¿Por qué Oviedo es la capital de Asturias?: Estos son los motivos
La Voz de Oviedo
La ciudad ostenta este estatus desde hace más de un milenio
24 May 2023. Actualizado a las 09:32 h.
A lo largo de la historia han sido varios los lugares que se convirtieron en la capital de Asturias. El primero en ostentar este estatus fue Cangas de Onís. Pero, después de medio siglo, la capitalidad se trasladó a Pravia, municipio que mantuvo el cargo hasta que en un momento indeterminado Alfonso II «el Casto» decidió que Oviedo fuese la cabeza del reino. Desde entonces, la ciudad conserva este «honor y privilegio», incluso después de la creación de la comunidad autónoma a finales del siglo XIX. Pero, ¿por qué el hijo de los reyes Fruela y Munia eligió esta localidad como la capital de Asturias y no otros puntos de nuestra región?
No hay un motivo único que explique por qué Oviedo se convirtió en la capital de Asturias, dado que son varios los factores que contribuyeron a esta designación. En primer lugar, y a modo de contexto, cabe destacar que en la Edad Media, Asturias arranca un proceso de diferenciación histórica como territorio con una particularidad propia dentro del conjunto del reino castellano-leonés. Es en ese proceso histórico cuando «la ciudad tuvo un papel protagonista al ejercer, desde muy pronto, las funciones de capitalidad», tal y como asegura la profesora titular de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, María Álvarez.
Este «papel capital y central» de Oviedo, que se documenta muy bien a fines del Medievo, «puede vislumbrarse siglos atrás, pues la ciudad ya había dado síntomas de protagonismo histórico desde el siglo IX». Uno de los factores que influyó en la elección de Oviedo como capital fue su ubicación geográfica, no solo por estar situado en el centro del Reino de Asturias, sino, sobre todo, por ser «un lugar muy estratégico» dentro de la región asturiana.
«Hace muchos años que Juan Uría pudo observar cómo Oviedo se levanta sobre un cruce de caminos. Desde la ciudad es prácticamente posible el acceso a toda la provincia a través de rutas naturales de comunicación, que confluyen en ella», detalla la docente. Además de esta posición estratégica, «la ciudad está rodeada de un cinturón fluvial —los ríos Nora y Nalón acordonan el concejo— que favorece el aprovisionamiento de agua».
No obstante, al margen de esto, las claves de por qué Oviedo es la capital de Asturias son históricas. Para empezar, como decíamos, la propia decisión fundacional de Alfonso II, rey de Asturias. «Es un dato determinante porque significa que la corte va a establecerse en Oviedo, en una de las etapas de máximo esplendor, y que la ciudad va a albergar las funciones de gobierno», detalla María Álvarez.
Una funcionalidad política que ya no se perderá más, ni siquiera tras el traslado de la corte del reino a León, a partir del año 910. Además, a finales de la Edad Media, la ciudad será también el lugar de residencia de los corregidores, «máximos representantes de los reyes en Asturias desde que el rey Alfonso XI impusiera la obligatoria presencia de estos delegados regios en su reino», explica.
Oviedo también se convierte por aquel entonces en lugar de reunión de los organismos oficiales y de la administración regional desde el momento que el monasterio de San Francisco acogiese las primeras reuniones de la Junta General del Principado de Asturias, máximo órgano de representación de la región y cuyos orígenes también se remontan a la Edad Media.
Además de este protagonismo político, la ciudad ostentó la capitalidad religiosa en la Asturias medieval, al acoger su sede episcopal —contaba con un obispo— y ser un centro de peregrinación importante gracias a las reliquias custodiadas en la Cámara Santa por decisión de Alfonso II «el Casto», tal y como asevera la profesora titular de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo. «Este marcado protagonismo religioso de Oviedo no sería ya solo palpable dentro de la región, sino que la fama del relicario ovetense traspasó, desde muy pronto, los límites del reino», apunta la docente.
De la misma manera, Oviedo ostentó funciones de centralidad económica al concentrar gran parte de las instituciones mercantiles. «Fue el gran centro regulador y redistribuidor del comercio terrestre y marítimo de la Asturias medieval, actuando de eje comunicador entre el puerto de Avilés y el interior leonés», apunta María Álvarez, antes de señalar que «la ciudad también disfrutó del privilegio de mercado semanal gracias al rey Alfonso IX y de una feria franca anual desde la concesión de Fernando IV».
«Por todo ello, no sorprende que los documentos del siglo XV se refieran a Oviedo como "cabeza del Principado", subrayando ese papel central y neurálgico de la ciudad y señalando que a ella acudían las personas para solucionar sus pleitos, pedir justicia, hacer negocios o ver las reliquias». Además, cabe recordar que, cuando en 1574 se ejecuta la orden para fundar la Universidad, se decide que la institución académica se instale en Oviedo. «Un último argumento, ya del siglo XVI, que vuelve a incidir en la relevancia de la capital asturiana».
Con todo, es posible atribuir al rey Alfonso II el «primer proyecto político» de Oviedo como capital del entonces Reino de Asturias. «Un proyecto puramente original de un monarca que, pudiendo haber elegido otros espacios con una tradición urbana más antigua, apostó por la ciudad que le había visto nacer». El rey Casto «no levantó Oviedo de la nada, pues ya su padre, el rey Fruela, según el testimonio de las crónicas, había levantado iglesias»; sin embargo, «sí que convirtió a la nueva capital del reino en una ciudad áulica sin precedentes en Asturias».
Ya con el paso del tiempo y a lo largo de toda la Edad Media, Oviedo reforzaría su papel de centralidad regional pudiendo afirmarse que «la capitalidad actual obedece a un cúmulo de circunstancias históricas heredadas innegables», sentencia María Álvarez.