho más relevante que la que argumenta que es porque está en centro de la región, ya que «por aquel entonces Asturias no se conoce como la conocemos hoy, con los límites administrativos que existen actualmente».

Con el reinado de Alfonso II «el Casto» se va dotando de funciones administrativas a la ciudad, motivos por los cuales Oviedo es considerada la capital de Asturias. En aquel momento, «ya no solo era un centro religioso, sino también un centro político al ser la sede del reino. También es la sede del obispado, que es algo más que una institución religiosa, porque implica una administración territorial más amplia». Además, paralelamente, todo ello va acompañado de población civil (sirvientes, constructores, mercaderes…) que se van instalando en el conjunto.

No obstante, en el siglo XVIII no se consideraba Oviedo como una ciudad tal y como la conocemos hoy en día. Tampoco entra dentro de las premisas de una ciudad de época medieval o romana. Por tanto, se podría decir que «es el embrión de lo que poco tiempo después conoceremos como una ciudad, pero hay que tener muy claro que la definición de ciudad en el alto medieval es aquel centro en el que se reúnen todas las funciones, que no son ni meramente religiosas ni rurales, sino que hay una diversificación de actividades», asevera José Avelino Gutiérrez.

¿Cuándo se considera Oviedo como ciudad?

Al fin y al cabo, como Oviedo tiene funciones religiosas, políticas, económicas y administrativas no es solo la cabeza de un territorio alfocero —que luego va a ser una ciudad y un municipio—, sino de un reino mayor, que es Asturias. Además, con el reinado de Alfonso III, quien dota a la ciudad de muralla, castillos y demás servicios, la institucionalización es aún más sólida. «Ahí sí que se puede hablar de Oviedo como ciudad. Hasta entonces, los documentos hablan de Oviedo como locum (lugar) y a partir de ese momento como civitas (ciudad)».

A modo de resumen, se podría decir que no hay una fecha fundacional de Oviedo, puesto que no hay un documento al respecto, como «sí puede haber de las polas, que se crearon entre los siglos XII y XII mediante los fueros, y que están datadas de un año e incluso un día preciso». En cambio, la capital asturiana «es algo que se va instituyendo progresivamente a partir de varios pasos».

Por un lado, estaría algún tipo de instalación ritual, cultural, hidráulica, durante la época romana y, a partir del siglo VIII, en la Edad Media, tiene lugar la instalación monástica. A esta se le va sumando la creación de otros monasterios y de la sede política con el asentamiento de la corte de Alfonso II y Alfonso III en Oviedo, tal y como detalla José Avelino Gutiérrez. Pero no es hasta finales del siglo IX y principios del X cuando se puede considerar plenamente una ciudad con los rasgos propios de una ciudad alto medieval. 


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