Las pioneras asturianas de los estudios de género en España: «Ningún partido se puede creer dueño del feminismo»
La Voz de Oviedo
Las impulsoras de lo que hoy es el Instituto Universitario en Género y Diversidad recuerdan «los palos en las ruedas» que han tenido que superar durante más de 30 años para llegar donde están. Su clave: «Nunca nos dimos por vencidas»
08 Mar 2023. Actualizado a las 09:45 h.
Isabel Carrera, Rosa Cid, Socorro Suárez y Amparo Pedregal fueron las pioneras en los estudios de género en la Universidad de Oviedo y en España, donde hace tres décadas se empezó a investigar teniendo en cuenta esta perspectiva. Desde la Filología Inglesa y desde la Historia, se hicieron una pregunta común que ha marcado toda su carrera universitaria: «¿Dónde están las mujeres?»
Los personajes femeninos no aparecían entre la literatura que consultaban y en la historia «el protagonista era siempre un varón», recuerda Rosa Cid, «entonces tú eres mujer y quieres saber qué les pasó a otras mujeres del pasado, y no lo encontrabas en los libros». Eso hizo que confluyeran y se creara una unión que resiste intacta -aunque Amparo falleció en 2015- al paso de los años y a las muchas «trabas» que han encontrado por el camino hasta llegar donde están hoy en día, el Instituto Universitario en Género y Diversidad que echó a andar este curso.
«Hablamos y llegamos a la conclusión de que teníamos la misma idea, había que completar el conocimiento porque está incompleto cuando pasas por alto el papel de la mujer en la sociedad, no sólo en la literatura o en la historia», explica Socorro Suárez aludiendo al contexto de auge de los movimientos feministas. «El feminismo ya cuando estábamos como estudiantes en la universidad era fuerte, pero lo veían como algo secundario y hasta raro», recuerda Isabel Carrera, actual directora del Instituto. Carrera realizó la tesina en Escocia y tras comprobar la falta de autoras decidió centrar su investigación en ellas a su vuelta a Oviedo, porque «el mundo está lleno de mujeres y tienen que ser parte de los estudios».
El primer seminario, en 1994
La unión de las dos filólogas -Isabel y Socorro- y las dos historiadoras -Rosa y Amparo- provocó «muchas ganas de hacer cosas» y los estudios de género empezaron con seminarios y cursos de verano, «lo que nos permitían, porque la estructura era muy rígida». Por eso también comenzaron el programa de doctorado, «lo menos rígido», explica la directora del Instituto.
«Escribimos a todos los departamentos preguntando si había alguien que hiciese estudios de género y recuerdo que produjo gran jocosidad. Hubo quien se jactó de haberlo tirado a la papelera»
El primer seminario de género que organizaron tuvo lugar en 1994, la primera convocatoria que extendieron a toda la Universidad de Oviedo. «Escribimos a todos los departamentos preguntando si había alguien que hiciese estudios de género y recuerdo que produjo gran jocosidad, según nos dijeron algunas colegas de ámbitos donde esto además es fundamental, y nos decían ‘bueno vieron vuestro papel y se morían de la risa'», cuenta Isabel Carrera. «Hubo quien se jactó de haberlo tirado a la papelera antes de hacerlo público en el departamento», apoya Socorro Suárez.
Pese a ello, el resultado «nos sorprendió», asegura Rosa Cid. Tanto que en 1997 hicieron unas jornadas con el título Cambiando el conocimiento centradas en los estudios de género y, entre medias, la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres (Audem) contactó con ellas para hacer en Oviedo el coloquio nacional. «En tres años habíamos conseguido ya un reconocimiento nacional», celebra la historiadora.
El camino no fue fácil, coinciden las tres. «Tuvo cierto coste para todas porque era una doble jornada, no se reconocía nada de lo que hacías en estudios de género, tenías que asegurarse de que tenías un currículum aceptable para filología inglesa, historia… todo lo demás era por encima, de hecho dimos el primer año de máster gratis y el doctorado también durante mucho tiempo», alude Isabel. Sin embargo, «fue un acicate, lo que nos impulsó para ir un paso por delante», aplaude Socorro. En la misma línea, Rosa señala «la enorme paciencia que tuvimos nosotras tres y también Amparo, que la pobre no está aquí, porque hicimos muchas peticiones de muchas cosas y constantemente nos ponían problemas».
«A mí me llegó a decir un compañero que yo para qué quería la cátedra si ya tenía tres hijos, claro él también la quería, pero la conseguí yo antes», recapitula la filóloga Socorro Suárez, ya jubilada
«Los estudios de género y el feminismo cambian la estructura de la sociedad y eso es dificilísimo sacarlo adelante, tienes que cambiar la manera de pensar de las propias mujeres que están también convencidas de que las cosas son así», defiende Socorro Suárez. Recuerdan, por ejemplo, que también se encontraron con dificultades para acceder a sus respectivas cátedras, una aspiración que en aquel momento tenía nombre masculino. «A mí me llegó a decir un compañero que yo para qué quería la cátedra si ya tenía tres hijos, claro él también la quería, pero la conseguí yo antes», recapitula la filóloga, ya jubilada. «Te ponían muchos palos en las ruedas, pero como nunca nos dimos por vencidas, aquí estamos», defienden antes de celebrar que han sido años de mucho trabajo pero «lo hemos pasado muy bien». «Nos han hecho muchas faenas, pero nos hemos divertido que no te lo puedes imaginar», aplaude Rosa Cid.
