La Voz de Asturias

Cuando el ayuntamiento tenía tiendas y no daba la hora

Oviedo

DANIEL ROIG
La fotografía tal vez más antigua conservada de la plaza del ayuntamiento. A la izquierda se aprecia la iglesia de San Isidoro, ya entonces muy oscurecida por la suciedad y donde no se apreciaban las pintadas

El edificio de la casa consistorial cumple ahora 350 años, aunque sufrió varias reformas y tuvo que ser reconstruido después de la Guerra Civil

04 Mar 2021. Actualizado a las 11:33 h.

El Ayuntamiento de Oviedo está este año de aniversario. Hace justo 350 años, en 1661, se concluyó la obra del primer edificio, donde ha estado desde entonces, si bien ha sufrido muchos avatares desde su construcción. El más grave, como muchos otros edificios del centro histórico, los daños que sufrió durante la Guerra Civil.

Volvamos atrás, muy atrás. Alfonso VI otorga el Fuero de Oviedo, un documento que se ha perdido pero del que hay referencias posteriores del siglo XIII. En él se concedía una serie de derechos a la ciudad, tanto organizativas como legislativas y económicas. A partir de ahí, la importancia del núcleo urbano va creciendo y llega un momento en que la sede del poder municipal, que se encontraba antes en el atrio de la iglesia de San Tirso, se queda pequeña.   

El ayuntamiento de Oviedo en la plaza de la Constitución, actualmente. El arco central era uno de los accesos de la muralla medieval y como tal se respetó en 1621© DANIEL ROIG

De modo que el lugar elegido es un punto de la antigua muralla, en concreto la puerta de Cimadevilla, que coincide con el arco de paso que hay justo en el centro de la actual casa consistorial. Es decir, el edificio sustituyó parte de la muralla, pero respetando el paso extramuros, hacia la zona de El Fontán y la iglesia de San Isidoro (para entonces bastante nueva, ya que había sido construida en 1587).  

El encargo se le hizo al arquitecto cántabro Juan de Naveda, que completa una primera fase en 1623 pero, tal como explica minuciosamente Celso García Tuñón Aza en Las nuevas casas del Ayuntamiento de Oviedo, treinta años después Marcos de Velasco Agüero redacta las nuevas casas: albañilería, cantería y otros elementos como barandillas. La ampliación, no obstante, debía seguir la línea de lo diseñado por Naveda, excepto un elemento: la torre nueva.

Una imagen antigua de la casa consistorial de Oviedo, antes de la última gran reconstrucción de 1940

Según García Tuñón Aza, el ala que construyó Marcos de Velasco debía estar adosada a la muralla por lo que fue necesario derribar las casas anexas. El nuevo edificio estaba formado por siete arcos, dos plantas y la mencionada torre nueva. En la primera planta se situaron la sala principal, el oratorio y el archivo. En 1661 se dio la obra por terminada, aunque todavía se realizarían durante dos años obras de carpintería en las seis tiendas proyectadas bajo los arcos del ayuntamiento.

Más ampliaciones y la devastación

Hacia principios del siglo XIX el arquitecto Pruneda y Canal (maestro de obras de la Catedral) amplió el ala este. En la entrada de la casa consistorial, a la derecha, aún está un pequeño león de piedra que se encontraba en una fuente hoy desparecida que en el siglo XIX adornaba la entonces plaza mayor (plaza de la Constitución).

Daños en la torre del ayuntamiento de Oviedo durante la Guerra Civil, en una vista desde la calle CimadevillaARMÁN

Pero llegaron la revolución del 34 y la Guerra Civil y, como es sabido, gran parte de los edificios históricos sufrieron duramente las consecuencias, tanto en las revueltas como durante el asedio de las tropas republicanas a las tropas franquistas atrincheradas en la ciudad. El consistorio sufrió daños importantes y, mientras tanto, los ediles se trasladaron al palacio del Duque del Parque o del Marqués de San Feliz, por cierto el único de Oviedo aún habitado. Al terminar la guerra, como parte de las obras de Regiones Devastadas, en 1940 se restaura la casa consistorial y su interior bajo el diseño de Gabriel de la Torriente. Desde entonces ha seguido sufriendo reformas interiores para adaptarse a los tiempos, incorporando edificios anexos como el Café Español y trasladando algunos servicios a otros, como el de la calle Quintana.

 


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