Canteli, el alcalde «chantajista» que puede rozar la prevaricación
Oviedo
15 Sep 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Las presuntas declaraciones de Alfredo Canteli asegurando que como alcalde de Oviedo solo facilitará llevar las facultades a El Cristo si la Escuela de Minas no se traslada a Mieres, bloqueando de paso toda la ampliación de las sedes judiciales, indica el grado de nerviosismo en el que se está enfangando el regidor. Todo por un debate inocuo y mal aconsejado que se le está volviendo en contra minuto a minuto. Y decimos «presuntas declaraciones»: el propio regidor negó horas después en privado, en un foro muy reducido, que hubiese realizado esas afirmaciones al periódico de su íntima y cercanísima confianza o que quizá las habían malinterpretado. Sea como fuere, el fondo de sus declaraciones (más bien escritas y filtradas) roza la prevaricación. Como ha recordado el rector Ignacio Villaverde, las amenazas de Canteli para no facilitar la operación propuesta por el Principado se deben a un posible desconocimiento sobre la normativa urbanística. La Universidad interpreta que estos asuntos, estrictamente jurídicos y técnicos deberá resolverlos la autoridad competente de acuerdo con la legalidad. «Yo, como profesor de Derecho Público y hasta donde sé, la legislación urbanística tiene procedimientos muy reglados donde hay muy poco margen para decisiones discrecionales», ha recalcado Villaverde. Sobre la actuación de Canteli seguro que recaerán los ojos atentos de la justicia, dirigida por Jesús Chamorro, que lleva años exigiendo una operación que el alcalde quiere paralizar porque sí.
Pero Canteli cree aún en el dedazo y en el poder omnímodo de un alcalde. Ya amenazó hace meses con llenar las calles con 40.000 ovetenses en una gran manifestación de repulsa al traslado de la Facultad, aunque contemplando estos días las bucólicas (y vacías) rúas de San Mateo, en las fiestas más descafeinadas que se recuerdan, la aspiración resulta casi una utopía. Quizá si esa gran manifestación se convocase de madrugada podría servir para desperezar una ciudad que bosteza de forma mateína. En todo caso, el «inadmisible chantaje» de Canteli, como lo ha definido con suma dureza Ignacio Villaverde, ha provocado el rechazo incluso de su propia corporación: algunos ediles se han puesto en comunicación con el rector después de conocer las (presuntas) declaraciones del alcalde. Villaverde no ha querido desvelar sus nombres aunque no hay que ser muy espabilado para poner apellidos.
El rector lleva meses aguantando una campaña de acoso sin precedentes a la autonomía de la Universidad, un tema mucho más serio de lo que parece, incluidos insultos y descalificaciones, como el propio Villaverde ha denunciado. «Lamentablemente, Canteli representa a los pocos que nunca han mostrado interés alguno en escuchar las razones de un decisión que le compete a la Universidad y que se ha tomado con criterio y tras largos e intensos debates«, ha aseverado el rector, que leyó un comunicado dirigido a la comunidad universitaria en una rueda de prensa a la que ha concurró apoyado por su equipo rectoral: toda una declaración de intenciones.
El «chantaje» de Canteli (y posible prevaricación si lo quiere llevar a cabo) no le ha creado muchos amigos. La consejera de Presidencia, Rita Camblor, ha asegurado que el acuerdo beneficia «a todos», el portavoz de Foro, Adrián Pumares, ha calificado el planteamiento del alcalde de «chantaje en toda regla»; su homóloga de IU, Ángela Vallina, ha tildado de «intolerable e impresentable» la postura de Canteli, al poner encima de la mesa un «chantaje muy duro», algo «muy grave en política». Mientras la portavoz de Ciudadanos, Susana Fernández, ha confiado en que no se produzcan retrasos en este asunto, dado que la unificación de las sedes es una reivindicación de hace «muchísimos años». Bien lo sabe Chamorro.
La operación a tres bandas para El Cristo-Llamaquique es todo un punto de inflexión a una falsa polémica alimentada por el Ayuntamiento de Oviedo y sus adláteres. Bloquearla puede ser un factor adverso en año electoral, una tumba que quizá no merece cavar.
Seguiremos atentos a la marcha atrás, que llegará.