Los estudios
Bajo el paraguas del actual Instituto Universitario en Género y Diversidad de la Universidad de Oviedo se encuentran el máster en Género y Diversidad, de un año de duración, y el Erasmus Mundus en Estudios de las Mujeres y de Género, pionero en la institución académica y de dos años, el segundo en el extranjero. Además tienen un programa de doctorado y varios grupos de investigación. Uno de ellos es Deméter, liderado por la catedrática Rosa Cid, que investiga la maternidad con perspectiva histórica. Otro es Intersecciones, que encabeza Isabel Carrera y analiza las literaturas y culturas desde una perspectiva de género tanto en lengua inglesa como alemana, francesa y española. Son equipos grandes y cuentan con proyectos tanto nacionales como europeos.
La mayoría de personas que apuestan por estos estudios son mujeres, aunque también hay algún hombre y «están abiertos a todo el mundo que tenga interés». «La mayoría de hombres piensan que no es cosa de ellos, y eso es lo que me preocupa», lamenta Socorro. Llegan personas de ámbitos como la educación o sectores sociales, otras que quieren investigar y hacer carrera universitaria u opositar. Pero es algo «tan transversal y fundamental para todo» que han pasado estudiantes de Derecho, políticas o periodistas.
«La Manada» marcó una nueva etapa
Desde la puesta en marcha de los estudios de máster han sido «los de mayor continuidad en el país», asegura Isabel Carrera, puesto que «nunca han dejado de impartirse y es lo que nos distingue», confirma. Sin embargo, el interés en esta temática ha variado a lo largo de las tres décadas de historia de los estudios de género en Oviedo. «Hubo unos años que bajó y teníamos las solicitudes justas para impartirlo, pero fueron pocos años y luego subió mucho», recuerda. Ese punto de inflexión fue el caso de «La Manada», cuando «las manifestaciones empezaron a ser fuertes y se implicó mucha gente joven». La directora del Instituto recuerda también el «Me Too», pero asegura que en España tuvo más repercusión el suceso de Pamplona y su posterior juicio, puesto que hizo ver que el problema «seguía afectando a la gente joven».
En el curso posterior a las grandes manifestaciones por este caso «tuvimos tal cantidad de solicitudes en el máster que quedó mucha gente fuera y a partir de ahí siempre hay más solicitudes que plazas, o sea que hay mucho interés. Ese caso fue muy desgraciado y muy mediático, pero era algo que estaba sucediendo y no se sabía, puso sobre la mesa lo que existía y la generación más joven tomó conciencia», explica Isabel Carrera.
El caso de «La Manada» fue muy mediático, «pero era algo que estaba sucediendo y no se sabía, puso sobre la mesa lo que existía y la generación más joven tomó conciencia»
También han evolucionado con los años los temas por los que las alumnas que comienzan los estudios muestran interés. «Hay una generación que viene viendo el feminismo de una forma un poco diferente a como lo veíamos nosotras, pero no es incompatible, todo lo contrario, nos están haciendo pensar e ir más allá de lo que nosotras habíamos pensado en su momento», detalla. El objetivo sigue siendo el mismo, «reflexionar sobre el hecho de la desigualdad que sigue existiendo» y «que no te agredan o no te coarten por el hecho de ser mujer».
¿Un movimiento dividido?
La unión generada por el caso de «La Manada» entre todo el movimiento feminista parece haberse roto con normas recientes como la Ley del «sólo sí es sí» o la Ley «trans». Sin embargo, las pioneras de los estudios de género en Oviedo consideran que es «una división artificial que han creado los partidos políticos». Admiten que legislar sobre ambos temas es «muy difícil» y defienden que hay decisiones que requieren «de una discusión más sosegada y más tranquila».
La división, que se mostrará este 8 de marzo en las manifestaciones previstas en toda España, «me parece penosa y muy triste», apunta Isabel Carrera antes de defender que «ningún partido político se puede creer dueño del feminismo». Además, completa Rosa Cid, «nunca ha sido una forma de pensamiento único y siempre ha habido diferencias». Algo que se ha sosegado con el conveniente debate: «Lo que me preocupa ahora es que no lleguemos al diálogo y al consenso», advierte. Eso sí, recuerdan que los avances en igualdad y derechos de las mujeres «siempre vinieron de la izquierda» y no es la primera vez que el movimiento feminista se fractura en corrientes que siempre llegan a encontrarse de nuevo.
Sobre lo que falta por hacer, Isabel Carrera asegura que «queda que cale en la sociedad de una forma mucho más profunda». Para ello, subraya Rosa Cid, es «muy importante que en la universidad haya grupos o estudios feministas, eso no podemos pararlo y es crucial, no sólo para el avance científico y académico, también para el avance social. El hecho de que las mujeres irrumpieran en la universidad fue lo que hizo que el feminismo tomase unos derroteros que hicieron cambiar el mundo, pero todavía tenemos que estar en muchos más sitios, no somos conscientes de la repercusión que tuvo el acceso de las mujeres al conocimiento, a la educación y a ser educadoras, eso cambió mucho».
Con esa idea siguen manteniendo «el bloque compacto» que se creó entre ellas cuando impulsaron los primeros estudios de género en la Universidad de Oviedo. «Hace 30 años empezamos con mucha ilusión y seguimos con la misma ilusión, ha sido un recorrido muy agradable, hemos hecho muchas cosas y yo me siento muy satisfecha de haberlo compartido con amigas», remata Rosa Cid.