Ana González se jubila después de regentar 40 años la papelería San Antonio de Oviedo
La Voz de Oviedo
La tienda es una de las pocas que van quedando en el casco antiguo de la capital asturiana
10 Jun 2023. Actualizado a las 10:16 h.
A Ana González Bermejo ya le ha llegado la hora de tomarse un más que merecido y necesario descanso. Después de casi 40 años al pie de cañón, atendiendo y asesorando a los clientes que buscan cualquier tipo de material escolar o de oficina e incluso una revista o un regalo, la asturiana pone fin a su carrera profesional. Aunque se jubile, por el momento no bajará la persiana de su propio negocio, la Papelería San Antonio. Su intención es que la tienda, situada en la calle homónima de Oviedo, tenga un nuevo dueño.
Fue en el año 1984 cuando Ana González se puso al frente de la papelería. En un principio, el negocio era un estanco; sin embargo, cuando ella cogió las riendas de la tienda, decidió darle un buen lavado de cara, haciendo la correspondiente reforma. «Este bajo lo compró mi madre en el 76. Ella llevaba el negocio, pero la titularidad del estanco era de otra persona. En un momento dado, el sobrino de esa persona lo heredó y decidió trabajarlo él. Entonces, cuando yo me puse al frente continúe trabajando con algunos clientes que ya tenía porque en el estanco había prensa y revistas, pero me fui especializando en la papelería como tal y trayendo aquel material que reclama el cliente», relata.
Desde entonces, mucho han cambiado las cosas en este sector. «Antes, cuando era la época de verano, vendía muchísimos planos y guías, algo que ahora no funciona porque está todo en el móvil», rememora. Aún así, todavía hay quien entra por la puerta de este pequeño establecimiento del casco histórico de Oviedo pidiendo algún que otro mapa. Cuando lo hacen, «yo me quedo flipando porque los que tengo son de hace unos cuantos años. El sitio no cambió, pero el mapa como tal sí», asegura.
De la misma manera, la venta online ha cambiado el modelo de consumo. «Esto nos perjudica mucho, porque para la gente es muy cómodo estar sentado en su casa y pedir lo que necesita por el móvil, como si es solo un bolígrafo. No se dan cuenta de que no les llega al instante y que, además, tienen que estar en casa para recibirlo, cuando aquí vienes y ya lo tienes al segundo. Hay gente que incluso te llama para que les mandes fotografías en las que les enseñes los bolígrafos que tienes o incluso para preguntarte cuánto cuesta una cosa o la otra», lamenta.
Un trato directo y cercano con el cliente
Pese a ello, Ana González se mantiene fiel a sus principios. A ella le gusta trabajar de una forma más personal con el cliente y asesorarle presencialmente. «Para mí, dar un salto al digital es como dar un salto al vacío. Yo prefiero que la gente venga aquí y resolverles las dudas que tengan. Si hay algo que no tengo, pues busco y rebusco hasta dar con ello. Pero, por desgracia, eso hoy en día no es lo más normal», lamenta, antes de resaltar que «menos mal que me toca jubilarme».
No obstante, con el objeto de adaptarse a la demanda actual, cuenta con un perfil de Facebook donde publica en la medida de lo posible la amplia y variada oferta en papelería, regalo y material escolar y de oficina que tiene disponible en su clásica tienda. De la misma manera, realiza fotocopias, encuadernaciones y plastificados, aparte de imprimir y escanear documentos que recibe a través del correo electrónico. «Está muy bien porque es otra forma de negocio, pero si estoy a esto no puedo estar a otra cosa. Hago lo que puedo porque lo digital requiere su tiempo y yo estoy prácticamente sola llevando todo esto», asevera.
«La mayoría de los clientes son vecinos porque este el típico negocio del barrio»
Cierto es que, gracias a ese trato tan personal y cercano, Ana González ha conseguido crear y mantener una fiel cartera de usuarios. «Tengo muy buenos clientes, fijos unos cuantos. Sí que es verdad que de prensa ya son relativamente pocos, porque los bares, con esto de la pandemia, lo fueron quitando. Pero bueno, la mayor parte es gente mayor y vecinos de la zona porque este es el típico negocio de barrio, del que necesitas un boli, un pegamento o cualquier cosa y bajas corriendo a por uno», resalta, antes de agradecerles la confianza depositada en su buen hacer.
El hecho de contar con unos clientes que vuelven una y otra vez le ha permitido a Ana González hacer frente a todo tipo de crisis. «En los 90 ya pasamos una. La del 2008, cuando la construcción, fue gorda; se notó mucho porque las cosas empezaron a ir de otra manera. En cuanto a esto, con la subida de la luz, yo lo noté mucho, igual más que nada por la potencia contratada. Además, como es un local pequeño, tengo un deshumidificador que no consume nada y mantiene una temperatura agradable. Para la calefacción tengo una estufa pequeña de aire caliente y, por ejemplo, como los domingos apenas hago fotocopias, pues no enciendo la máquina. Se trata de ir compensando», asevera.
No obstante, a pesar de las crisis económicas, «a mí lo que más daño me hizo fue apertura del Tedi». «Está en una calle de mucho más tránsito que esta y con esos anuncios que tiene, la gente compra mucho ahí, y eso sí que se nota», confiesa. Aún así, Papelería San Antonio sigue funcionado «bien» y eso es fruto del «esfuerzo y de llevar aquí 40 años, dado que la gente ya te conoce». Es por ello que, cuando los clientes se enteraron de que Ana González se jubilaba, les dio mucha pena. «Me decían que qué iban a hacer sin mí, que siguiese… pero claro, yo, aunque estoy bien, ya tengo una edad. Por eso quiero disfrutar de la vida», sentencia la comercial, no sin antes animar a cualquier persona interesada a coger las riendas del negocio, dado que lo traspasa.